Rassim Khelifa, una bióloga de la Universidad de Zurich, estaba recolectando larvas en los Alpes Suizos cuando algo la sorprendió. Una libélula macho de la especie Moorland Hawker estaba persiguiendo a una hembra, cuando ésta cayó directamente al suelo boca abajo y se quedó ahí, sin moverse. Una vez que la libélula macho se fue, la hembra volvió a volar. Khelifa lleva diez años estudiando a los odonatos, el grupo que incluye a las libélulas y zigópteros, pero esa fue la primera vez que observaba algo así.

Anteriormente, un estudio había advertido a otra especie de libélulas que permanecía inmóvil en el suelo, pero no lo interpretaron como una conducta para defenderse de los machos.

©Joe Grassby
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Esta especie de libélula es susceptible al acoso, porque a diferencia de otras, ponen sus huevos sin protección de otra libélula que vigile el entorno. Un simple encuentro con una libélula macho puede fertilizar todos sus huevos, y si esto ocurre por segunda vez, el sistema reproductivo de la hembra puede llegar a dañarse. “Las hembras se vuelven vulnerables al acoso en ese minuto porque los machos están constantemente patrullando mientras ponen los huevos, buscando una hembra con quien aparearse”, explica la bióloga Rassim Khelifa.

Es por esta razón que la conducta se ha hecho frecuente en esta especie. Mientras más competencia masculina haya, existe una mayor tendencia de las hembras a fingir su muerte. Los resultados del estudio indicaron que un 86% de las libélulas hembra utiliza esta técnica para sobrevivir. De ese porcentaje, un 77% tiene éxito y logra engañar al macho. Rassim Khelifa comentó a National Geographic: “En muchas especies de libélulas, los machos tratan de abordar a la hembra con o sin consentimiento. El macho más rápido es usualmente el que se aparea”.

©Daniela C173
©Daniela C173

Además de este mecanismo, las libélulas hembra tienen otra técnica para poner sus huevos a escondidas de los machos: los ubican en áreas con mucha vegetación. La investigadora explicó que en las áreas intervenidas del experimento (donde no habían machos), las libélulas hembra pusieron sus huevos en espacios abiertos.

Pero estos insectos no son la única especie que finge su muerte para evitar a sus pares del sexo opuesto. La misma técnica ha sido observada por científicos en la araña Pisaura Mirabilis  y la mantis. Además, hay otra especie que utiliza una técnica más extrema que la Moorland Hawker: en el caso de los zigópteros, conocidos en Chile como Caballitos del Diablo, la hembra se convierte en depredadora y se come al macho al momento de aparearse.

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