Múltiples estudios alrededor del mundo han buscado explicar la trayectoria de la cultura polinésica de Rapa Nui desde el arribo de sus primeros habitantes a comienzos del siglo XIII, hasta la llegada de los colonizadores europeos en el siglo XVIII. Es tal el interés por su historia demográfica y ecológica, que el “Ombligo del mundo” se ha transformado en un verdadero laboratorio para entender los procesos de colapso de las civilizaciones antiguas.

El más reciente intento por esclarecer el misterio condujo a un grupo de científicos chilenos y españoles a reconstruir la historia de auge y declive de la cultura Rapa Nui a través de las fluctuaciones de su población, recopilando para ello datos paleoclimáticos, paleoecológicos y todos los fechados de radiocarbono sobre sitios arqueológicos disponibles en la Isla.

Ídolos de Rapa Nui, 1722. Memoria Chilena
Ídolos de Rapa Nui, 1722. Memoria Chilena

El trabajo, publicado en la Revista Proceedings of the Royal Society B y liderado por expertos del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, y del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, utilizó modelos de dinámica poblacional para analizar cómo la interacción de factores climáticos, demográficos y ecológicos pudieron haber incidido en la caída de la población de la Isla, pudiendo determinar que, en vez de un gran colapso poblacional, la sociedad Rapa Nui vivió tres episodios de este tipo en los últimos 800 años.

“Para entender qué fue lo que en verdad ocurrió, utilizamos los datos arqueológicos en la Isla para inferir de ellos las fluctuaciones en el tamaño poblacional de la sociedad Rapa Nui a lo largo de su historia, además de datos sobre el tipo de vegetación presente en la zona y la historia climática de la región. Luego, empleando como marco la teoría de dinámica poblacional, pudimos observar cómo se combinaban estos elementos”, explica Mauricio Lima, investigador de CAPES y autor principal del estudio.

Moai Rano raraku Rapa Nui ©Aurbina
©Aurbina

La particularidad de este modelo, explica Lima, es que por primera vez se pudo analizar la incidencia del clima en las dinámicas de población de la Isla, incorporándola a factores demográficos y ecológicos, como el uso de recursos. “La teoría de dinámica poblacional entrega modelos bien sencillos y claros para trabajar con distintas variables que permiten proponer hipótesis cuantitativas. Había algunas aproximaciones de modelos en Isla de Pascua sobre este tema, pero que sólo consideraban la interacción entre la población humana y recursos naturales, pensando más bien en una especie de colapso endógeno, es decir, por sobreexplotación de los recursos”, señala el investigador de CAPES.

¿Ecocidio o genocidio?

¿Pero qué nos dicen los registros acerca de estas crisis? Al respecto, el estudio señala la existencia de tres colapsos poblacionales en el período estudiado: dos de ellos, previo a la colonización europea. Asimismo, se abordan las causas que habrían conducido a las alteraciones sociodemográficas en este lugar.

Hasta ahora, eran las dos hipótesis predominantes sobre el colapso ocurrido en la isla durante éste período. La primera, conocida como la hipótesis del “ecocidio” habla de una caída abrupta en el número de habitantes a causa del progresivo aumento de su población y el uso intensivo de sus recursos naturales, agotando la tierra disponible para la agricultura y eventualmente condenando a su población a la falta de alimentos.

Monumentos Rapa Nui, dibujo realizado por la expedición de La Perouse, 1825. Memoria Chilena
Monumentos Rapa Nui, dibujo realizado por la expedición de La Perouse, 1825. