Go Wild: un diseño sustentable y armónico de infraestructura en áreas silvestres
Hay un movimiento de punta abriéndose paso en Islandia. Provenientes de los Westfjords (la Patagonia islandesa) y herederos de las técnicas de construcción vikingas, padre e hijo han llevado la sensibilidad para leer y trabajar con el paisaje de las generaciones antiguas al presente, poniéndola al servicio de la creación de Infraestructuras de Uso Público en las Áreas Silvestres Protegidas de su país, generando así una ¿nueva? ¿vieja? forma de plantearse frente a lo indómito. Aquí nuestra colaboradora invitada, María Jesús May, nos da más detalles al respecto.
Curtida por el fuego y el hielo, Islandia flota en la mitad del océano Atlántico. Sentada sobre una grieta de 40,000 km de profundidad en el lecho marino, desde la Edad Media un tercio de toda la lava expulsada hacia la atmósfera ha fluido a través de esta herida abierta. Esta conexión directa al centro de la Tierra nutre activamente el corazón de volcanes, pozones termales y montañas humeantes. Enormes extensiones de hielos milenarios, soberbios y silenciosos, descansan sobre este sistema volcánico activo, generando paisajes intrigantes e inestables.
Hay cifras que ayudan a entender que las peculiaridades de Islandia no son sólo geológicas: estamos hablando de un país de apenas 329.000 habitantes recibiendo actualmente más de 2.200.000 visitantes al año. Estos flujos están asociados al denominado turismo de naturaleza. La curva es exponencial —literalmente vertical—, razón por la cual este fenómeno ha rápidamente derivado en un daño sistemático por parte de los turistas a la misma naturaleza frágil y salvaje que han venido a visitar.
Desde Aysén, corazón de la Patagonia chilena, me aproximo a Islandia, porque la similitud de sus rarezas es emocionante y prometedora. Podría ayudarnos a prevenir errores innecesarios —a veces irreparables—, como también guiar e inspirar nuestro método regional de planificación y diseño de Infraestructuras de Uso Público para las Áreas Silvestres Protegidas.
Uso Público en Áreas Silvestres Protegidas
¿Qué es el Uso Público? Se entiende como el conjunto de actividades recreativas, sociales, educativas o culturales que puede realizar el ciudadano en los espacios naturales con intención de disfrutar y conocer su patrimonio.
El Uso Público en las Áreas Silvestres Protegidas es definido en la literatura de CONAF como zonas de sacrificio. Los visitantes compactan, erosionan, contaminan. Abrir una zona natural al público es, literalmente, sacrificarla. Trabajando en torno en esta temática durante los últimos años, he observado que existe un elemento que podría ser capaz de articular el Uso Público y las Áreas Silvestres Protegidas de una forma en que se potencien sostenidamente el uno al otro: la implementación de infraestructura correcta. Uno descubre esto y la pregunta inmediata que le sigue es, ¿y cómo son entonces estas tan especiales infraestructuras, capaces de proteger la naturaleza al mismo tiempo de mejorar la experiencia turística de los visitantes en el lugar?
Buscando respuestas llegué a Stokkar og Steinar. Un padre y un hijo que trabajan —en lo que riéndonos llamábamos— como “ la fuerza de la naturaleza”. Alquimistas de musgos y piedras, Guðjón y Gunnar son representantes honestos y puristas de la estética islandesa: el destilado de mil años de evolución en el territorio cuyo darwiniano proceso guía el entendimiento de que la naturaleza es una fuerza que no se combate ni subyuga.
Todas sus obras son ejemplos de un anónimo, precioso y delicado proceso de límites difusos entre arquitectura, paisaje, naturaleza y cultura. No es una cosa ni otra, sino todas al mismo tiempo; interactuando, creciendo, transformándose. El trabajo día a día con ellos me hizo entender en carne propia que otra forma de construir era posible: intuitiva, generosa. Una arquitectura práctica —usa lo que sea que hay en el lugar— y que es capaz de brindar orgullo a la cultura local al mismo tiempo que funciona como una plataforma para alentar la generación de más vida (musgos, helechos, líquenes, insectos, nidos de pájaros).
Sus principios
Eficiencia de recursos. Es una forma más barata de incorporar infraestructura en un lugar debido a que integran el proceso de diseño al de construcción. Esto permite combinar estructuras hechas por el hombre con el paisaje, respondiendo a los diferentes matices naturales a una escala más pequeña, lo que se traduce una intervención más sutil, más precisa. Este sistema repercute económicamente puesto que se reducen los errores de ejecución en obra, y existe un ahorro considerable en tiempo y en el presupuesto general, al no requerir el diseño detallado de planimetrías de arquitectura y paisajismo requeridas para que una empresa constructora cotice y ejecute dichos planos.
Abandonan el Ego. Trabajan de forma anónima. No imponen sus propias ideas estéticas. Dejan que los materiales dialoguen con el lugar de forma desprejuiciada. Entre menos se percibe el toque de la mano humana, más lograda perciben su creación. Las infraestructuras no se diseñan según cómo se verán, sino según qué beneficios traerán al lugar.
La posta. Me parece interesante esta aproximación que se comporta como una posta: entiende que hay que rescatar lo que había antes, y que piensa también en los que vendrán después. Es una forma de pensar y de hacer que no revistea referentes, que no revisa catálogo de materiales: que MIRA. ¿Qué hay ahí? Y así, el espíritu del lugar toma forma —recordemos a Elizabeth Gilbert hablando de responsabilidad creativa compartida—, y el resultado es estremecedor, porque aunque no entienda uno por qué, estás ahí y te emociona, sientes la vida arremolinándose: “la fuerza de la naturaleza”.
Go Wild
Cierro el artículo con esta información que invita a una de las reflexiones más relevantes que he tenido durante los últimos meses. Se trata del resultado de una encuesta del SCSI (Servicio de Conservación de Suelos de Islandia) durante el año 2017. Con el objetivo de desarrollar un plan de nuevas infraestructuras para dicha montaña, se les preguntó a los visitantes cuáles imaginaban que eran las tipologías de construcción más adecuadas. Del total de los entrevistados, 56.3% eligieron arquitectura medioambiental, 31.1% arquitectura local tradicional, mientras que sólo el 2% eligió arquitectura moderna. Habría entonces que cada uno sacar sus propias conclusiones.
para más información de técnicas de construcción y de obras de arquitectura y paisajismo vinculados a la regeneración de la naturaleza: https://www.instagram.com/