Este fin de semana, en el Seno de Reloncaví, en la Región de Los Lagos, se produjo un masivo escape de salmones desde el centro de cultivo «Caicura» que es operado por la empresa Salmones Blumar S.A. que se dedica a la acuicultura en general, crianza, producción y cultivo de Salmónidos.

Producto del temporal de viento Puelche y las condiciones climáticas fuertemente adversas, se hundió un módulo de cultivo durante la madrugada del 27 de junio. Al suceder el hecho, según informa la empresa, se activaron los protocolos de seguridad y contingencias, evacuando de manera preventiva a 13 colaboradores que se encontraban en las faenas. Todos ellos pudieron ser rescatados y se encuentran en buenas condiciones.

Sin embargo, se produjo un escape de salmones. El gerente general de Blumar, Gerardo Balbontín, explicó que producto de suceso “quedaron bajo el agua 16 de las 18 balsas jaulas que lo componen, con el consecuente potencial escape de los peces de cultivo”.

«Hemos podido constatar que se produjo el escape de salmones en una cantidad todavía no precisada, ya que todas las infraestructuras fueron gravemente dañadas por las condiciones climáticas. Vamos a seguir realizando todas la inspecciones que sean necesarias y estamos realizando la investigación sobre las causas de este incidente», señaló el director regional de Sernapesca, Eduardo Aguilera.

Balbontín precisó que el centro de cultivo registraba hasta ayer 875.144 peces en etapa de engorda, con un peso promedio de 3,828 kilos, desconociéndose por el momento, la magnitud exacta del escape de peces.

Desde Greenpeace, la coordinadora de Campañas, Estefanía González, enfatizó que «es impresentable que la propia empresa no sepa la magnitud del escape. El permiso de siembra era para un total de 1.009.474 salmones y en este evento se hundieron prácticamente todas las jaulas, por lo que al menos estamos hablando de 1 millón de salmones escapados».

Sobre esta situación, la directora ejecutiva de la Fundación Terram, Flavia Liberona, comenta que las cifras del escape son preocupantes: «El escape de salmones ocurridos recientemente es uno de los más grandes registrados y, la empresa, de acuerdo a la normativa ambiental, sólo tiene la obligación de recapturar el 10%. El 90% restante puede quedar en el ecosistema generando impactos ambientales sobre un valioso ecosistema nativo».

Esto, agrega Liberona, es importante porque el escape ocurrió en la comuna de Hualaihué, que está cercana al Parque Nacional Pumalín: «En este sentido, consideramos que debería estar completamente prohibido la  instalación de centros de cultivo en la zona costera de áreas protegidas terrestres, en áreas protegidas marinas y en general en zonas aledañas a áreas protegidas».

Según explican desde Sernapesca, actualmente la empresa salmonera presentó un plan de recaptura de peces, realizando un trabajo con sindicatos de pescadores de la región de Los Lagos para que apoyen las faenas de recaptura.

Los impactos asociados

“Hoy nuestra preocupación es mitigar el impacto ambiental que esta fuga de peces representa, y para ello desde el primer minuto, se activaron los protocolos de contingencia estipulados por ley, y nuestro equipo, en la medida que las condiciones climáticas y de seguridad lo permitan, avanzará en ello, además de recuperar estructuras. Nos golpea fuerte lo sucedido pues la compañía venía trabajando con las complejidades que ha presentado la crisis sanitaria mundial por el Coronavirus”, señaló Balbontín.

Desde Greenpeace explican que los escapes de salmones tienen un gran impacto ya que al ser especies introducidas de forma artificial, no poseen depredadores naturales. “Son animales carnívoros y las poblaciones de especies nativas bajan al ser depredadas por los salmones ya que compiten por el espacio y la alimentación e incluso devoran a los peces de la zona”, puntualizan.

«Los salmones y las truchas son especies exóticas que fueron introducidas en Chile, además son de hábitos alimenticios carnívoros y presentan una serie de enfermedades por las que son tratados en su proceso de cultivo. Los impactos ecológicos y sociales que provoca una fuga masiva de salmones han sido poco estudiados y no existe mucha información de la cantidad de salmones que se escapan de los centros de cultivo cada año, sin embargo en términos generales se puede señalar que los impactos están asociados a la condición sanitaria de los peces escapados, es decir si están con algún tratamiento o no, su capacidad de desplazarse hacia zonas alejadas del centro de cultivo y la posibilidad de que para alimentarse depreden la fauna nativa», explica Flavia Liberona, directora ejecutiva de la Fundación Terram.

En el caso de este escape en el Seno del Reloncaví, Sernapesca informó que «al momento del hundimiento del módulo del centro de cultivo, este se encontraba en tratamiento para la enfermedad piscirickettsiosis con el antimicrobiano florfenicol, debidamente prescrito por el médico veterinario del centro. Cabe indicar que, el florfenicol es un antimicrobiano de uso exclusivamente veterinario. Al encontrarse los peces en tratamiento, no son aptos para el consumo humano, por lo que los peces recapturados deben ser enviados a una planta reductora». 

En este sentido, la institución puntualiza que continuará realizando fiscalizaciones durante la contingencia tanto en el centro de cultivo como en la disposición final de los ejemplares recapturados.

Por otro lado, también existen incertidumbres de las comunidades indígenas del territorio de Walaywe,  ya que señalaron encontrarse «muy preocupadas por el hundimiento del centro de cultivo. Lo que genera mayor incertidumbre es pensar que hay o una fuga masiva o una mortandad masiva de peces, ya que cualquiera de las dos situaciones genera un daño tremendo al ecosistema y fondo marino».

«Nuestra mayor preocupación es que este centro de cultivo limita con el actual ECMPO (Espacio costero marino de pueblo originario) Mañihueico-Huinay, en proceso de destinación marítima cuyos solicitantes son las comunidades indígenas del territorio de Walaywe, que en conjunto con pescadores artesanales y otros usuarios del borde costero se verán afectadas por esta situación que tiene el carácter de desastre ambiental”, explicaron.

“Una vez más queda en evidencia que este tipo de industrias no debe operar en espacios en donde viven pueblos originarios nosotros somos del pueblo mapuches lafkenches y seremos administradores de este ECMPO en conjunto con los pescadores artesanales, recolectores de orilla y grupos de usuarios que vivimos y convivimos con el mar, cuyo valor y respeto es lo que hoy día permite seguir realizando nuestras prácticas consuetudinarias”, enfatizó Yohana Cuñuecar, representante Comunidad Admpu Ka Lafquen, parte del grupo de comunidades solicitantes de la ECMPO Mañihuieco-Huinay.

*Este artículo fue actualizado por última vez el 1 de julio a las 10:24 am.

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