Cuarta charla LS: Expositores reflejaron las infinitas oportunidades que el diseño del paisaje ofrece en Chile
¿Te perdiste la cuarta charla del Ciclo de Charlas Ladera Sur – MAPA UC 2016? Aquí te dejamos todos los detalles de un encuentro marcado en los proyectos de paisaje en Chile.
Una vez más y con el auditorio del Campus Lo Contador de la Universidad Católica lleno, se llevó a cabo el cuarto encuentro de charlas de Ladera Sur y el Magíster en Arquitectura del Paisaje de la UC. La cita, que contó con más de 200 asistentes, trató sobre «Proyectos de paisaje en Chile: diferentes escalas, un mismo territorio» en la que se expusieron 5 miradas distintas de una disciplina que en los últimos años ha alcanzado un auge como una nueva e importante variante a tomar en cuenta al momento de proyectar.
Quien dio el inicio a esta jornada fue Francisco Godoy, uno de los arquitectos a cargo del Plan Maestro de Chañaral que se llevó a cabo tras el temporal ocurrido en el Norte de Chile en marzo de 2015 y que terminó por inundar gran parte de la región de Atacama, siendo Chañaral el ícono del desastre.
Godoy contó que en un plazo de 120 días se realizó la recopilación de información y mapeo de la ciudad que los ayudó a comprender cómo ésta estaba proyectando su crecimiento y cuáles eran las falencias que la habían llevado al colapso durante el temporal. Fue allí que notaron que Chañaral cuenta con barreras de crecimiento naturales y artificiales que hacían necesario densificar la ciudad, remodelar aquellos edificios antiguos y detener el crecimiento sobre el río; esto tras notar que los tratamientos hechos sobre la cuenca del río Salado habían sido poco rigurosos y habían cambiado su cauce en diversas ocasiones.
Tomaron en cuenta los riesgos geográficos de la zona, incluyendo las amenazas que podría presentar un posible tsunami en la zona, y diseñaron un plan que incluyera un parque de mitigación y el aumento de áreas verdes, acompañadas por una ciclovía que generara nuevas rutas de desplazamiento dentro de la ciudad. «Tratamos de generar una ciudad más enfocada al peatón; en la que se potenciara el turismo«, comentó Godoy.
La segunda expositora fue Angela Ibáñez, fundadora de Patio Vivo, una organización que diseña patios escolares con un enfoque pedagógico. Para ella, una de las máximas de la organización es entender el patio escolar como un tercer profesor del que los niños puedan aprender a convivir entre ellos y con el entorno. Para ejemplificarlo Ángela expuso dos proyectos que han llevado a cabo en Cunco, una comuna ubicada en la región de la Araucanía y con un índice de pobreza bastante alto (de 27,7%).
El primero de ellos fue el Liceo Atenea, que contaba con un gran número de alumnos de cultura mapuche. Tras realizar una serie de ejercicios en el patio con los alumnos y reflexionar sobre el entorno, concluyeron que «la idea principal sería traer el bosque«, señaló Ángela Ibáñez. Para ello, removieron 300 metros de cemento que cubrían casi la totalidad del patio. «Lo que hicimos fue generar un aula abierta que funcionara como espacio de juego y conversación, rodeada de un bosque«, agrega.
Para el segundo caso en el Politécnico Santa Cruz, el aproximamiento fue un tanto diferente. «Como era un establecimiento que impartía carreras técnicas de enfermería, gastronomía y párvulo, lo lógico era traer un huerto y diseñar un patio que se construyera con oficio«, dijo Ibáñez.
Nicolás Sánchez, paisajista, fue el tercer expositor de la tarde. Sánchez destacó la importancia de las áreas verdes como un espacio que ayuda a mejorar la convivencia y el bienestar de las personas y el rol que un jardín juega como «refugio». «La idea es que uno sienta que es el lugar donde quiere estar todo el día, que sea su refugio«, destacó Nicolás, quien procedió a mostrar algunos de los jardines y parques que ha diseñado.
La lógica tras el diseño de los jardines que Nicolás Sánchez presentó era simple: «Espero tener muchos rincones en un gran espacio; darle importancia a las luces, las texturas, crear un lugar que atraiga además a los animales», comentó.
Así dentro de los proyectos que presentó, se encontraba la proyección de un parque de 30 hectáreas. un terreno baldío que durante el invierno se inundaba constantemente. Fue así, que aprovechando las características del lugar y respondiendo a las exigencias del cliente, diseñó un espacio de diversos rincones unidos por senderos y lagunas en el que alguien al pasar fuese descubriendo el paisaje y sus atractivos. «No podía competir con el bosque, pero sí complementarlo. Lo importante era encontrar as texturas y coloridos que unificaran el paisaje y darle puntos de interés, como las lagunas», concluyó el paisajista.
«Cuando a mí me tocó estudiar arquitectura, el paisaje se tocaba de forma tangencial, era lo que estaba más allá o fuera de la arquitectura», con estas palabras Paula Aguirre, arquitecta y magíster en Arquitectura del Paisaje, dio inicio a su exposición acerca de «Arquitectos en el paisaje». Ella contó que fueron Frank Lloyd Wright con la casa Kaufmann ( casa en la cascada) y Adalberto Libera, con la casa Malaparte, quienes la inspiraron y llevaron a especializarse en esta corriente que según ella «incorpora el paisaje en la arquitectura, y construye una imagen o atmósfera en conjunto, donde las formas terminan acogiendo a la ecología».
Dentro de las máximas de la disciplina, ella destacó el hecho de que «el paisaje no es necesariamente verde, y que el proyecto en sí es el sitio«, además de la existencia y uso de una categoría estética que abarca «lo sublime«, que se refiere a una grandeza o belleza extrema, capaz de llevar al espectador a un éxtasis más allá de su racionalidad, o incluso de provocar dolor por ser imposible de asimilar. Para ejemplificar esto, revisó algunos trabajos realizados por los alumnos de segundo año de arquitectura de la Universidad Diego Portales, que se apropiaban de las características de un lugar y en donde destacó una torre de hormigón proyectada en un acantilado, resistente al romper de las olas y capaz de entregar al ser humano la experiencia de lo sublime (al ser algo hermoso que permitía prácticamente olvidar el peligro) y que permitía la observación de un paisaje desconocido al mostrar el paisaje del paredón del acantilado.
Finalmente quienes dieron la última charla de la jornada fueron Verónica Aguirre, Romy Hecht, Camila Medina, Camila Romero y Francisca Salas del colectivo Lofscapes. Ellas destacaron los beneficios que la tecnología y principalmente los dones, traían a la disciplina de proyectos del paisaje señalando que «permiten poner en valor un paisaje, intervención reciente o cambio esporádico«.
Dentro de las observaciones que hicieron en la jornada, señalaron que un mapeo «tradicional» no logra transmitir todo lo necesario, ya que al igual que con las fotografías, «la idea del paisaje como algo en constante transformación se pierde con la imagen estática».
Es por eso que los «dronescapes», existe una oportunidad de mostrar el paisaje como un todo que necesita ser explorado. «Los dronescapes funcionan como una extensión del ojo y la memoria; tienen la capacidad de desplazarse virtualmente a lugares y documentar patrones de movilidad y cambios en el paisaje«, comentaron.
Tras la última exposición, el cuarto ciclo de charlas de LS cerró la velada con un exquisito cocktail, cortesía de lácteos Futaleufú y la cerveza artesanal Guayacán.