Entre plumas y contrastes: fotografiando aves en Torres del Paine invernal
Nuestro colaborador, el fotógrafo Benjamín Valenzuela, nos comparte una galería de su última visita al Parque Nacional Torres del Paine, en pleno invierno. Las fotos se enfocan en distintos encuentros con la avifauna local, en medio de un nevado paisaje y la tranquilidad del momento. Acá nos comparte su trabajo y nos cuenta sobre algunos de sus encuentros, así como qué es lo que lo motivó a retratar aves en este lugar.
Era el primer día. Benjamín Valenzuela caminaba, rodeado de un paisaje blanco de invierno en el Parque Nacional Torres del Paine (Región de Magallanes). En medio de la tranquilidad del entorno que lo rodeaba, él venía junto a un guía, ya terminando el tour que les había tomado toda la mañana. De pronto, ambos alzaron la vista: en las nevadas hojas que estaban frente a ellos había un nuco (Asio flammeus).
Esta ave de penetrante mirada giraba su cabeza en más de 90° grados y Benjamín la fotografiaba, mientras el guía local le decía que no era normal ver nucos en esta parte en invierno. Y como este, tuvo otros encuentros con diferentes aves. Cada uno para él fue una experiencia porque no se los esperaba. Todos esos resultados los comparte en esta galería fotográfica.
– ¿Por qué decidiste dar un espacio para retratar aves en tu viaje?
-El tema de la fotografía de aves me parece particular. Como fotógrafo trato de mostrar lo común y corriente, o lo que pasa inadvertido en la vida diaria, haciéndolo más extraordinario, mostrándolo más de cerca a las personas para que puedan entender qué es lo que nos rodea. Entonces, es mostrar lo común y transformarlo en extraordinario. Siento que eso se puede hacer bien con las aves.
– ¿Qué fue lo que más te llamó la atención de las aves en un invernal Torres del Paine?
– Lo que más me llamó la atención que la verdad yo esperaba encontrar menos aves. Tenía muy bajas expectativas por ser invierno. Por lo general las aves migran donde hay más calor y la verdad es que me llevé una tremenda sorpresa. Eso es impagable. Vi mucha fauna, yo creo que puede ser también porque en invierno no mucha gente entra al parque, en comparación con el verano.
– ¿Hay algún encuentro que guardaste en tu recuerdo?
– Uno que si o sí guardé en mi cabeza fue que, saliendo del parque, me encontré con un carancho que estaba alimentándose de una liebre al lado del camino, justo fuera de la portería de Laguna Amarga. La liebre estaba fresca, yo me imagino que la atropelló un auto. Pude retratar hartos detalles de eso. También, cuando me estaba yendo a Natales, en el camino, había caranchos comiéndose un ñandú y yo nunca había visto un ave comerse a otra. Es loco pensar que esas cosas pasan en la naturaleza.
– ¿Qué te gustó más de estos encuentros?
-Yo creo que lo que más me gustó fue la cantidad de fauna que pude ver, tuve mucha suerte a diferencia de otras personas. Estoy eternamente agradecido por la oportunidad que tuve, por lo menos por ese punto de vista.
– ¿Qué dificultades tuviste para tomar estas fotografías?
-Los primeros días no hubo días muy bonitos, había una niebla super densa que cubría todo y eso dificultaba un poco la visión. Cuando se puso más soleado no tuvimos muchos problemas. Por otro lado, la fauna no se asusta tan fácilmente, entonces nos podíamos acercar, siempre a una distancia prudente.
– ¿Qué es lo que vemos, según tus palabras, en esta galería? ¿Qué mensaje te gustaría entregar sobre estas fotos que nos compartes?
-Yo en esta galería veo esperanza y responsabilidad o conciencia. Yo creo que, si le damos espacio a la naturaleza, siempre bajo la protección y respeto correspondiente, podemos observar cosas maravillosas y que nos sorprenden todos los días.