Aunque los humedales solo cubren alrededor de 12 millones de km² en el planeta, proporcionan el 40% de los beneficios o servicios ecosistémicos claves para la vida humana y la biodiversidad. Pese a esta mayúscula contribución, se estima que se ha perdido el 87% de estos ecosistemas a nivel mundial por factores como la expansión urbana. Naturalmente, Chile no ha sido la excepción.

Humedal Río Maipo ©️Fundación Cosmos
©️Fundación Cosmos

Por ello no es de extrañar la amplia expectativa reinante el pasado 23 de julio, día en el que culminaba el plazo – estipulado por la legislación – para votar por el reglamento de la nueva Ley de Humedales Urbanos, la cual fue promulgada en enero de este año. Esta es la primera iniciativa legal que permite proteger estos ecosistemas altamente degradados y amenazados en el país, y para entrar definitivamente en vigencia, requiere de un reglamento que fue confeccionado por el Ministerio de Medio Ambiente, basándose en una serie de criterios mínimos de sustentabilidad que fueron trabajados, analizados y validados en un inédito proceso de participación ciudadana que involucró a más de mil personas.

Sin embargo, llegado el día, el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad y el Cambio Climático dilató la votación del reglamento, debido a las observaciones de algunos jefes de carteras, los cuales decidieron reunirse el próximo 30 de julio. De esa manera, el que se esperaba fuera un día histórico no fue tal. Aunque distintos sectores de la sociedad participaron en las recomendaciones para el reglamento, éste recién se conocería el 23 de julio, pero las reticencias frente al documento por parte de algunos ministerios despertaron la preocupación de diversos involucrados, quienes temen que se realicen modificaciones que alteren la esencia con la cual esta iniciativa fue concebida.

“Es probable que tenga que ver con este viejo pensamiento de que la conservación va en contra del progreso económico. Esta ley instala un nuevo paradigma, porque se enfoca en el ecosistema, no en las amenazas, sin importar donde esté ese ecosistema, entonces, es una ley bien moderna, porque así es como deben ser las leyes de protección ambiental. Eso puede generar ciertas dudas, más los resquemores clásicos de algunos que creen que más conservación de la naturaleza significa un frenazo para el desarrollo. Pero no es así. El progreso económico de Chile y de cualquier parte del mundo se relaciona estrechamente con el uso del agua, y el agua está en los humedales. Tener humedales va a generar mayor cantidad y mejor calidad del agua, entre muchas otras cosas, por lo tanto, está atado estrechamente con el progreso”, asegura Ignacio Rodríguez, director ejecutivo del Centro de Humedales Río Cruces de la Universidad Austral de Chile.

Cisne en humedal ©Jorge Tomasevic
©Jorge Tomasevic

Para hacerse una idea, la elaboración de las recomendaciones y criterios fue liderada por el Centro de Humedales Río Cruces junto a un equipo multidisciplinario, y con enfoque de género, compuesto por profesionales del Centro de Derecho y Gestión de Aguas UC y la consultora GeoAdaptive. Este trabajo fue validado, a su vez, por distintos grupos – desde la Región de Arica y Parinacota hasta Magallanes – involucrando a más de 1.000 personas entre profesionales, científicos, investigadores, organizaciones sociales y empresas privadas.

Por ello existía una alta expectativa, pues muchos aseguran que es urgente y apremiante echar a andar esta ley, más aún en un contexto nacional y global de múltiples crisis.

Así lo expresa la académica del Instituto de Geografía UC y directora del Observatorio de la Costa, Carolina Martínez, para quien “es lamentable la postergación, dada la actual crisis climática, que se manifiesta, además, como una cadena de otras crisis, entre ellas la hídrica y la actual pandemia, las cuales tienen también causas arraigadas en la desprotección de la naturaleza”.

Humedal río Maipo ©Diego Luna Quevedo | RHRAP
Humedal costero río Maipo ©Diego Luna Quevedo | RHRAP

Martínez, quien también se desempeña como investigadora del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN), añade que “el no proteger estos ambientes tan valiosos para la sostenibilidad urbana atenta contra todo lo que hemos estado avanzando en los últimos años sobre conciencia ambiental y modelos de ecodesarrollo. El no contar con esta Ley deja expuestos a los humedales a seguir siendo destruidos por actividades disfuncionales, en especial los proyectos inmobiliarios que desecan y construyen sobre ellos, con la consiguiente pérdida en servicios ecosistémicos y valor natural o patrimonial. En especial los humedales costeros son, en estos momentos, ambientes críticos de conservación debido al cambio climático. Ellos protegen la vida humana ya que mitigan los efectos de amenazas naturales y eventos extremos”.

La inquietud es tanta, que al menos 79 organizaciones, autoridades, dirigentes y personas naturales emitieron una carta abierta al Consejo de Ministros, publicada en diversas plataformas como la página de Fundación Cosmos, emplazando a los jefes de las distintas carteras a ratificar el reglamento y a no dilatar más el pronunciamiento.

A esto se suman otras instituciones, organizaciones comunitarias y personas, que se manifiestan a través de hashtags como #QueremosReglamento, a favor de una hoja de ruta “verde” para la pronta entrada en vigor de la ley.

En palabras de Rodríguez, “la sociedad está pidiendo que se apruebe este reglamento”.

Una labor maratónica en tiempos de crisis

Nunca está de más recordar la crítica relevancia de los humedales, los cuales proporcionan un sinnúmero de beneficios – o “servicios ecosistémicos” – como el abastecimiento de agua dulce, alimentos y hábitats para un amplio abanico de especies, además de controlar y mitigar los impactos de la crisis climática y de eventos naturales extremos, como los desbordes marinos por marejadas y tsunamis.

El director ejecutivo del Centro de Humedales remarca que “al menos, el 40% de todos los bienes y servicios que entrega la naturaleza la entregan los humedales, es casi la mitad de todo lo que necesitamos para sobrevivir”.

Relleno en humedal Rocuant Andalién ©CODEFF
Relleno en humedal Rocuant Andalién ©CODEFF

Pese a ello, han sido fuertemente degradados. La explotación ilegal de sus componentes, las especies exóticas, la extracción de áridos y agua, la basura, el turismo no regulado, la minería, la expansión inmobiliaria y vial, y el tránsito de vehículos motorizados son algunas de las presiones y amenazas que enfrentan a lo largo de todo el país. Claramente, varía de acuerdo con la zona geográfica en la que se emplace.

De hecho, el origen a Ley de Humedales Urbanos se remonta al año 2017, debido a la preocupación de los vecinos del sector Parque Krahmer, en la Región de Los Ríos, por un proyecto inmobiliario que amenazaba al humedal de la zona. Posteriormente, la iniciativa legislativa fue impulsada por el senador Alfonso de Urresti, quien representa a la misma región, junto a otros actores.

El logro de esta iniciativa ya es historia conocida.

Luego de la promulgación de la Ley de Humedales Urbanos, en lo que fue calificado como un triunfo ciudadano, prosiguió la elaboración de las recomendaciones para el reglamento, por mandato del Ministerio de Medio Ambiente a través del proyecto GEF Humedales Costeros.

El proceso – que duró alrededor de cuatro meses y medio – contempló la evaluación de normativas nacionales e internacionales, revisión bibliográfica, encuestas, talleres, entre otras labores, con el fin de validar los criterios con expertos, ya sean de la academia y servicios públicos. Además, la contribución de la ciudadanía fue esencial, en especial porque fue desde ahí donde se ejerció presión para que esta ley viera la luz.

Como es de esperarse, los embates de la pandemia forzaron la realización de las actividades de forma remota y virtual.

“En los talleres quedó super evidente que la dimensión social, cultural y política es muy importante para poder de proteger de forma efectiva estos ecosistemas”, relata Marcela Márquez, integrante de la Sociedad Chilena de Socioecología y Etnoecología (SOSOET Chile) e investigadora del Centro de Humedales Río Cruces, quien organizó y coordinó actividades como los talleres.

Aves de humedal ©Jorge Tomasevic
©Jorge Tomasevic

Y es que la científica, quien trabaja en la dimensión humana de la conservación, subraya que el resguardo de los humedales no puede abordarse solo desde los aspectos biológicos y ecológicos. De hecho, los participantes mostraron su interés en abordar las amenazas, desafíos, brechas y oportunidades en esta materia, desde el punto de vista de la educación, gobernanza y participación ciudadana.

Márquez detalla que en las distintas actividades “se repetía mucho la gobernanza, la importancia de que las instituciones y distintos actores que tienen que ver con gestión de humedales colaboraran, se coordinaran, tomaran acciones en conjunto, entonces, cómo se toman las decisiones y cómo se involucran los actores es fundamental”.

“Muchos destacaban el turismo y recreación. Para las comunidades indígenas está el valor de los menokos, por ejemplo, en la Región de La Araucanía, donde los humedales tienen plantas medicinales que son fundamentales para las comunidades. Lo otro que se destacó bastante es la mitigación de tsunamis que realizan estos ecosistemas, protegiendo a las personas en las ciudades, eso es super importante”, agrega Márquez.

Barrera para mitigación de inundaciones y desbordes marinos ©Didier Rousset 1
Humedal Rocuant-Andalién ha amortiguado varios tsunamis ©Didier Rousset

De esa forma, el proceso cuajó en la propuesta de criterios, “basados en principios que son fundamentales para conservar humedales, como la conectividad hidrológica, el manejo integrado de cuencas, y estrategias de gobernanza, de cómo el socio-ecosistema debe ser visto como uno solo, no solo desde el punto de vista biológico y ecológico, sino también con la sociedad, vecinos o grupos humanos cerca de los humedales, que son claves para protegerlos. Incluyen también la educación ambiental, los principios de justicia ambiental, con la participación efectiva y equidad de género”, ejemplifica Rodríguez.

Además, las múltiples visiones, ideas y propuestas surgidas en el proceso dieron cuenta del enorme valor de estos ecosistemas para el espacio público, ya que contribuyen significativamente a mejorar la salud física y mental de las personas que viven en ciudades. También son verdaderas aulas vivas, aseguran, como escuelas al aire libre donde se genera aprendizaje, ciencia y conocimiento. Los humedales también se asocian con diferentes tipos de saberes, pasando desde el conocimiento de los pueblos originarios al generado en establecimientos convencionales como la universidad.

Por eso la investigadora de CIGIDEN recalca que “los humedales son ambientes básicos y esenciales para el desarrollo humano, son lugares valorados según distintas cosmovisiones de nuestros pueblos originarios, son enclaves de hábitat críticos, proveen de recursos naturales y mitigan amenazas naturales, por lo tanto, reducen el riesgo de desastres. Conservarlos representa una oportunidad de cambio respecto a nuestras costumbres y modelo de desarrollo sustentado en el extractivismo y en uso irracional de los recursos naturales, dejar de considerarlos materias primas para incorporarlos al ecodesarrollo, respetando sus ciclos de vida e insertándose en una nueva ética, donde el respeto y la valoración de la naturaleza va de la mano con el desarrollo económico y no al servicio de este, como lo hemos estado haciendo hasta ahora”.

Ave conocida como perrito ©Paula Díaz Levi
Perrito ©Paula Díaz Levi

Lo que se viene

Aunque los beneficios proporcionados por los humedales suenen de Perogrullo, lo cierto es que no siempre han sido considerados en la toma de decisiones. Esto cobra especial interés en un contexto de crisis socioambiental global, con fenómenos como la emergencia climática y la sequía, donde los humedales son claves para la adaptación y mitigación.

“Cuando se trata de la sequía, se habla de embalse. Cuando se habla de las inundaciones por la lluvia, se piensa en colectores. Siempre se habla de la infraestructura gris. Los humedales entregan todo eso: planta de tratamiento, colección de aguas lluvias, aula viva, recreación, naturaleza, todo en un mismo sitio y paquete. ¿Y cuánto cuesta instalarlo? Cero. Está instalado. Es impresionante el cambio de paradigma que necesitamos para entender el valor, incluso está valorado en plata. Poniéndolo en dinero, los humedales son los sistemas lejos más valiosos que existen en la naturaleza”.

El aplazamiento de la aprobación del reglamento encendió las alarmas y con ello el temor de que impere una visión economicista que sepulte el espíritu de la propuesta colectiva. “El crecimiento económico no puede ser el único norte, sino que tenemos que empezar a pensar otras formas de futuro más justas y sostenibles”, asevera Márquez.

Humedal ©Jorge Tomasevic
©Jorge Tomasevic

Por ello, este jueves los ojos estarán posados en el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad, el cual es presidido por la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, e integrado por los ministros de Agricultura, de Hacienda, de Salud, de Economía, Fomento y Reconstrucción, de Energía, de Obras Públicas, de Vivienda y Urbanismo, de Transportes y Telecomunicaciones, de Minería y Planificación.

“Solo hay una expectativa y es que el reglamento se apruebe, ya que este ha sido respaldado y socializado por especialistas y las comunidades. La Ley de Humedales Urbanos es de las leyes de las que Chile debe enorgullecerse por el tremendo proceso participativo que tuvo, porque ha surgido desde las comunidades, ha sido sustentada en ciencia y representa una medida concreta para la adaptación al cambio climático. Por ello queremos reglamento”, destaca la directora del Observatorio de la Costa.

Por su parte, Rodríguez valoró la labor de la ciudadanía y del Ministerio del Medio Ambiente, y señaló que “esperaría que se incorporaran los criterios que hemos propuesto de manera colectiva. Esperamos que los ministros de cada uno de los ministerios entiendan que esta es una decisión importante para el progreso del país, porque necesitamos cuidar los sistemas que nos entregan agua limpia y de calidad. Si no podemos conservar eso, estamos atentando contra el progreso mismo que tanto se pone por delante en nuestro país. Además, los humedales nos dan la oportunidad de fomentar un desarrollo más integral de la sociedad, mucho más cercano a lo que se necesita”.

“Por la pandemia se ha hablado mucho de la reactivación sustentable. Bueno, aquí hay una oportunidad, lista, concreta, que hay que votarla el jueves, y generar un nuevo escenario para la conservación de la naturaleza y los recursos hídricos”, concluye.

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