Francisco Vio, cofundador de Huerto Cuatro Estaciones: una reflexión sobre el mundo huertero de la Región de Aysén
Francisco Vio, agrónomo de profesión y huertero de corazón, es uno de los fundadores de Huerto Cuatro Estaciones, proyecto que participará de la actividad La Reunión, organizada por Patagonia en conmemoración de su aniversario número 50. En esta entrevista, Francisco nos comenta todos los detalles acerca de su huerto orgánico, desde cómo nació la idea hasta cuáles son sus planes a futuro. También, ahonda en la evolución del mundo huertero en la Región de Aysén, desde el punto de vista de las dificultades para cultivar en la zona, así como de los múltiples beneficios que proporciona esta forma de cultivo sustentable a los locatarios.
En medio del paisaje natural de la Región de Aysén, hay 2.500 metros cuadrados dedicados a camas de cultivo orgánico, ubicados en la ribera del lago General Carrera, a unos 15 kilómetros de Puerto Guadal. Desde el suelo, que está cubierto de tierra fértil, se alzan distintos tipos de vegetales. Algunos crecen en plantas frondosas, mientras que otros en unas más bajas y compactas. Todas son de distintas tonalidades de verde.
Este espacio, donde la naturaleza y el trabajo humano se unen en armonía, recibe el nombre de Huerto Cuatros Estaciones, en el cual no solo hay cultivos, sino que también existen invernaderos, un taller y algunas casas, las que son habitadas por diez personas que se encuentran estrechamente relacionadas con el huerto. Una de ellas es Francisco Vio, uno de los fundadores de este proyecto.
Todos los habitantes de esta pequeña comunidad, incluyendo a Francisco, tienen el mismo propósito: demostrar que es posible producir alimentos orgánicos en la Patagonia, sin venenos ni fertilizantes. En este sentido, en el huerto se producen principalmente hortalizas, las que se venden en el pueblito de Puerto Guadal, en Coyhaique, y en Puerto Aysén, alimentando a cerca de 400 personas.
Este huerto se ha transformado en un ejemplo de resiliencia. Esto considerando que se encuentra en el extremo sur de Chile, donde el clima es permanentemente frío, hay abundantes precipitaciones, fuertes vientos y mucha humedad. Es en este lugar donde el huerto ha logrado prosperar por más de cinco años contra todo pronóstico, gracias a la poca masividad de la agricultura industrial en la zona, lo que les entregó la oportunidad que necesitaban para comenzar a lograr un cambio a escala regional, y al trabajo comunitario.
El método que utilizan para cultivar es uno biointensivo, que pone el énfasis en el mantenimiento de un suelo saludable y en la regeneración del mismo, sin el uso de agroquímicos, aumentando la fertilidad del suelo con base a compost.
Conversamos con Francisco Vio, para conocer más sobre este proyecto y el mundo huertero de la Región de Aysén.
Huerto Cuatro Estaciones: el origen
Cuando Francisco Vio y su compañero Javier Soler, ambos agrónomos de profesión, llegaron a la Región de Aysén luego de instruirse en Ecuador, se percataron de que la zona sufría de un grave problema de abastecimiento de alimentos frescos. Esta problemática aún persiste, ya que la mayoría de los productos agrícolas que son consumidos en la región provienen de Santiago, estando así sujetos a una serie de restricciones que afectan negativamente su calidad.
«El 80% de los productos que vienen a la región lo hacen del norte, de Santiago. En ese sentido, la Región de Aysén es muy vulnerable desde el punto de vista de la seguridad en el acceso de alimentos de calidad (…). Están sujetos a situaciones como cortes de carretera, lo que, finalmente, en casos más drásticos, como un terremoto por ejemplo, provoca que la región quede desabastecida», señala Vio.
Asimismo, otra problemática en torno a estos productos es que, al no ser orgánicos, se encuentran contaminados con algunos químicos que se utilizan en los procesos de cultivos industriales. «Hay estudios del Estado de Chile donde se ha demostrado que, un porcentaje no menor de los productos, tienen trazas de veneno. Algunos de ellos están prohibidos en otros países», menciona Vio.
Son todas estas razones las que los impulsaron a comenzar con su proyecto de cultivos orgánicos, como una forma de abastecer a la localidad, y de utilizar métodos no nocivos en el proceso, para que así el consumo y la producción de sus cultivos no resultaran dañinos para las personas y la tierra.
—¿Cuál es el propósito de este proyecto?
—El propósito siempre fue demostrar que este tipo de agricultura es posible desde el punto de vista técnico, pero también del punto de vista económico. La idea es que otras personas que quieran dedicarse a la agricultura, como lo hacemos nosotros, sin ocupar pesticidas o fertilizantes sintéticos, puedan hacerlo, y vivir de aquello sin que tengan que ser subsidiados. Estamos realmente intentando que esto pueda ser un negocio. Es este desafío el que le dio vida a este proyecto, y que nos sigue dando la motivación para continuar.
Un camino con algunos baches
Los desafíos principales en los primeros años fueron técnicos y económicos. De acuerdo con Francisco, en un comienzo había una gran incertidumbre técnica en torno a si era posible producir en la zona o no, pero, con el paso del tiempo, esta fue disminuyendo producto de la experiencia que fueron ganando y de la mejora en sus procesos de cultivos.
