La bicicleta en África: mucho más que un medio de transporte

Somos cuatro amigos de Chile y Argentina que viajamos durante un año en bicicleta por África del Sur, llevamos equipos de fotografía, video y audio para registrar, logrando captar escenas maravillosas que describen tanto el continente como nuestra aventura.

Imaginen el álbum de fotografías de personas que todos los días despiertan en un lugar distinto… Muchas rarezas, paisajes, vestuarios, extrañas tradiciones, animales, insectos, etcétera. Como fanáticos de la bici, queremos compartir con ustedes una selección de retratos del mundo de las bicicletas en África además de nuestras impresiones ante tales curiosidades a lo largo de esta aventura por siete países. Cómo las usan, para qué, por dónde y quiénes, porque realmente es muy distinto a lo que estamos acostumbrados a ver.

Comenzaremos por Namibia, el segundo país que conocimos pedaleando luego de Sudáfrica. Ahí nos cruzamos con varios viajeros en bici –pedaleros– y con cada uno de ellos, en conversaciones a un lado de la ruta, intercambiamos experiencias, lugares que visitar, tiempos de pedaleo, calidad del camino, precios, entre otros. Sólo observando sus bicicletas y equipaje aprendimos muchos tips y conocimos tecnologías y modos distintos de hacer este tipo de viaje. Todos ellos usaban modelos de bicicletas similares: mountain bike e híbridas modernas, con rodado entre 27,5 y 29, distribuían el peso con alforjas traseras y delanteras de tamaño mediano, además de un bolso delantero soportado por el manubrio. Vimos también cómo, al igual que nosotros, aprovechaban la mayor cantidad de huecos del marco de la bicicleta, teniendo a mano un mapa, celular y herramientas.

Namibia es un país amigable de pedalear y con buena oferta turística, pero al mismo tiempo  desafiante por los largos tramos desérticos y desolados en un clima extremo donde casi no hay sombra por muchos kilómetros… se corre un gran riesgo si no se está preparado. Son caminos que deben ser planificados para no tener problemas con el abastecimiento de comida y agua, en oportunidades cada uno de nosotros cargó entre 10 y 15 litros de agua que por supuesto fue usada solo para lo necesario (beber, cocinar y lavarnos los dientes). Aprendimos a valorar cosas como lavarnos la cara en la mañana, que sinceramente no pasaba en varios días.

Paralelo a esta estructura planificada, los pedaleros están abiertos a lo que el camino entrega, viviendo un presente sano y aventurero que te lleva, quieras o no, a tomar decisiones que muchas veces cambian tu plan inicial. Ellos llevan lo esencial para sobrevivir y saben de mecánica para mantener las bicicletas en buenas condiciones, se necesita ser práctico y simple ya que todo el peso tienes que moverlo contigo siempre. ¡La bici es tu casa! Y no debe ser muy pesada porque sin duda la energía corporal es lo primero a cuidar, si no el viaje puede llegar a su fin.

En Kasane, ciudad fronteriza de Botswana, apareció el típico modelo de bici Inglesa antigua, utilizada desde antes de los años 20 con freno de varilla, fierro pesado y dínamo. Sorprendentemente, y en opuesto al resto del mundo, en África se sigue fabricando, siendo el modelo más utilizado. En este lugar es un transporte urbano. Nuestro amigo rastafari Mambo, artista y comerciante usa su bici para trabajar y visitar a sus amigos.

Es un clásico de Zimbabwe, Malawi, Mozambique y Tanzania; el mismo modelo pero con varias personas en una bicicleta como padres con sus hijos o amigos. Sin embargo lo que más nos impresionó es el uso como monta cargas: a veces son decenas de cañas de azúcar o más de cuatro sacos grandes de carbón, muchísima leña ¡y hasta gallinas! Las bicicletas resisten todo, incluso algunos le agregan extensiones de fierro, madera o lo que sea para sujetar la carga y recorrer largas distancias. Sumémosle a esto que no siempre los caminos son amigables y muchas veces deben caminar con la bicicleta al lado por ir en subida. Incluso vimos cómo cruzaban ríos en canoa con las bicis y la carga para llevar provisiones a lugares aislados.

