¿De qué forma ha aportado la filantropía a avanzar hacia la sustentabilidad en el desarrollo costero y marino en Chile? Es la pregunta que me gustaría desarrollar en esta columna, junto con el potencial que tienen los actores para fomentar las alianzas y colaboraciones que permitan avances hacia el surgimiento de modelos de cooperación.

Según estudios realizados el 2017 por el Centro de Filantropía de la Universidad Adolfo Ibañez (UAI), en Chile, el monto de donaciones totales se ubica en torno a los 83 millones de dólares, que representa un 0,03% del PIB de Chile (esta cifra no considera las donaciones internacionales). En EE.UU esta cifra se ubica en torno a los 52 mil millones de dólares para el año 2014, alcanzando el 0,35% del PIB de ese país.

©Cortesía Fundación Punta de Lobos
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Otros indicadores importantes son el creciente número de donantes en Chile, con un crecimiento de 8,4 veces en la última década, considerando a empresarios, fundaciones filantrópicas, inversionistas de impacto, empresas y ciudadanos y los montos de las donaciones, con una tasa de crecimiento anual del 10% desde el año 2005. Sin embargo, según este mismo estudio, las donaciones en Chile destinadas a la conservación del medioambiente, son sólo de unos 136 mil dólares de inversión promedio en el año 2015 (13%); ocupando, junto con arte, cultura y patrimonio, el tercer lugar en un ranking de beneficiarios de donaciones, después de educación (37%) y, bienestar y desarrollo social (15%).

Es importante mencionar nuevamente, que las cifras anteriores no consideran las inversiones extranjeras realizadas en Chile. Siguiendo la línea de aprender de modelos exitosos, sin duda hay mucho que analizar sobre filantropía desde California, especialmente en temas medioambientales y de la protección de sus recursos naturales. Desde California, a fines de los 90’ comenzaron a ingresar a Chile recursos financieros en grandes cantidades, provenientes de fundaciones filantrópicas que ven en nuestro país la posibilidad de enmendar errores cometidos en las vías de ser un país desarrollado.

©Cortesía Fundación Punta de Lobos
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La preocupación de estos donantes, radica en que Chile contiene recursos naturales que no existen en otros lugares del planeta, los cuales son únicos y no compensables; los que aún tienen la posibilidad de ser salvaguardados si se planifica a tiempo y se ponderan con real importancia en el camino hacia el desarrollo.

Han ingresado recursos filantrópicos desde California para la realización de estudios científicos sobre nuestros océanos, ríos, bosques nativos y especies de nuestra biodiversidad. Así también, para el desarrollo de campañas para la protección de elementos de la biodiversidad de Chile que se ven amenazados y para avanzar en infraestructura estatal; que permita una mejora de las políticas públicas frente a temas medioambientales, donaciones, legislación y sistematización de servicios eco-sistémicos. Adicionalmente para la realización de grandes proyectos de conservación marina y terrestre.

De no haber tenido dichos aportes financieros desde el extranjero durante todo este tiempo, el mundo medioambiental en Chile no hubiese proliferado como lo ha hecho hasta ahora, jugando un rol que cada vez toma más relevancia en Chile. Todo lo anterior ha tenido lugar en ausencia de una adecuada institucionalidad y estructura país para tales fines, como fue mencionado anteriormente.

©Lafkenmapu photography
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Según el mismo estudio del Centro de Filantropía de la UAI, los principales desafíos para el desarrollo de un “ecosistema de la filantropía” son la articulación de un sistema legal de donaciones que facilite la movilización de aportes privados al bienestar social; el fortalecimiento de las organizaciones beneficiarias en términos de gestión y transparencia; y el fortalecimiento de la confianza social, factor clave que afecta no sólo al ecosistema filantrópico, sino que a todo proyecto que busca desarrollarse en base a la colaboración.

Bajo este diagnóstico, y con una visión positiva hacia el desarrollo de la filantropía por su rol en el levantamiento de recursos, construcción de redes y fortalecimiento de la sociedad civil (Aninat, 2017), es importante subrayar la importancia de los donantes. Que un determinado empresario se involucre en filantropía genera sinergias impensadas para el país. Para comenzar, aumenta el nivel de confianzas entre el mundo empresarial y las personas. Por otro lado, la filantropía llena un vacío hacia las personas, su bienestar y el medioambiente, que el Estado no es capaz de cumplir por diversos motivos. Las acciones filantrópicas funcionan como complemento a las del Estado, por lo tanto jamás deben ser vistas como una amenaza. Sin embargo, nos damos cuenta que dados los bajos niveles de confianza que vive el país, las acciones filantrópicas no funcionan engranadas con el Estado generando el recelo y la polarización desde ambas partes.

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