Por otro lado, la conectividad y los altos costos son problemas que aún no han podido resolver del todo. «Nosotros igual necesitamos insumos, y estos vienen de Santiago. A esto se suma que nosotros vendemos nuestros productos principalmente en Coyhaique, que está a 5 horas en camioneta por un camino de tierra. Por lo tanto, eso encarece mucho las cosas. Además, por ser una zona rural y bastante remota, todos los trabajadores que tenemos tienen que vivir en el huerto, por lo que la empresa tiene que pagarles el alojamiento, la comida, y todos los gastos que significa eso. Entonces, el desafío de hoy es mucho más económico que técnico», explica Vio.
Asimismo, el clima también les ha presentado algunos desafíos, ya que hace que sea un poco más caro producir, debido a las inversiones que deben hacerse para proteger los cultivos del frío y el viento.
Sin embargo, estas dificultades no han logrado impedir su correcto funcionamiento. Si bien es más costoso producir de esta manera en la zona, al comparar con los costos de transporte de los alimentos que provienen del norte, se produce un balance, por lo que ninguna de las dos opciones resulta más económica que la otra en términos monetarios.
Por el contrario, la producción se ha hecho cada vez más fuerte con el paso del tiempo, al dedicarse a mejorar los procesos de los cultivos, en lugar de aumentar los metros cuadrados de los mismos. «Nuestra forma de trabajo está inspirada en la filosofía lean, que tiene su origen en Japón. Es así como, nosotros no nos enfocamos en crecer en términos de superficie, sino que tratamos de mejorar los procesos (…). Entonces, llevamos seis años mejorando, no creciendo en superficie, sino que mejorando internamente para que el sistema sea más limpio y que eso haga posible que el negocio pueda sobrevivir», explica Vio.
—¿De qué forma se proyectan en un futuro? ¿Qué tipos de planes hay?
—Tenemos presupuestado movernos a un terreno que estamos adquiriendo cerca de aquí en los próximos años, pero aún no sabemos cuándo. Esperamos que sea pronto. Lo siguiente, es simplemente seguir con el proceso de mejora continua, año a año, para demostrar que esto es posible y, ojalá, mantenernos vigentes el tiempo que sea necesario para que más personas puedan venir a aprender e inspirarse, y que hagan otros huertos en otras regiones. Esto de hecho ya está ocurriendo, a un ritmo lento, pero ya está corriendo. Tenemos un grupo de más de 25 huertos a nivel nacional, que están partiendo o ya partieron hace dos o tres años. Son personas jóvenes que están descubriendo cómo hacerlo viable, desde Arica hasta Puerto natales.
El mundo huertero en la Región de Aysén
Gracias al Huerto Cuatro Estaciones se demostró que en la Región de Aysén es posible cultivar de forma orgánica y sustentable. Es así como, sin importar las condiciones climáticas, siempre que se ponga trabajo y esfuerzo, es factible llevar a cabo proyectos de este tipo, logrando así producir alimentos frescos sin dañar los suelos, y mejorando la calidad de vida de las personas.
—Respecto a esto último, ¿usted conoce otros proyectos de este tipo en la Región de Aysén?
—Este año comenzó un huerto que se llama Huerto la Pirámide, que está en Puerto Ibáñez. Lo comenzó Esteban Kunick con su familia. Él estuvo trabajando con nosotros dos años, en los que aprendió la forma de hacer las cosas. De hecho, trabajamos juntos todavía. Estamos colaborando para abastecer el mismo mercado. Nos complementamos.
En Chile Chico también hay un huerto, se llama Huerto Río Jeinimeni, donde está el Jose y la Niki. Ellos son de familia agrícola, y pasaron por el huerto hace como cuatro años, donde también se inspiraron. Les gustó la forma de trabajo, y ahora tienen un huerto muy parecido al nuestro, el que abastece esa zona.
—¿Cómo describiría la vida de un huertero en la Región de Aysén?
—En verdad la vida en el campo en la Patagonia es bastante exigente desde un punto de vista físico. Estoy todo el día trabajando en el huerto, y, al llegar a la casa, me toca picar leña para que haya para el día siguiente. El fin de semana, donde se supone que hay que descansar, toca limpiar los baños —porque alguien tiene que hacerlo— ordenar, cortar el pasto, sembrar flores, entre otras tareas. Entonces, es un poco intenso, pero se equilibra bastante bien, porque la comunidad genera una sinergia, la que nos permite a todos vivir en un lugar muy bonito, sin tanta sobrecarga en cada una de las labores.
Huerto Cuatro Estaciones estará presente en las actividades que realizará Patagonia en la Villa Cerro Castillo (La Reunión), en el contexto de su aniversario número 50, las que se llevarán a cabo entre el 25 y el 27 de enero del presente año. La actividad en la que participará el Huerto Cuatro Estaciones tiene el nombre de ¡Tod@s a la huerta!, en la que trabajarán codo a codo con el Huerto Alma Verde.
«Se trata de un taller que vamos a hacer, en conjunto con un amigo, enfocado en un huerto orgánico de autoconsumo, para que los participantes que vayan puedan entender cómo producir su propio alimento en espacios súper reducidos y de una forma muy simple», comenta Vio al respecto.
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