A mi parecer,  una iniciativa digna de imitar son los Bicitaxis. Me emocioné al entrar a Quelimane, a pocos kilómetros de la costa de Mozambique, y ver sus calles repletas de bicicletas con sillín trasero y pedalines para pasajeros, además de su número de contacto en la parte posterior. Ahí pedalear es un trabajo libre, sociable y necesario, definitivamente el transporte público por excelencia que permite movilizarse diariamente a una ciudad completa.

Quisimos vivir la experiencia subiendo a uno y notamos que son respetados por los autos, tienen buena convivencia entre ellos y que las calles están equipadas para su circulación y reparación. En cada cuadra hay una “Oficina”, nombre que le dan a pequeñas estaciones de servicio donde con lo básico pueden solucionar problemas técnicos, como servicio de parches, inflado y repuestos.

Quelimane es conocida como la capital de las bicicletas y lo comprobamos al llegar justo para la carrera oficial de 30 km exclusiva para Bicitaxis. Vimos cientos de ciclistas de todas las edades tomando muy enserio el desafío y una ciudad completa festejando para ver la llegada.

En este evento participó nuestro amigo Abdul, ciclista discapacitado que perdió parte de una pierna en un accidente. Nos alojó en su casa y nos dio una interesante entrevista sobre su experiencia en inclusión, ya que ayuda a personas con impedimentos físicos a integrarse en la sociedad. “Me acerqué al mundo de las bicicletas por mi discapacidad, un triciclo manual era la única forma de moverme y con el tiempo descubrí que podía ser mucho más, hoy en día compito en carreras largas y viajo en bicicleta fuera de la ciudad con un grupo de amigos ciclistas con quienes no hay diferencia alguna”, nos comentó Abdul. Junto a él y sus amigos fuimos pedaleando a Zalala, playa a 30 km de Quelimane.

El Bicitaxi se mantiene en Malawi y Tanzania pero con mayor dedicación de diseño, colores, luces, pelos, de todo para llamar la atención. También es una forma de callejear. Los vemos como un grupo más unido que competitivo, pasan días completos cerca de los mercados conversando y riendo mientras esperan pasajeros.

Los Bicitaxi no contaminan ni auditiva ni ambientalmente, tampoco utilizan combustible por lo que son un transporte barato para el pasajero y rentable para el taxista y por supuesto mantiene en buen estado físico al conductor, lo que por consecuencia es un beneficio mental y espiritual.

Otro tema importante de tocar es la creatividad que tienen para crear con desechos: en todo nuestro recorrido vimos cómo aprovechaban el caucho usado para parchar cámaras, fabricar pastillas de frenos, atar, forrar sillines, etcétera. Es un pueblo que con poco logra solucionar varias problemáticas.

Así aprendimos mucho sobre este objeto que nos mueve y lo admiramos cada día más por la versatilidad y libertad que regala al ser humano. Ya al haber terminado nuestra travesía, miramos hacia atrás y no terminamos de asimilar lo vivido en 9.000 km desde el sur hasta el centro de un continente que tiene mucho que contar y que sembró en nosotros la semilla del viaje.  Sabemos que este es el principio de muchos otros viajes por el mundo.

Actualmente nos encontramos en proceso de post producción de la serie documental “A Pedales África” que esperamos transmitir tanto por canales de nuestros países Chile y Argentina como también en el extranjero. La serie la filmamos nosotros mismos sin ser periodistas ni cineastas, los 9.000 km los pedaleamos sin ser deportistas ni súper héroes. Cualquiera puede hacerlo. Invitamos a todos a cumplir sus sueños sin miedo ni expectativas sino con mucha voluntad y optimismo.

Seguiremos compartiendo fotografías, videos e impresiones como éstas en nuestras redes sociales y sitio web. ¡Síganos!