Cuatro hipópotamos andan libres en un humedal cerca de la finca del traficante. Foto: Diana María Pachón.
Cuatro hipópotamos andan libres en un humedal cerca de la finca del traficante. Foto: Diana María Pachón.

Toda la vida Nataly Castelblanco ha tenido una enorme fascinación por la naturaleza, especialmente por los sistemas acuáticos. Eso la llevó a dedicar su vida al mundo de la Biología. Siempre en búsqueda de respuestas, confiesa que “entre más conoces, más dudas aparecen, pero es eso lo que te incentiva a seguir trabajando”.

Desde hace más de dos años empezó a seguir de cerca lo que ocurría con la población cada vez más grande de hipopótamos en la cuenca media del río Magdalena. Sabía que esto podría traer consecuencias negativas para los ecosistemas nativos colombianos. Poco a poco fue encontrando más colegas que compartían su preocupación y desde diferentes campos del conocimiento empezaron a investigar este problema que ha despertado el interés de la población colombiana e internacional, pues tiene una historia que bien podría ser el guión de una película: los hipopótamos que hoy deambulan por el Magdalena son descendencia de cuatro ejemplares que el narcotraficante Pablo Escobar trajo al país en la década de los ochenta y que, luego de hacer la extinción de dominio de sus propiedades, fueron multiplicándose tranquilamente ante la inacción del gobierno colombiano.

Producto de esa preocupación, Castelblanco y otros científicos publicaron hace un año un artículo científico en la revista Biological Conservation, donde se estima que actualmente hay entre 90 y 100 de estos animales en un área de aproximadamente 2000 km2. Además, dicen que si la tasa de reproducción continúa así, para el 2039 habría cerca de 1500 hipopótamos.

El estudio causó controversia porque sugería que, ante la magnitud del problema, se necesitaba una combinación de estrategias de control entre las que era inevitable considerar el sacrificio de algunos de estos animales.

Desde entonces, la bióloga y varios de sus colegas son víctimas de insultos en redes sociales donde los han calificado de verdugos y hasta psicópatas. Sin embargo, Castelblanco insiste en hablar del tema y explicar las conclusiones a las que han llegado porque le preocupa más que el problema siga creciendo y que no se haga nada para enfrentarlo.

Nataly Castelblanco, bióloga y doctora en Ecología y Desarrollo Sostenible. Foto: Twitter @N_CastelblancoM
Nataly Castelblanco, bióloga y doctora en Ecología y Desarrollo Sostenible. Foto: Twitter @N_CastelblancoM

En esta entrevista con Mongabay Latam, la bióloga habla sobre los riesgos de la expansión de los hipopótamos en Colombia, los ataques de sectores fundamentalistas, la necesidad de tomar acciones inmediatas y sobre una de sus principales pasiones en la vida: la conservación del manatí (Trichechus manatus), una especie en grave peligro de extinción en el país y con la que viene trabajando hace más de dos décadas.

—¿Cuándo empezó su interés por los hipopótamos?

—Nataly Castelblanco (N.C.): Mucho del interés empezó por redes sociales cuando empezaron a salir noticias sobre avistamientos de estos hipopótamos. Empecé a leer un poco más y a conversar con algunos colegas. Comencé a pensar que esto no era muy difícil de modelar matemáticamente y fue ahí cuando empezamos a jugar con los modelos y a tratar de buscar respuestas.

El trabajo fuerte empezó en enero de 2020. Nos juntamos varias personas preocupadas por esta situación, con visiones y experticias diferentes dentro de la misma ciencia. A medida que nos adentramos en la temática, nos asustamos un poco y pensamos que se necesitaba hacer algo de presión para que se tomen medidas urgentes.

—¿Por qué el manejo de los hipopótamos en Colombia ha tenido tantos obstáculos?

—Cualquier especie invasora es preocupante. Todas ellas son especies que no pertenecen al ecosistema, no tienen ningún controlador de sus poblaciones y ocasionan un impacto negativo. Pero el hipopótamo tiene unas preocupaciones adicionales: es una especie carismática y eso ha impedido implementar eficientes acciones de control, además que es la especie invasora más grande del planeta, en términos de biomasa. Todo esto complica su manejo y las medidas de control. Se juntan demasiadas cosas que convierten esto en un tema fascinante pero, a la vez, bastante problemático.

