El jaguar (Panthera onca) es el félido más grande de América y durante los últimos años los científicos han manifestado su preocupación por la reducción de sus poblaciones debido a la disminución de su hábitat, la cacería y el tráfico de especies. Poco a poco han surgido distintos programas de conservación que buscan evitar que esta especie se extinga del continente. Sin embargo, en Latinoamérica aun es muy poco lo que se sabe sobre otros carnívoros más pequeños que habitan en el territorio y que se encuentran igualmente amenazados, como es el caso de tigrillos, ocelotes o yaguarundíes.

tigrillo nebuloso (Leopardus pardinoides), Créditos: Johannes Pfeiderer
tigrillo nebuloso (Leopardus pardinoides), Créditos: Johannes Pfeiderer

Lo cierto es que si bien, estas especies suelen despertar la simpatía de las personas debido a su carisma y ternura, los pequeños carnívoros históricamente han recibido mucha menos atención que los grandes carnívoros, tanto en investigación como en conservación. Por ello, aun existen muchas incógnitas respecto a su ecología, su biología, el estado de sus poblaciones y sus distribuciones biogeográficas.

En ese sentido, uno de los grupos de pequeños félidos más intrigante, enigmático y fascinante son los tigrillos. Esto debido a que, gracias al limitado conocimiento disponible, este grupo ha sido durante mucho tiempo objeto de varias ideas preconcebidas sobre su distribución y los hábitats asociados. Los mapas antiguos y recientes de su distribución geográfica varían considerablemente e, incluso, sus límites actuales no están adecuadamente establecidos. Estas discrepancias también se extienden a sus aspectos ecológicos, donde se encuentra que la misma especie tiene patrones de hábitat completamente distintos. Por ello es que, a medida que avanzan los estudios genéticos, la complejidad del grupo se ha vuelto cada vez más intrigante.

Actualmente, el grupo de tigrillos se compone de dos especies: el tigrillo (Leopardus tigrinus) y la tirica (Leopardus guttulus), y el primero se divide en tres subespecies: Lt tigrinus, Lt oncilla, Lt partinoides. Pero esto esta a punto de cambiar.

Un reciente estudio internacional, llevado a cabo por científicos de Colombia, Costa Rica, Brasil, Bolivia, Panamá y Ecuador y publicado en la revista Nature, realizó un análisis detallado que integra el modelado ecológico, biogeográfico y el fenotipo de las cuatro subespecies originalmente reconocidas de tigrillos, presentando una nueva descripción del nicho multidimensional de este grupo de pequeños felinos. La investigación, realizada en el marco del proyecto “Tiger Cats Conservation Iniciative”, logró identificar una nueva especie de tigrillo, la cual presentaría claras diferencias fenotípicas y biogeográficas con las otras especies ya descritas.

“Este estudio surgió como una necesidad para suplir las falencias de conocimiento que existían en torno a la evidencia necesaria para separar las tres especies de tigrillos neotropicales que conforman el complejo Tigrinus. Ya se habían realizado unos esfuerzos por separado para delimitar las especies en todo este complejo, pero nunca se había hecho algo integrado, en escala de varios países en Latinoamérica, que involucrarán el rango geográfico de las tres especies. Todo esto en torno a poder generar argumentos sólidos sobre su conservación porque no puedes defender una especie si no está seguro si esa especie existe o no. Es fundamental tener la evidenciar más robusta en mano para defender la especie que se busca proteger”, señala Juan Camilo Cepeda-Duque, biólogo y Magister en Ciencias Biológicas de la Universidad de Los Andes, Colombia, quien participo en esta investigación.

Esta nueva especie corresponde al tigrillo nebuloso (Leopardus pardinoides), es un pequeño felino de cola larga, orejas cortas y redondas y una cabeza notablemente parecida a la de un margay (Leopardus wiedii), que tiene un bonito y denso pelaje de color rojizo grisáceo. Una de sus características físicas más notorias, y gracias a la cual debe su nombre, son sus manchas de formas irregulares, muy parecidas a nubes, fuertemente marcadas y a menudo fusionadas. Hasta ahora, esta especie era conocida como una subespecie de Leopardus tigrinus, sin embargo, gracias a este nuevo estudio, se logró comprobar que es una especie completamente diferente.

Para ello, se recopilaron 1439 registros de las tres especies, de los cuales sólo el 12% procedían de especímenes de museo; mientras que la gran mayoría (88%) procedía de animales vivos (principalmente material fotográfico de cámaras trampa, con algunos atropellos). Asimismo, estos datos fueron respaldados a través de estudios genómicos moleculares, que permitieron comprobar que las especies eran diferentes genéticamente.

tigrillo nebuloso (Leopardus pardinoides), Créditos: Andean Tiger Cat Conservation Project
tigrillo nebuloso (Leopardus pardinoides), Créditos: Andean Tiger Cat Conservation Project

Este hermoso gato silvestre, a diferencia de las otras dos especies que se encuentran principalmente en Brasil, habita en los bosques nublados del sur de Centroamérica y en las cordilleras andinas, típicamente por encima de los 1.500 msnm, pero especialmente entre los 2.000 y 3.000 msnm, donde la cubierta arbórea es muy alta y las temperaturas son suaves, con lluvias muy abundantes. Asimismo, suele encontrarse en zonas donde la presencia del ocelote (Leopardus pardalis), su mesodepredador dominante, es nula o baja.

