Sudán era el nombre del último ejemplar masculino del rinoceronte blanco del norte. Tenía 45 años y murió en marzo. Durante su vida tuvo una hija y una nieta, nombradas Najin y Fatu. Ellas son las últimas dos hembras de esta subespecie del rinoceronte blanco, originaria de África Central, que quedan vivas. El fallecimiento de Sudán planteó una única esperanza para poder salvar la especie: la fecundación in vitro. Hoy, gracias a una investigación liderada por el científico Thomas Hildebrandt, esto podría ser posible.

El trabajo de Hildebrandt y de un equipo de investigadores del Instituto Leibniz de Investigación para Zoológicos y Vida Salvaje, en Alemania, consistió en crear embriones in vitro de esta especie. Empezaron fertilizando ovocitos de rinocerontes blancos del sur, de los cuales todavía quedan cerca de 20 mil ejemplares, con espermatozoides de los del norte que habían sido previamente congelados. Así pudieron crear embriones híbridos. Un siguiente paso es poder tomar los ovocitos de Najin y Fatu, las últimas dos representantes de la especie vivas, para crear embriones puros.

©Reuters: Baz Ratner
©Reuters: Baz Ratner

Para eso, y para que nazca la primera cría, hay un plazo de tres años. Se crearon primero en tubos de ensayo porque necesitan el permiso de las autoridades kenianas para extraer directamente los ovocitos de las últimas dos hembras del rinoceronte blanco del norte. Una vez obtenido, se espera tener los embriones puros y que los rinocerontes blancos del sur sean madres sustitutas. La razón: Fatu tiene una patología en el útero y Naim defectos en las patas traseras. Ninguna de ellas puede llevar a cabo un embarazo. Sin embargo, una vez nacida la cría, ellas tendrían que ser las responsables de enseñarle las costumbres y la vida social de esta subespecie.

El problema que podría surgir es la falta de diversidad genética para construir una población sana. Para esto, hay muestras de piel de antiguos ejemplares de rinocerontes blancos del norte que han sido mantenidos con células vivas. La tecnología de células madre podría convertirlas en ovocitos y espermatozoides que pueden ser usados para crear embriones genéticamente diversos.

©Leibniz-IZW
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Dentro de las principales causas que han armado el camino para la extinción,  se encuentra su caza para extraer el marfil de sus cuernos, creencias religiosas y conflictos bélicos de la zona –África Central–.

Si es que esta iniciativa llegase a ser exitosa, serían los primeros rinocerontes en ser reproducidos in vitro. En la naturaleza sólo han sido tres especies las que han podido ser salvadas gracias a la inseminación artificial: el panda gigante,  el hurón de patas negras y el elefante asiático. Sólo queda esperar que el rinoceronte blanco del norte se sume a la lista.

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