El mismo origen de la invasión es de película, ha tenido mucho impacto en los medios de comunicación y despierta el morbo y la fascinación en la gente, sentimientos a favor y en contra. Genera muchísima emotividad. Eso no pasa con ninguna otra especie, invasora o no, en Colombia.

La hija del traficante y la pequeña hembra de hipopótamo pasan largas jornadas de baño en un lago cercano a la casa. Foto: Diana María Pachón.
La hija del traficante y la pequeña hembra de hipopótamo pasan largas jornadas de baño en un lago cercano a la casa. Foto: Diana María Pachón.

—¿Por qué las estrategias para el control de otras especies como el pez león, donde hay torneos de captura y hasta gastronómicos, no han generado tanta polémica?

—El punto clave es que los hipopótamos generan muchísima más simpatía por dos razones primordiales. La primera es que es un animal carismático como lo son la mayoría de los mamíferos. Hay estudios que demuestran que cuanto más se acerca la especie evolutivamente a los seres humanos, más tendemos a protegerla. Nos queda más fácil proteger mamíferos como el panda, el tigre, el perro y el hipopótamo que proteger un pez, un anfibio o una lombriz. La segunda razón tiene que ver con la empatía que se genera por la cercanía que tenemos con este tipo de animales desde la infancia. Cualquier persona o niño te va a reconocer un hipopótamo, un león, un rinoceronte, una jirafa, etc. Nos ha llegado mucha información, sobre todo de animales africanos, y tenemos un apego muy fuerte con esta fauna. Todas estas variables hacen que sea muy difícil un control.

—Una de las recomendaciones, que usted y sus colegas dieron en el estudio publicado, tiene que ver con una combinación de acciones de control entre las que se contempla el sacrificio de algunos hipopótamos. ¿Se imaginaron que se crearía una polémica tan fuerte?

—La polémica ha estado desde hace muchos años, de hecho, cuando se sacrificó el primer hipopótamo, en 2009, se generó el rechazo de los animalistas y surgió un mandato donde no se le puede tocar ni un pelo a un hipopótamo. Sabíamos que el estudio generaría una reacción muy fuerte en el público porque finalmente estábamos dando unas bases probabilísticas que demostraban que se necesita implementar este tipo de acciones, no para todos los animales, pero sí parcialmente.

Muchas personas que no están familiarizadas con cómo funciona la ciencia piensan que nosotros lo estamos haciendo porque queremos matar hipopótamos y que el estudio solo nos ha servido para justificar este deseo. Pero esto no es así, es al revés, planteamos soluciones frente a los escenarios a los que nos enfrentamos, de una manera muy honesta, sin ningún tipo de interés personal o económico. Sabíamos que íbamos a quedar en el ojo del huracán porque, como seres humanos, tendemos a buscar culpables y a quién dispararle cuando no nos gusta algo, pero ni modo, es lo que hay, y es el resultado que quedó después de este esfuerzo de investigación.

A pesar de su gran tamaño y peso, los hipopótamos son animales herbívoros. Foto: Fundación Zoológico Santa Cruz.
A pesar de su gran tamaño y peso, los hipopótamos son animales herbívoros. Foto: Fundación Zoológico Santa Cruz.

—En redes sociales usted se ha encontrado con insultos y ataques personales. ¿Por qué ha decidido seguir hablando del tema y explicar las recomendaciones y conclusiones a las que llegaron?

—Yo siempre respondo, trato de explicar, de hacer entender lo que nosotros hemos publicado. En muchos escenarios no se ha transmitido bien la información. Siento que uno como científico tiene una responsabilidad enorme, no solo en hacer una publicación, sino en transmitirla, en hacer puente con la sociedad. Para mí, explicar en los mejores términos posibles se trata de una responsabilidad ética. Sin embargo, en ese proceso uno se encuentra con descalificaciones y ataques personales.