Se distribuye a lo largo de 11 ecorregiones montañosas. En Centroamérica está restringido a las cordilleras de Tilarán, Volcánica Central y Talamanca de Costa Rica y Panamá (la ecorregión de los bosques montanos de Talamanca) y los bosques montañosos del este de Panamá. Mientras que, en América del Sur, la distribución se extiende desde los bosques andinos venezolanos a través de las cordilleras oriental, central y occidental de Colombia, hasta Ecuador, a través de las ecorregiones de los bosques de Yungas de los Andes peruanos, bolivianos y meridionales, y termina en el noroeste de Argentina. El área central de su distribución se encuentra en Colombia, donde se concentra alrededor del 40% de su distribución.

Un dato interesante es que esta investigación, asimismo, permitió descubrir que Leopardus pardinoides es una especie mucho más antigua, en términos evolutivos, que las otras dos especies. Así lo señala Cepeda: “En términos evolutivos, L. pardinoides es mucho más ancestral, tiene un tiempo de divergencia mucho mayor a lo que sería Leopardus tigrinus y Leopardus gutturus, es como la especie abuelita de los otros dos, y es mucho más ancestral de lo que pensábamos porque, inclusive, comparten cierta relación con los grupos más ancestrales de Leopardus de Suramérica. Eso tiene sentido porque, de hecho, fueron de los primeros félidos pequeños en llegar al continente y se encontraron con una barrera enorme que fue la Cordillera de los Andes y bajaron hasta el sur de Bolivia y se diversificaron después en el bosque atlántico y luego se produjo una evolución muy interesante que todavía se está explorando”.

tigrillo nebuloso (Leopardus pardinoides), Créditos: Yilder Esteban Gonzalez Montengro
tigrillo nebuloso (Leopardus pardinoides), Créditos: Yilder Esteban Gonzalez Montengro

Implicancias para la conservación de tigrillos en América Latina

El conocimiento detallado y una comprensión adecuada de la ecología, biología y distribución biogeográfica de una especie son fundamentales para la planificación y ejecución de acciones de conservación. Y es que no se puede proteger, ni mucho menos querer, aquello que no se conoce.

En ese sentido, determinar la distribución de especies pocos conocidas es un primer paso importante hacia el establecimiento de medidas de gestión. Además, también es crucial determinar las zonas de hábitat adecuado dentro de esa área de distribución.

Vale decir que la modelación de nichos ecológicos se ha convertido en una herramienta muy útil para delinear distribuciones de especies, identificar prioridades de conservación e, incluso, predecir cambios en la distribución de las especies bajo diferentes escenarios de cambio climático.

En ese sentido, la evaluación de la distribución del grupo de tigrillos realizada en este estudio reveló una distribución de las especies completamente diferente a cualquiera de los mapas presentados anteriormente. De hecho, el estudio indicó un área de distribución histórica probable de las tres especies de 5.481.237 km 2, lo que representa solo el 47,5% de los 11.535.141 km2 actuales informados por la UICN.

tigrillo nebuloso (Leopardus pardinoides), Créditos: Andean Tiger Cat Conservation Project
tigrillo nebuloso (Leopardus pardinoides), Créditos: Andean Tiger Cat Conservation Project

Asimismo, el estudio muestra reducciones de área considerable para todas las especies, que van entre 50 a 70%. Además, si consideramos el rango actual señalado por la UICN para Leopardus guttulus y Leopardus tigrinus (que incluye a Leopardus pardinoides), la reducción del área llegaría a ser de un enorme 80%.

Distribución de tigrillos en Ámerica Latina. Créditos: Tiger Cats Conservation Iniciative
Distribución de tigrillos en Ámerica Latina. Créditos: artículo “de Oliveira et al. 2024 “

En ese sentido, estas reducciones son una alarma roja, que tendrá impactos considerables para la evaluación de la conservación para todas las especies de tigrillos.  

Como puntualiza Tadeu Gomes de Oliviera, Doctor en Biología, profesor de la Universidad Estatal de Maranhão (UEMA) y fundador del proyecto “Tiger Cats Conservation Intiative “(TCCI): “Lo más importante de este estudio es su implicancia en términos de conservación porque hasta ahora están todos los tigrillos agrupados como si fueran una cosa y las acciones de conservación deben ser distintas. Anteriormente el área de distribución del complejo Tigrinus era de 12 millones de kilómetros cuadrados. Ahora es menos de dos. Entonces eso cambia los tamaños poblacionales máximos posibles de la especie y muestra que su estado de amenaza es mucho peor de lo que se podría imaginar. Algo que es muy importante de hacer ahora es la reevaluación de su estado de amenaza, porque eso va a permitir llevar a cabo las acciones de conservación que se necesitan. Eso es lo más importante, suscitar la protección a una escala que no se pensaba antes”.

