Hace sólo unos días en Ladera Sur les contamos sobre una especie protagonista de una película animada (Río), que acaba de ser declarada extinta: el guacamayo de Spix o gucamayo azul. Sin embargo, no es la única que ha aparecido en la pantalla grande que enfrenta problemas que afectarían a su población en un futuro: el pez payaso es otra de ellas.

Popular desde 2003 gracias a la película Buscando a Nemo,  la especie se considera fuera de peligro de extinción, de acuerdo a la lista roja de UICN, pero hoy se enfrenta a dos grandes amenazas: el calentamiento global y el aumento en su captura por parte del ser humano para mantenerlos como mascotas. Ambas, causas que hoy preocupan a los biólogos marinos y que a futuro podrían significar la pérdida de esta especie en su ambiente natural.

©Disney Pixar
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Sin embargo hay buenas noticias. Un equipo científico de la Universidad James Cook de Australia logró elaborar recientemente el mapa genético del pez payaso (Amphiprion percula). ¿En qué ayuda esto? Va a permitir analizar las posibles respuestas a los cambios ambientales, una de sus principales amenazas.

“Este genoma proporciona un cianotipo esencial para entender cada aspecto de la biología de este pez de arrecife”, dijo el líder del estudio Robert Leahmann de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdulá de Arabia Saudí que trabajó junto a expertos de la JCU.

A su vez Philip Munday, coautor y profesor de Coral CoE en la Universidad James Cook en Australia, se refirió la importancia del pez payaso para la ciencia: «Esta especie ha sido fundamental para la investigación pionera en los aspectos ecológicos, ambientales y evolutivos de los peces de arrecife». Entre otras cosas, los estudios sobre el pez payaso han servido de modelo para estudiar el cambio de sexo en peces, también ha ayudado a los científicos a comprender patrones de dispersión larval en peces de arrecife. «Es la primera especie de peces por la que se demostró que el comportamiento de evitación de depredadores podría verse afectado por la acidificación de los océanos», agregó Munday.

El calentamiento global

En la película vimos cómo Marlin y Nemo, los peces payasos protagonistas, vivían en una anémona. La “Anemonana” de la que hablaba Nemo cuando se refería a su hogar. Y es justamente la alteración de su hábitat lo que más afecta a estos peces.

Un estudio publicado hace menos de un año reveló que esta especie tiene un mayor nivel de estrés y baja en sus hormonas reproductivas cuando las anémonas en la que habita se blanquean producto del aumento de las temperaturas del océano. Estos peces conviven con las anémonas, las alimentan y las cuidan de infecciones. Así es como reciben protección de los depredadores.

Las peceras

Desde el estreno de la película y la popularidad de este pez, aumentó la demanda de peces payaso para tener en peceras. La fundación Saving Nemo de Australia, que reproduce peces payaso en cautividad para evitar que las poblaciones salvajes se vean afectadas, calcula que cerca de un millón de estos peces son capturados al año de su hábitat natural.

Pero Nemo no es la única especie afectada de la película. Un estudio desarrollado por la UICN en 2011 detalló que el 16% de las especies que se muestran en ella está en peligro de extinción. Cada una por causas diferentes, pero en el caso del pez payaso gran parte de la declinación de sus poblaciones es debido a la extracción de ser vivo de su hábitat natural sólo por disfrute personal o decoración.

Algo similar ocurre con el pez cirujano azul (Dory). Dado que aún no se ha logrado reproducir a este pez en cautiverio, todos los ejemplares que hoy se ven en acuarios y tiendas alrededor del mundo fueron extraídos de su ambiente natural, aseguran en la fundación Saving Nemo. A esto  Culum Brown, ecólogo de la Universidad de Macquarie, agrega:  «Tienen una gran distribución (Indo-Pacífico) pero están amenazados por la recolección ilegal de especímenes. Éstos se alimentan de algas en los arrecifes de coral, que es un trabajo muy importante, porque evita que éstas crezcan demasiado –y terminen afectando a los corales–».

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