Hay gente que es fundamentalista y no se va a dejar convencer, y ese tampoco es mi objetivo. Nos interesa que las autoridades escuchen, que haya un mayor posicionamiento de la ciencia en las decisiones que toma el gobierno y las autoridades ambientales, que es algo que desafortunadamente no está muy presente en nuestra realidad. Parte del proceso es insistir y no quitar el dedo del renglón para que finalmente se tomen decisiones con cabeza fría y no solo pensando en los votos o en satisfacer a la opinión pública sino, en este caso, en una conservación efectiva del Magdalena, que es en últimas lo que nosotros [los científicos] estamos buscando.

—Una Corte en Ohio, Estados Unidos, reconoció a finales de octubre del año pasado a los hipopótamos como personas jurídicas para evitar que se aplique el sacrificio y que se opte por esterilización no quirúrgica, ¿qué piensa sobre esas decisiones que se tomaron en el exterior?

—Sigo sin entender cómo esa decisión puede ser una estrategia que solucione un problema tan grande como el que estamos viendo. Tenemos un crecimiento desbordado de una población que es invasora, que tiene unos efectos negativos, tanto potenciales como reales, sobre el ecosistema y sobre la gente, ¿cómo vamos a hacer para contener el crecimiento de esta población? Y la respuesta por parte de estos litigantes es decir que hay que proteger los hipopótamos. Para mí eso no es consistente, no tiene sentido proteger a lo que está amenazando al ecosistema, en lugar de proteger al ecosistema. En mi cabeza de bióloga y ecóloga de la conservación todavía me queda muy difícil entender de qué se trata todo esto.

Me he sentado con ellos [sectores que se oponen al sacrificio de hipopótamos] para tratar de entender, pero mi pregunta, la cual sigue sin respuesta a pesar de que la he hecho en muchísimos espacios y foros es: ¿por qué se insiste en proteger al hipopótamo y no a nuestras especies nativas? ¿por qué darle esta figura de persona jurídica a este mamífero y no al manatí o al bagre rayado, por ejemplo?

Yo entiendo que quieran favorecer los intereses del hipopótamo pero, por qué de manera arbitraria, y casi que especista, decides proteger a una especie, no importa que sea invasora o no, por encima de las demás, qué criterio usas para hacer esta selección.

El hipopótamo es el tercer animal terrestre más grande. Es una especie invasora que no tiene depredadores en Colombia. Foto: Fundación Zoológico Santa Cruz.
El hipopótamo es el tercer animal terrestre más grande. Es una especie invasora que no tiene depredadores en Colombia. Foto: Fundación Zoológico Santa Cruz.

—¿Y qué efectos puede tener esta decisión?

—A mi parecer es un retroceso en el proceso porque, además de que ya tenemos retos grandísimos en el manejo de hipopótamos, ahora quieren poner más candados al manejo. Si se le da la figura de persona jurídica no solo quieren respetarle su vida, eso me queda clarísimo, sino que no la puedes castrar, porque si fuera una persona no puedes ir a castrarlo contra su voluntad, no la puedes encerrar, aislar de su familia, debes mantener su hábitat, etc. Es todo lo contrario a lo que normalmente haces con una especie invasora. No sé qué efectos va a tener esa decisión en términos reales, no entiendo si un juez de Ohio influya en lo que Colombia haga con su flora y fauna y cuáles son las implicaciones legales.

—Ya se ha hablado de por qué algunas alternativas como la castración quirúrgica, la captura, el traslado a África o llevar hipopótamos a zoológicos son opciones complicadas o hasta inviables. Ahora se está aplicando el famoso contraceptivo GonaCon y hasta noviembre se había logrado aplicar dosis a más de 25 animales, ¿Qué tan útil es esta medida?

—La gente piensa que esos hipopótamos ya no son fértiles. Pero se trata de un contraceptivo inyectable, que luego debe ser reinyectado para que tenga efecto. En otras palabras, inyectas un hipopótamo hoy pero si en seis meses no logras inyectarlo de nuevo, el animal entra, otra vez, en su ciclo reproductivo y se pierde el efecto.

