El Parque Nacional Pan de Azúcar fue creado el 7 de octubre de 1985, posee una superficie total de 43.754 hectáreas – 11.790 en la Región de Antofagasta y las restantes 31.964 en la Región de Atacama– y, desde su creación, ha significado una de las principales áreas de protección a la flora y fauna propias de la localidad.

Sin embargo, como método de mejoramiento de los caminos secundarios, hace un tiempo se dio a conocer un proyecto que busca unir, mediante una ruta costera, las comunas de Taltal y Chañaral con el resto del país. Su construcción significaría atravesar el Parque Nacional Pan de Azúcar.

La llamada Ruta 1  se trataría de un trayecto que pasaría por la costa que se encuentra en el parque nacional conectando su límite norte a través de Las Collajas con la caleta Pan de Azúcar, y atravesaría el parque por cerca de 30 kilómetros de costa. El proyecto de esta carretera ha generado varias opiniones divididas entre quienes lo ven como un camino para el desarrollo de las localidades y su conectividad con el resto del país, y quienes apuestan por la conservación del entorno para proteger la biodiversidad del lugar y no exponerse a situaciones que aumentarían la vulnerabilidad de la flora y fauna local.

Los impactos que podría traer el proyecto

®Romina Bevilacqua
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Desde su creación, el Parque Nacional Pan de Azúcar ha tenido como objetivo proteger y conservar especies asociadas principalmente a la formación vegetacional del desierto estepario de la Sierra de Vicuña Mackenna y el desierto costero de Taltal. Constituyéndose como el único parque nacional en Chile que protege estas singulares formaciones.

El sector reúne especies representativas de ecosistemas marítimos y terrestres albergando a 192 especies nativas, que representan el 19,6% de todas las especies nativas de la Región de Atacama, siendo 146 de ellas endémicas de Chile –es decir sólo se pueden encontrar en nuestro país–.

Dentro de las especies más emblemáticas del parque están las colonias de pingüinos de Humboldt en la isla Pan de Azúcar, los reconocidos lobos marinos que cubren los roqueríos costeros, y poblaciones de guanacos que se alimentan de la vegetación propia de los lugares desérticos adaptados a la falta de agua.

Estos últimos, forman parte de las especies que más podrían verse afectadas con la construcción de la carretera, junto con el zorro chilla o gris –una de las 3 especies de zorro que habita en Chile y que se puede encontrar en estas planicies desérticas del norte de nuestro país–.

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Según el último censo realizado en el parque, hoy no serían más de 80 guanacos los que habitan esta área protegida ®Romina Bevilacqua

Una de las principales amenazas de la ruta costera es el tráfico, que aumenten los números de atropellos”, asegura a Ladera Sur José Luis Gutiérrez, guardaparque y administrador del Parque Nacional Pan de Azúcar. Gutierrez da como ejemplo el caso del Parque Nacional Llanos del Challe, otra área protegida en la región, por cuyo territorio pasa la carretera costera c470 donde constantemente ocurren casos de atropellos de especies como guanacos, zorros, gatos colo colo y reptiles,  y que refleja lo que tanto temen los guardaparques de Pan de Azúcar si se llegara a construir la Ruta 1. “Cuando hablas de los impactos también hay que pensar en los pequeños lagartos o roedores a los que, si les haces un camino, le haces dos países diferentes y eso se denomina como una fragmentación del hábitat de distintas especies”, agrega. También destaca que en la quebrada Esmeralda, en el límite norte del parque y por donde pasaría la carretera, se encuentra una población de Copiapoa esmeraldana – una especie de cactus endémico de las regiones Atacama y Antofagasta, calificado como en estado vulnerable–.

®Romina Bevilacqua
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Pero para Gutierrez más allá de los impactos directos que podría tener la construcción de esta ruta en la flora y fauna, están también las amenazas indirectas. Entre ellas destacan, por ejemplo, la contaminación lumínica que generaría este proyecto y que podría afectar a otro objeto de conservación como lo es el yunco –un ave altamente sensible a la iluminación–, o el aumento de la presencia de perros asilvestrados que atacan a la fauna local. «En este momento el punto de ingreso de perros al parque está relacionado precisamente a la Ruta 5. Los caminos son una amenaza en sí por la operación, pero son también una vía de ingreso de nuevas amenazas y de potenciación de otras amenazas», asegura.  El guardaparque cuenta que instalaron cámaras trampa para monitorear y que los puntos donde se detectó un mayor número de perros fotografiados, son los que están asociados a la carretera Ruta 5 – ya que personas les dejan comida a perros vagos en puntos de descanso de la carretera, o derechamente los abandonan ahí–.

