Ben Goertzen nació y creció en Bozeman, Montana. Desde muy pequeño, sus padres le inculcaron el amor por la naturaleza y su entorno, motivación que lo llevó a convertirse en documentalista de la vida salvaje. “Mi mamá me llevaba a recorrer las montañas que rodeaban mi casa, me acuerdo de hacer trekkings cada fin de semana e ir a acampar o a mochilear por ahí. También me acuerdo que hubo una etapa en la que ella me tenía que obligar a acompañarlos, yo me quejaba de que siempre caminábamos tanto y de que me dolían los pies. Entonces, ella me decía que fue así mismo cuando ella era pequeña, tampoco quería salir de su casa. Sin embargo, llegó un momento en que creció y se dio cuenta de la importancia de la naturaleza en su vida. A mí me pasó lo mismo”, cuenta.

Su trabajo le ha permitido relacionarse de manera más íntima con la naturaleza en distintas partes del mundo. Pero es en su país donde vivió uno de sus más grandes encuentros, luego de haber tenido la oportunidad de conocer a un grupo de osos Grizzlys y convivir con ellos durante meses. Ese encuentro cambió su vida y lo motivó a crear el Montana Grizzly Project, donde junto a Andie Creel buscan combatir la caza de estos mamíferos, actividad que fue legalizada en la zona poco después de que el animal fuera sacado del listado de especies en peligro de extinción.

«Un tiempo antes había hecho un viaje a Botsuana, donde nos encontramos con un gran rinoceronte blanco que estaba luchando por su vida luego de que le quitaran su cuerno. Junto a un grupo de profesionales logramos sacarlo y tratar sus heridas. Sin embargo, sus músculos estaban atrofiados y al día siguiente murió. No fue la muerte del rinoceronte o la sangre en mis manos lo que más me impactó de este suceso, fueron todos los recursos y la energía que se invirtió para que ese rinoceronte viviera. Justo después de ese hecho, Andie me envía un mail con una crónica del Daily Bozeman que decía que la caza de los osos Grizzly se hacía necesaria para la seguridad de Yellowstone. Eso me golpeó», cuenta Ben.

¿Así es como parte el proyecto Montana Grizzly?

En el verano del 2017 estaba trabajando en un documental sobre la vida salvaje en Montana y me tocó seguir a un grupo de osos Grizzly que habitaban un pequeño valle. De a poco me fui acercando a ellos y tuve la oportunidad de conocer sus diferentes rasgos y características individuales. Entonces, me empecé a familiarizar con cada oso que formaba parte del ecosistema y comencé a generar vínculos con ellos. Ese fue el mismo verano en que los osos Grizzly fueron retirados de la lista de animales en peligro, a la que fueron incluidos en 1975 cuando quedaban solo 130 ejemplares en norte América. Habiendo sido removidos de esa lista perdieron la facultad de ser protegidos federalmente por el gobierno, y su manejo se traspasó a los estados de Montana, Wyoming y Idaho, donde se determinó que para manejar a estos osos se utilizaría la misma herramienta que se utiliza para el manejo de toda la vida salvaje, con una temporada de caza.

Ahí estaba yo, luego de haber pasado el verano más revelador junto a estos osos, entendiendo sus características y siendo testigo de los momento más tiernos junto a ellos, para luego enfrentarme al hecho de que podrían ser cazados y puestos como trofeos la próxima temporada.

©Montana Grizzly Project
©Montana Grizzly Project

¿Sabes cuál fue la razón de por qué fueron sacados de esa lista?

Hay mucha controversia y miradas contrapuestas frente a esa pregunta. Hay datos que demuestran cómo la población de osos Grizzlys se ha recuperado, detallan que en 2007 ya habían 730 de ellos en norte América, sin embargo, la cifra permanece estable diez años más tarde. Esto se debe al impacto que está teniendo el cambio climático en la capacidad que estos animales tienen hoy para encontrar comida, hacen que su alimentación ya no sea tan estable y segura como antes, por ende su existencia tampoco lo es. Asimismo, parece contradictorio que una especie que viene saliendo de un listado de peligro sea traspasada a una competencia de cacería.

¿Fue entonces que decidiste armar este proyecto?