El GonaCon tiene ventajas y desventajas. Entre las ventajas está que puedes aplicarlo utilizando dardos y así te evitas todo el proceso de capturar al hipopótamo, lo cual es costoso, peligroso y difícil. Lo otro bueno es que sirve tanto para machos como para hembras, esto es excelente porque en vida silvestre es difícil identificar el sexo del animal. Pero también tiene desventajas importantes. Una es que necesitas identificar los individuos que inyectaste para que en seis meses puedas encontrarlos y volverlos a inyectar. Si no lo logras, pues solo tuviste seis meses sin reproducción. Por eso este medicamento se recomienda en animales en cautiverio o animales muy bien controlados.

Otro punto es que esta sustancia no se ha probado nunca en hipopótamos y entre una especie y otra, hay muchas diferencias. Así como puede funcionar puede que no funcione, aún no se sabe su efectividad en hipopótamos. Las autoridades lo dicen, es un proyecto piloto.

Se estima que en el Magdalena medio antioqueño hay entre 50 y 70 hipopótamos. Foto: Fundación Zoológico Santa Cruz.
Se estima que en el Magdalena medio antioqueño hay entre 50 y 70 hipopótamos. Foto: Fundación Zoológico Santa Cruz.

—¿Es suficiente con la aplicación de este método contraceptivo para detener la expansión de los hipopótamos?

—Ese es el gran problema. No es suficiente con el GonaCon. No puedes garantizar que todos estos animales van a estar siendo reinyectados por el resto de sus vidas para que estén completamente estériles. Es posible que después de tres reinyecciones el animal quede estéril pero, repito, esto aún no se sabe en hipopótamos. Aunque fuera efectivo, este mamífero puede tener una vida entre 60 y 70 años, es decir, seguirán generando impactos en el ecosistema por lo menos durante 50 años más.

Esta población de hipopótamos salió de cuatro animales fértiles y ahora hablamos de aproximadamente 100. Para una erradicación de la población estos métodos no sirven, sirven para controlar un poco la reproducción pero no para sacar al animal de la foto actual del río Magdalena. Sin embargo, también puedo decir que entre más cosas se intenten, mejor, y tampoco se puede decir que estas acciones sean una pérdida de tiempo. De todo corazón espero que funcionen, pero tampoco se puede decir: ‘ya está funcionando y ya va un 25 % de la población esterilizada’, esas no son las matemáticas que hay que hacer en este asunto.

Los hipopótamos que trajo Pablo Escobar en la década de los 80 se han multiplicado y en ocasiones han sido vistos caminando por las calles de algunos pueblos. Foto: Fundación Zoológico Santa Cruz.
Los hipopótamos que trajo Pablo Escobar en la década de los 80 se han multiplicado y en ocasiones han sido vistos caminando por las calles de algunos pueblos. Foto: Fundación Zoológico Santa Cruz.

—Muchas de las alternativas de control, incluida la esterilización, se propusieron hace muchos años y hubieran sido pertinentes en su momento, ¿por qué cree que el gobierno dejó pasar todas esas oportunidades?

—Desafortunadamente esto pasa no solo con los hipopótamos sino con muchos otros temas ambientales donde no hay una atención rápida. También ha pesado mucho el hecho de que se trata de un asunto espinoso y polémico. Se necesita una institución que diga cómo se tienen que hacer las cosas y punto. El asunto ha crecido tanto que necesitamos validar exactamente cuántos animales hay, y dónde están, antes de generar una estrategia de acción que es lo que el gobierno está haciendo ahora.

—El Instituto Humboldt está haciendo investigación en campo, ¿qué información nueva pueden traer estos estudios?

—Esto es muy importante y fue también una de las recomendaciones que hicimos en el artículo. Nosotros hicimos unas estimaciones de abundancia a partir de modelos pero es necesario ir a campo y validar si más o menos los animales que pueden contar, con otros abordajes metodológicos, están cerca de lo que estimamos. También necesitamos saber dónde se distribuye toda esta población, cuántos adultos hay, la proporción de crías, etc.

