Su lema es “nos encanta la madera, pero más nos gusta el bosque” y efectivamente desde que comenzaron a operar, han instalado en diferentes productos, lo que hubiese requerido la tala de más de 5.000 árboles nativos. La estrategia de Tabla Vieja es simple: buscan aquellos galpones y construcciones deteriorados y en desuso y reutilizan la madera nativa para crear revestimientos, puertas, pisos, piezas especiales como vigas antiguas labradas con hacha y algunos muebles. De esta forma obtienen un producto que, además de ser sustentable, tiene un valor histórico, ya que gran parte de la materia prima viene de construcciones de más de 80 años de antigüedad.

©Tabla Vieja
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“La madera nativa es un material muy noble, que tiene una larga durabilidad. Veíamos que existen construcciones en madera nativa muy deterioradas y que se encontraban en abandono o se terminaban usando para leña, pero una buena parte del material era rescatable para otros usos”, nos cuenta Cristián Anguita, uno de los socios de Tabla Vieja. Sus primeros trabajos de madera recuperada fueron instalados en las obras de la constructora Casas de Montaña, de Pablo Arriagada, socio fundador de Tabla Vieja.

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Oriundo de Pucón y de padre carpintero, Pablo desarrolló desde pequeño un interés por el oficio y más adelante se formó como constructor civil. Al instalar su constructora, siempre tuvo en mente el trabajo con madera nativa sin embargo, estaba consciente del deterioro de este ecosistema en la región producto de la tala excesiva. Es así como junto a Cristián Anguita y Catalina Musa, crean Tabla Vieja, la solución que les permitiría aprovechar la nobleza del material y a la vez contribuir a la sustentabilidad del bosque nativo. 

©Tabla Vieja
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Hoy en el taller ubicado en el valle de Malalcahuello, ya han comenzado a ampliar su trabajo para obtener productos más terminados que han instalado en casas, oficinas, tiendas e incluso restaurantes, adaptándolos a las necesidades y diseños de sus clientes y logrando combinar la madera nativa antigua en espacios modernos. Entre sus productos estrella, están sus revestimientos machihembrados de fácil instalación y larga duración que llaman la atención gracias a sus colores y texturas forjadas por la exposición al clima sureño y al paso del tiempo. “Estos detalles, producidos por la naturaleza y su secado natural, no se pueden conseguir de otra manera”, asegura Catalina Musa.

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Las maderas, que provienen principalmente de construcciones en las regiones de La Araucanía y de Los Ríos y corresponden a especies como el roble, raulí, coigüe, tepa y lenga, son primero seleccionadas para definir a qué productos serán destinadas y luego se realiza un tratamiento para insectos. “Tratamos de recuperar la mayor parte de la madera, pero lógicamente hay despuntes podridos que no sirven”, cuenta Anguita. Aunque según nos explica Musa, lo podrido no siempre es sinónimo de malo: “A mi gusto, uno de los revestimientos más lindos que tenemos es el texturado y tiene esa condición gracias a que es madera que se encontraba en comienzo de etapa de pudrición y que se complementa con un trabajo artesanal de escobillado”.

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Pero más allá de su indudable atractivo y calidez como elemento decorativo, en Tabla Vieja reconocen la versatilidad y ventajas de trabajar con este material. “Tomando en cuenta el factor ambiental, la madera no requiere energía fósil como el concreto y el acero, que liberan grandes cantidades de CO2 en su transformación. De hecho al contrario, la madera consume CO2 en su crecimiento y además es un recurso renovable… lo que no debe confundirse con infinito. Socialmente, genera más oportunidades de trabajo para la mano de obra local, ya que no se requiere tanta calificación como para construir en acero u hormigón. Y  al ser un material liviano, se transporta y monta fácilmente, permitiendo muchas soluciones constructivas y con buena resistencia”, explica Cristián Anguita,  quien además destaca que es necesario que exista un adecuado manejo del recurso, algo que ellos han perseguido desde sus inicios.

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“La cultura de lo desechable claramente nos está pasando una cuenta ambiental muy importante. Afortunadamente hoy existen personas con una mayor consciencia del impacto de sus decisiones que valoran la sustentabilidad y trazabilidad de los productos que consumen”, dice y asegura que los próximos pasos de la empresa serán lograr certificaciones, y “no solo contribuir no cortando árboles, sino que también reforestando”.

P. Arriagada, C. musa y C. Anguita©Tabla Vieja
P. Arriagada, C. musa y C. Anguita©Tabla Vieja
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