Asimismo, el Director Regional de CONAF, Héctor Soto, informó  que la construcción de la ruta también tendría un gran impacto visual dentro del parque e intervendría los principales miradores del lugar: “La tranquilidad de los miradores sin duda no sería la misma (…) se va a cruzar una carretera en un entorno natural y es un componente que perjudica a quien visite el lugar”. Frente a esto, Gutiérrez advirtió que el ruido que se generaría durante la construcción de esta carretera, también podría afectar a la fauna local como guanacos –quienes se alimentan y reproducen en el sector de los acantilados–, quienes podrían migrar a otras zonas.

®Romina Bevilacqua
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La noticia también ha consternado a la comunidad de pescadores, quienes han mostrado su preocupación por el daño que podría causar una ruta costera en el sector playero. Fabián Gutierrez (37), pescador de Chañaral quien hace más de 20 años también comenzó a hacer paseos en bote hacia la isla Pan de Azúcar, comenta: “Somos un sindicato de 30 y junto con los dirigentes y la Conaf estamos tirando nuestra bandera de guerra contra la Ruta 1. Casi todo el pueblo de Chañaral está contra la ruta”.  Dentro de los principales detractores que destaca Fabián para la construcción de esta carretera costera se encuentran los impactos sobre la flora y fauna, además de la vulnerabilidad a la que se verían enfrentadas actividades como la recolección de productos del mar y el turismo de avistamiento de fauna en la zona. “Sería un daño súper grande para el parque. Tenemos especies endémicas, guanacos, pingüinos… y al haber una carretera en este sector se poblaría de gente no deseada  que viene a hacer daño o vienen con sus lanchas rápidas, kayak y nos afectaría demasiado a nosotros. Tú viste el recorrido (en bote) es súper tranquilo para los animales, estuvimos a varios metros”, dice y agrega: “Nosotros estamos con un área de manejo de 9 km protegidos hace 10 años. También nos afectaría demasiado, por los robos de los productos, de los erizos, los locos que tenemos en ese lugar”.

El alcalde de Chañaral, Raúl Salas, especificó en una mesa de diálogo realizada junto con miembros de la CONAF y consejeros regionales, que se debiera apostar por la conservación de los espacios y proteger la rica biodiversidad que entrega la zona: “Creemos que nuestros planes de desarrollo para el parque no tienen relación con la instalación de la carretera, la cual generaría problemas para las especies, tanto de la flora como la fauna que viven aquí y que ya se encuentran en situación de vulnerabilidad importante” .

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Por su parte el alcalde de Taltal, Sergio Orellana, defiende la construcción de la ruta costera destacando que la conectividad beneficiaría a los miembros de las comunidades. “Mientras nos podamos conectar todos aquí, ser un país más unido, hay trabajar para que sea así. Existen personas de nuestra comunidad que tienen que ir a trabajar muy lejos y si nosotros les entregamos una mejor carretera le concedemos una salida a una mejor economía. Tenemos que buscar opciones que permitan  construir un país diferente. Hay muchas cosas hoy en día  que están en manos de la conectividad”, comentó.

Dentro del proyecto existían 3 posibles trazados entre los cuales dos postulaban pasar por los terrenos del parque nacional y una tercera opción lo haría por los límites de este, pero de acuerdo a Héctor Soto, esta última no era viable debido a que se construiría por una zona de muchas curvas lo que generaría varios accidentes. Además el trazado por Pan de Azúcar tenía un costo menor.

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®Antonia Del Río

Actualmente el proyecto se encuentra en primera instancia o en etapa de prefactibilidad técnica. El estudio de ingeniería se encuentra terminado y están a la espera de gestiones como la Evaluación de Impacto Ambiental, la cual analizaría los posibles impactos que pueda generar su construcción y si cumple con las condiciones para su ejecución.

Tal como explican desde la Dirección de Vialidad del Ministerio de Obras Públicas «Para su construcción, se ha decidido separar la ejecución del proyecto en dos tramos: el primero abarca desde el kilómetro cero de la Ruta C-120 (Chañaral), hasta el kilómetro 18 del mismo camino. El segundo, aborda el circuito de rutas ubicadas al interior del Parque Nacional Pan de Azúcar, con un total de 39 kilómetros». De acuerdo a las proyecciones, la construcción del primer tramo podría comenzar en 2021. Una vez terminados dichos trabajos, se iniciarían las obras del segundo tramo –esto una vez que se realice el estudio de impacto ambiental–.

Hoy existe una petición dirigida a las autoridades del Ministerio del Medio Ambiente para que no se lleve a cabo la construcción de la carretera costera por el parque que ya cuenta con más de 250.000 firmas y se espera a que lleguen a 300.000.  “Como en todos los proyectos, en la medida que la sociedad se involucre, hay una posibilidad de frenar esta amenaza”, dice al respecto José Luis Gutiérrez.

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