Básicamente, cuando nos enteramos de que Montana estaba proponiendo un trofeo para la temporada de caza de los osos Grizzly, sentimos la necesidad de reaccionar. Contar la historia de los Grizzly. Si un medioambientalista, conservacionista y documentalista de la vida salvaje que pasó tiempo junto a estos osos no lo hacía, ¿quién? Para mí era como una obligación moral, sin embargo, no sabía muy bien qué hacer.

Lo conversamos con Andie, quien es la cofundadora del proyecto, e intentamos ver varias soluciones. Ella es periodista y justo estaba haciendo una investigación sobre cuál es el impacto económico que tiene el turismo que generan los osos, versus la caza. Es así cómo decidimos comenzar esta organización sin fines de lucro con el gran objetivo de detener esta actividad apoyándonos en los beneficios económicos que significa el Grizzly. Sin embargo, nos topamos con posturas muy polarizadas frente al tema, entonces tuvimos que dar varios pasos hacia atrás y redefinir el objetivo del proyecto hacia construir tolerancia entre los osos Grizzly y quienes manejan y administran tierras, que son los principales afectados.

Cuando se habla de la conservación de estos depredadores, hay ciertas voces a las que se les debe poner mucho más atención, como son las de quienes tienen que lidiar con ellos día a día. Son esas las voces que debemos tomar en cuenta a la hora de hablar de las políticas, de las leyes y de cómo tiene que ser el manejo de este animal, y no tanto quienes habitan en las zonas urbanas.

Entonces, nuestra misión se reconvirtió en dirección a estas personas, buscando definir cuáles son las realidades que los aquejan con respecto a los osos, saber si es que los aprecian o no, de dónde venía ese sentimiento y cómo podíamos hacer que éste mejorara. Quisimos empatizar con ellos, escuchar sus historias y escuchar cuáles son sus problemas, para luego acudir a la organización y ayudarlos a mitigarlos.

Y, ¿cuáles son las soluciones a las que han llegado hasta el momento?

Hay quienes nos han contado que su rancho se mantiene más seguro cuando hay un jinete a cargo de las manadas, que por el simple hecho de que haya un humano presente, disminuye el peligro. Es por eso que, dentro de las soluciones en las que hemos estado trabajando está, por ejemplo, recaudar fondos para contratar a más jinetes a cargo. Pero es caso a caso. Por ejemplo, está la señora Amber Mason, quien no tiene problemas con los osos Grizzly como depredadores de ganado, sino más bien se siente amenazada y aterrorizada por ellos. Asegura que no tienen respeto por los humanos. Entonces, lo más importante que trabajamos es escuchar estos casos, el entender ya se transforma en una gran aproximación a la solución.

©Montana Grizzly Project
©Montana Grizzly Project

Sé que hace dos años que trabajas en el sur de Chile, donde te has encontrado con el mismo problema que ahí enfrentan los terratenientes por los puma. ¿Cuál sería el paralelo que hacer entre ambas situaciones?

Son conflictos muy similares, pese a que estemos en lados opuestos del planeta, se ve el mismo problema y un manejo similar. Quienes llevan adelante sus estancias y se ven amenazados por la presencia de pumas, no son malas personas. Cualquiera que sienta que un puma invade su hogar y pone en peligro su fuente de ingreso, no va a querer al animal. Pasa lo mismo que en Montana. Y para mí ha significado una capacidad enorme de autocontrol, tomar este paso hacia atrás dejando de lado mis emociones y mi fascinación por la vida salvaje, para poder mirar el problema con perspectiva.

¿Cuál sería tu consejo para quienes tengan que enfrentarse a esta problemática?

Me gustaría que las personas sean empáticas en intentar entender al otro. Todos queremos las mismas cosas: refugio, comida, estabilidad, y es lógico que encontremos conflicto al buscar encontrarlas. Cuando debemos lidiar con la conservación de la vida salvaje, hay que mantener la mente abierta. Me gustaría tener el ticket de oro o la receta perfecta, pero no creo que exista una. Creo que una manera interesante de enfrentar la problemática es a través del ecoturismo, como bien lo están haciendo en la Patagonia. Las personas ven el valor que tiene la vida salvaje, además existe un gran desarrollo en cuanto a la protección que tienen las especies nativas en este país. Creo que eso es increíble.

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