Es extraño imaginar cómo un gran desagüe y una antigua y casi deshabitada caleta pueden tener una mínima cuota de atracción hacia el turismo. Lo cierto es que aún no es boom en visitas, pero sí son una atracción de por sí, donde serenidad e historia armonizan a la perfección y todo está reunido en un mismo lugar llamado Camarones.

A 170 kilómetros al sur de Arica aproximadamente, se encuentra la localidad rural de Camarones, cuyos más de 1.200 habitantes, de mayoría indígena, son testigos de una historia tan rica como ambiciosa. Se trata de las momias de Chinchorro, un legado cultural que aspira a ser Patrimonio de la Humanidad, carrera en la que todos podemos ser parte. Se trata de un rito a la muerte llevada por los Chinchorros, nativos del sur de Perú y el norte de Chile, asentados 5.000 años a.c. Hoy su herencia es palpable y las momias se pueden visitar. En este link encontrarás el artículo de Florencia Aninat acerca de este desconocido patrimonio.

En el valle de Camarones y al interior de la quebrada de Camarones también se encuentra otro gran legado histórico: geoglifos y petroglifos de antiguas culturas de las fases Cabuza y Maytas-Chiribaya. Algunas de las áreas en las que se pueden encontrar estos dibujos rupestres son Cochiza, Conanoxa, Huancarane, el valle de Codpa y Taltape. En este último, además de las grandes piedras grabadas con figuras de animales como serpientes y otros reptiles y hombres, lamentablemente sólo quedan algunas piedras para moler maíz o colpas, escasos restos de casas y algunas bodegas subterráneas de almacenaje de grano ya que los «huaqueros» –saqueadores de yacimientos arqueológicos– han destruido y saqueado estos vestigios de antiguos asentamientos Cabuza.

Este escenario paradisíaco se encuentra en Pachica, un pueblo ubicado a 41 kilómetros de Camarones. Echa un vistazo.

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