Y frente al mar, las momias chinchorro
Hoy, nuestra colaboradora Florencia Aninat nos cuenta sobre los Chinchorro, una cultura milenaria que habitaba en norte de Chile. Aquí toda la información.
Miles de años atrás, mucho antes que existieran los pueblos y ciudades del norte de Chile y sur del Perú, y muchos siglos antes del imperio de los Incas, existió un grupo de pescadores en la costa árida del desierto de Atacama. Eran los Chinchorro, nombre que recibieron posteriormente debido a la playa homónima donde el estudioso alemán Max Uhle, pionero en la arqueología de la zona encontró en 1917 las primeras momias.
Estos pescadores tempranos habitaron la costa desértica desde Ilo en el sur del Perú, hasta Antofagasta en el norte de Chile cubriendo una distancia de 900 km aprox. Hoy en día esta zona es bastante árida, pero se cree que antiguamente el afloramiento de aguas subterráneas habría facilitado la vida. Estos “aborígenes de Arica”, como los llamó en un primer momento Uhle, se adaptaron a la vida en el desierto al mismo tiempo que aprendían cómo extraer alimentos del océano de la que solía ser una costa pantanosa donde abundaban plantas, aves y animales. “Su tecnología era simple, pero notablemente eficaz y se mantuvo casi sin variaciones por miles de años. Fabricaban anzuelos de conchas marinas para atraer a los peces con el destello de la madreperla, hacían sedales de fibras vegetales y los reforzaban con cabellos humanos o pelos de animales y pulían piedras hasta obtener la forma de un pequeño cigarrillo para usarlos como plomadas. Extraían juncos de los pantanos para torcerlos y entrelazarlos, y con ellos fabricaban cestos para recolectar alimentos o hacer cobijas para dormir o cubrir sus pequeñas viviendas”. (La Cultura Chinchorro. Las momias más antiguas del mundo. Bernardo Arriaza. Universitaria. 2003. P. 31)
De estatura baja, en promedio los hombres medían 162 cm y las mujeres 160 cm; robustos y atléticos, solían andar desnudos o apenas con un taparrabo o faldellín hecho de fibras vegetales. Nunca desarrollaron la cerámica, ni la metalurgia ni los textiles, ejemplos que se asocian a culturas sociopolíticamente más desarrolladas pero crearon un culto a la muerte que alcanzaba los niveles de sociedades tecnológicamente más complejas.
Por miles de años practicaron una sofisticada forma de momificación intencional, la que junto con ser la más antigua conocida en el mundo es una de las más complejas, tanto desde el significado cultural y simbólico que pudieron haber tenido como desde su elaboración. Este fenómeno cultural, local y costero, se desarrolló en el área de Arica – Camarones.
Estudios del Museo Nacional de Historia Natural afirman que los Chinchorro comenzaron a momificar a sus muertos hacia el año 5.000 a.C. No sabemos por qué exactamente pero “las condiciones del medio ambiente que creaba momias naturales era el primer estímulo visual.” (La Cultura Chinchorro. Las momias más antiguas del mundo. Bernardo Arriaza. Universitaria. 2003. P. 121) Al mismo tiempo se cree que se vincula tanto con la intención de perpetuar la vida después de la muerte, mediante preservación del alma a través de la conservación del cuerpo, como con las necesidades de exhibición de los difuntos. De esta manera podían exhibirlos y venerarlos evitando su descomposición. Hay una intención de “comunidad” muy marcada en las prácticas de momificación intencional. Así mantenían a los parientes difuntos “vivos” como miembros activos de la familia y como interlocutores para comunicarse con lo sobrenatural: la momificación creaba un vínculo espiritual entre los vivos, los antepasados y los dioses.
La momificación artificial comenzó con la desecación intencionada de cadáveres de niños. Al parecer en sus inicios, los Chinchorro dieron especial énfasis a la preparación de los cadáveres de niños en una intención por dar a aquellos que nunca alcanzaron su potencial en esta vida, la esperanza de tener una segunda oportunidad de vivir. Sin embargo la momificación artificial pasó luego a los adultos “Los pescadores Chinchorro habrían observado cadáveres desecados naturalmente…Esta experiencia habría desencadenado un deseo por mejorar lo que la naturaleza brindaba y ellos manipularon los cadáveres para conseguir una mejor preservación que la que se podía lograr naturalmente”. (La Cultura Chinchorro. Las momias más antiguas del mundo. Bernardo Arriaza. Universitaria. 2003. P. 119)
La antropóloga Bente Bittman, una de las pioneras en los estudios Chinchorro, argumenta que las prácticas esotéricas debieron ser mucho más importantes que el aspecto económico. La gente Chinchorro parecía honrar a todos sus seres queridos por igual, hubieran contribuido materialmente a la sociedad o no. Si consideramos que en el ajuar funerario de las momias tampoco hay una marcada presencia de bienes materiales, podemos concluir que los Chinchorro pusieron poco énfasis en la cultura material y se estructuraron más bien como una sociedad igualitaria que ejerce la momificación con fines ecológicos, espirituales, comunitarios y rituales.
La elaboración de las momias era extremadamente compleja lo que implica que su manufactura no fue un trabajo de aficionados sino más bien de expertos con bastante conocimientos de anatomía y fabulosa destreza manual. Se cree que, como las habilidades se perfeccionan con el tiempo, los adultos eran los encargados de realizar la momificación. Los jóvenes, atentos ayudantes, aprendían poco a poco los secretos que mantendrían viva la tradición mortuoria de su pueblo.
Utilizaban maderos, totora, plumas, tierras de colores, materiales que les eran comunes a su hábitat, para preparar sus momias. En Arica todavía existe una pequeña playa llamada Arenillas Negras, justamente debido a que sus arenas son ricas en manganeso. Es probable que los Chinchorro hubieran obtenido de ella el manganeso necesario para pintar sus momias. Las montañas cercanas son ricas en tierras rojas, de ahí deben haber obtenido el hierro para elaborar la pintura roja.
Hacia el año 1700 a.C – 1100 a.C, dependiendo de la región, son abandonadas las prácticas de momificación arraigadas por casi 4000 años en la zona. Lo prolongado de este periodo se debe al reducido tamaño de este grupo humano. La necesidad de proteger la integridad del grupo, hace que la momificación se transforme en una tradición sólida y central para su gente. El porqué de su desaparición es desconocido, sin embargo la hipótesis más probable afirma que se debe a razones religiosas, seguramente lentamente fueron cambiando sus creencias…
En Ladera Sur queremos apoyar la causa para que la cultura Chinchorro sea Patrimonio de la Humanidad, para firmar y apoyar esta es la página: http://chinchorros.bienes.cl/
Bibliografía:
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Cultura Chinchorro Las momias más antiguas. Bernardo Arriza. Editorial Universitaria. Santiago, Chile. 2003
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Muerte, momias y ritos ancestrales: La cultura Chinchorro. Bernardo Arriaza, Vivien G. Standen. Ediciones Universidad de Tarapacá. Arica, Chile. 2002
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www.momiaschinchorro.cl