Con la llegada del invierno, los días se acortan y la luz se hace cada vez más rasante. Este fenómeno cobra mayor fuerza a medida que aumenta la latitud y es por esto que en la Patagonia el día dura escasas horas y el sol ilumina suavemente desde el norte.

Fotografiar la estepa nevada en esta época es realmente alucinante. Bajo el cielo patagónico se dibuja un paisaje de escasos elementos, en que luces y líneas describen un escenario mágico.

Camino a Puerto Natales, cuando las estribaciones andinas se alejan hacia el poniente, la geografía se hace más llana y  la vista se pierde en la estepa infinita.

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