Escuchamos rumores de que los hipopótamos ya estaban por el lado de Magangué [departamento de Bolívar, Caribe colombiano] pero eso no está confirmado. Necesitamos saber si ya llegaron a la depresión momposina [uno de los sistemas de humedal más grandes del mundo], muy seguramente sí, pero en ciencia esto toca validarlo.

Nataly Castelblanco con una cría de manatí. Foto: Twitter @N_CastelblancoM
Nataly Castelblanco con una cría de manatí. Foto: Twitter @N_CastelblancoM

Manatí del Caribe. Foto: Nataly Castelblanco Martínez.
Manatí del Caribe. Foto: Nataly Castelblanco Martínez.

—¿Por qué en Colombia aún no se ha declarado al hipopótamo como una especie invasora?

—Todavía hay mucha discusión al respecto, incluso entre los mismos expertos en especies invasoras. Pero lo que conocemos es que hay varias etapas: primero hablamos de una especie exótica, que es cuando entra a un lugar al que no pertenece; luego hablamos de especie naturalizada, cuando ya empieza a reproducirse y se adapta al nuevo medio y, finalmente, se habla de especie invasora, cuando se empieza a expandir y a tener un impacto negativo sobre el ambiente.

No necesariamente una especie naturalizada es negativa, pero una especie invasora sí lo es. Para nosotros el hipopótamo es una especie exótica, naturalizada e invasora. Si le quitas lo de invasora, y lo dejas solo hasta naturalizada, pues es algo así como que ahí la tenemos pero todavía no sabemos qué tan negativa es. Eso, a mi modo de ver, lo que hace es retrasar un poco las acciones para su control porque da la sensación de que todavía no hay necesidad de preocuparnos… Y ya deberíamos estar muy preocupados.

Yo espero que en 2022 el gobierno declare al hipopótamo como especie invasora en Colombia, que nos quede claro por qué lo es y por qué hay que actuar. Que se trabaje no solo en la parte biológica sino también en la parte social, en cómo esta invasión está afectando a las comunidades rurales y de pescadores, un asunto que está muy descuidado. Finalmente, esperaría que se elabore un plan de acción con unas metas muy claras.

—Usted ha dicho que una de las preocupaciones es que los hipopótamos afecten a los manatíes, mamíferos con los que lleva más de dos décadas trabajando. ¿Qué es lo que más le preocupa?

—La afectación es de varios tipos. Por un lado es indirecta porque los hipopótamos son dinamizadores del ecosistema, son capaces de alterar la estructura física de las cuencas hidrográficas y la química de las aguas, y esto afecta a todas las especies que viven allí, incluido el manatí.

Por otro lado hay una afectación directa ya que los hipopótamos y los manatíes son herbívoros, cuando haya muchísimos hipopótamos se dará una competencia por la vegetación. Adicionalmente, los hipopótamos son tremendamente territoriales y van a empezar a ocupar áreas que son de refugio importante para manatíes, especialmente para hembras con cría y también pueden bloquear corredores migratorios importantes para el manatí. Tenemos una especie que está en grave peligro de extinción, que no tiene suficiente protección y que ahora tiene una nueva amenaza [el hipopótamo].

Nataly Castelblanco lleva más de 20 años trabajando con manatí. Foto: Twitter @N_CastelblancoM
Nataly Castelblanco lleva más de 20 años trabajando con manatí. Foto: Twitter @N_CastelblancoM

—¿Cuáles son las amenazas que han venido afectando al manatí en Colombia?

El manatí históricamente ha sido cazado para su carne y esto sigue sucediendo en algunos lugares. Siguen muriendo por enmallamientos con redes de pesca, por contaminación del agua y pérdida de hábitats. En el Magdalena, particularmente, están siendo afectados por la presencia de ganado vacuno y bufalino que dañan las orillas del río. Tenemos unos procesos muy rápidos y drásticos de sedimentación, lo que hace que se pierda la cantidad de agua disponible para el manatí en épocas secas. Todos estos factores negativos pueden incrementarse con la presencia de hipopótamos.

Lee la nota en el enlace original: “Espero que en 2022 el gobierno declare al hipopótamo como especie invasora en Colombia”: Nataly Castelblanco | ENTREVISTA

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