Primavera y otoño en Cochamó: postales para maravillarse con los paisajes del valle
Nuestro colaborador, Rodrigo Condeza, nos comparte fotografías de sus últimos viajes al valle de Cochamó, que realizó en primavera y en otoño. A través de sus capturas y un pequeño relato, nos comenta cuál es la magia de cada una de estas estaciones en la zona, que recibe menos visitantes durante este tiempo, junto con un mensaje a seguir cuidando de este gran tesoro de la Región de Los Lagos, en Chile.
Llevo 15 años trabajando en proyectos de conservación y turismo en la comuna de Cochamó. Soy fundador de la corporación sin fines de lucro Puelo Patagonia, que busca proteger y conservar esta comuna; y soy parte del equipo de la organización comunitaria que busca cuidar el valle de Cochamó (Organización Valle Cochamó). De hecho, actualmente estoy desarrollando un proyecto que se llama Rincón Bonito en el valle Ventisquero, en la cuenca del Río Puelo.
Por mis años de trabajo, he tenido la suerte de conocer esta comuna prácticamente completa, pero una cosa que me tiene obsesionado es visitar ciertos valles, como el de Cochamó, en todas las épocas posibles. En este contexto, surgieron dos viajes entre el año pasado y este, que compartiré en los siguientes párrafos.
Cochamó en los inicios de la primavera: un viaje de trabajo con los vestigios del invierno
En septiembre de 2020, con el equipo de Puelo Patagonia, decidimos ir al valle a inicios de la primavera. Estuvimos cuatro días arriba, recorriendo algunos senderos y el valle completo, básicamente sin hablar de trabajo, más bien disfrutando del lugar, riéndonos mucho y caminando.
Fue así como llegamos con Andrés Diez, Josefina Vigoroux y Benjamín Monckeberg al valle de Trinidad Sur, donde nos tocó nevado un día entre lluvia, sol y algo de nieve. Fue realmente maravilloso y pudimos disfrutar del aire frío, helado de la montaña y la humedad del bosque. Fue inolvidable. Aquí comparto algunas fotos que captan alguna de las miradas que nos tocó vivir ese día.
Cochamó en otoño: una experiencia en solitario y familiar
En mis vacaciones, en otoño, partí con mi familia al valle de Cochamó, a La Junta, específicamente. Fueron siete días, y como mis hijos son pequeños y no caminan grandes distancias ni con tanto desnivel, me tomé un día solo. Ahí decidí ir hasta el paso que separa el valle Trinidad Sur con el valle de la Bestia, donde está la pared de 1.500 metros que se conoce como “El Monstruo”. Me tocó un día espectacular, maravilloso, sin nadie en el sendero. Solo vi a quienes viven en el refugio del valle de Cochamó: el Mono, Mati y Juan.
Este trekking me llevó por bosques de mañío y alerces hasta la pared del valle Trinidad, luego por bosques de lenga hasta la laguna Trinidad para finalmente llegar al paso del valle de la Bestia, con vista hacia el valle del Puelo. Ese lugar es muy impresionante porque hacia el norte se ve la cuenca de Cochamó y al sur la del Puelo, con vistas extraordinarias. Me tocó ver los colores de las lengas en otoño, en su peak máximo, junto con una vista maravillosa. Quise hacer un la cumbre Quick Dick al este, pero estaba con las primeras nevazones, pero no me atreví a hacerlo debido a que estaba solo. Todo esto se vio acompañado de los vuelos del cóndor que estuvieron en todo momento volando, merodeando, curioseando, viendo y observando. Fue realmente espectacular.
Tuvimos la suerte de estar 7 días sin nadie, sin ningún turista en el valle. Me impresionó mucho, siendo parte del equipo de la organización del valle, lo limpio que estaba y lo bien cuidado que se veía. Si bien siempre llega mucha gente en el verano se ha hecho un trabajo durante 5 años que ha dado resultado.
Nuestro objetivo en la Organización Valle Cochamó y en Puelo Patagonia es cuidar el valle todo el año. Hoy con el aporte de los socios y de quienes financian el cuidado del valle, el equipo de guardaparques puede estar desde diciembre a abril. Nos encantaría cuidar el valle todo el año y así disfrutar todas las épocas.
Sin duda el valle de Cochamó es hermoso y espectacular. Y es posible visitarlo durante todo el año. Si bien es cierto en invierno y otoño los días son más fríos y hay menos sol, el día se acorta más, pero le da espacio a las luces del invierno que son maravillosas: a estos cielos inestables, a los colores de otoño, a la gran cantidad de hongos junto a los senderos, a las cordilleras nevadas y, finalmente a sentirse. Visitar este valle sin tanta gente es un privilegio que solo se puede lograr si uno toma su mochila en pleno invierno y parte al valle Cochamó. Lo que te entrega esa experiencia es extraordinario.