Vale decir que, actualmente, L. tigrinus y L. guttulus están definidas como especies globalmente amenazadas y habitan algunas de las ecorregiones y puntos críticos de biodiversas más amenazados de las Ámericas, incluidos el Cerrado, Los Andes tropicales, el Bosque Atlantico y la cordillera de Talamanca. Por ello, los expertos señalan que, dado su estado de amenaza y las altas tasas de pérdida de hábitat que enfrentan dentro de sus respectivos rangos, es imperativo identificar las áreas que tienen más probabilidades de albergar poblaciones viables de estas especies.

Por su parte, el biólogo colombiano agrega: “Hay que resaltar que las tres especies están sobreviviendo en tres fronteras de deforestación. La Amazonia oriental, por ejemplo, es el arco deforestación más grande que tiene el Amazonas. La Cordillera de los Andes aquí en Colombia y también allá abajo en Chile y en otros países de Suramérica, se está incendiando. Están arrasando, por ejemplo, los bosques de niebla aquí de Colombia para sembrar aguacate y café. Adicionalmente, en Costa Rica es donde está la menor diversidad genética de L. pardinoides en el mundo y que es una población que no tiene conectividad con la fuente que es acá en Sudamérica, donde está la mayor cantidad de población, también sufren de frontera de deforestación”.

tigrillo nebuloso (Leopardus pardinoides), Créditos: Yilder Esteban Gonzalez Montengro
tigrillo nebuloso (Leopardus pardinoides), Créditos: Yilder Esteban Gonzalez Montengro

Vale decir que las principales reducciones en el tamaño del área para el tigrillo, surgen en parte debido a la eliminación de casi toda la cuenca del Amazonas, y en parte como consecuencia de la eliminación desenfrenada del hábitat de la Caatinga y especialmente de las sábanas del bioma Cerrado. Para la tirica, la reducción se debe a las pérdidas por deforestación y a la reestructuración del hábitat, que eliminó el bioma del Cerrado de la mayor parte de su área de distribución y lo limitó notablemente dentro del dominio amenazado y altamente deforestado de la Mata Atlántica. Mientras que, para el tigrillo nebuloso, la reducción de su hábitat se debe, principalmente, a la deforestación de los bosques nublosos de Colombia para la industria agrícola y los incendios forestales.

Además, la ocupación de las tres especies se ve afectada negativamente por la proximidad a asentamientos humanos, lo que crea otro problema dado el proceso de fragmentación y la invasión humana cada vez mayor. «No sabemos cuál la dimensión. Lo que lo puedo decir es que es muy preocupante para los tres tigrillos, y yo pienso que los más amenazados son L. tigrinus y L. pardinoides. L. guttulis, a pesar de ser de vivir en las áreas más destruidas y tener una población bastante fragmentada, parece adaptarse mejor a la proximidad humana», agrega el fundador de TCCI.

Sus importantes reducciones de área colocarían sus evaluaciones separadas de la lista roja global de la UICN en un nivel de alta prioridad. En este escenario, tres países emergen como claves para la conservación del complejo de especies, como señala el Dr. Oliveira: “Colombia es un país clave porque tiene casi el 40% del área de distribución geográfica de L. pardinoides. De la población en América Central, que es pequeña, Costa Rica tiene 60%. Y, por otro lado, Brasil tiene 98% de L. tigrinus y 92% de L. guttulus, entonces Brasil, Colombia y Costa Rica son los tres países claves para la sobrevivencia del complejo de especies de tigrillos”.

tigrillo nebuloso (Leopardus pardinoides), Créditos: Andean Tiger Cat Conservation Project
tigrillo nebuloso (Leopardus pardinoides), Créditos: Andean Tiger Cat Conservation Project

Todos estos factores conducen a una necesidad imperiosa de una verdadera acción política de conservación, en particular en estos tres países. Sin embargo, esto también requiere, como señalan los expertos, una acción inmediata, con mejora y refuerzo de las políticas ambientales, además de una necesidad urgente de evaluación/reevaluación de la Lista Roja de la UICN para todas las especies.

“Lo importante es la conservación de las tres especies porque las tres están en una situación delicada. Según lo que nosotros hemos estudiado, las poblaciones de las tres especies han disminuido por lo menos, más de 50%. El que ha disminuido menos es L. pardinoides, y el que más ha disminuido es L. gutturus, porque su área ya venía siendo destruida de hace más tiempo, ha perdido 68% de su área original. Pero actualmente, los que pierden más área son L. tigrinus y L. pardinoides. L. pardinoides perdió cerca del 51% de su área y el tigrillo perdió alrededor del 56%”, finaliza el Dr. Oliveira.

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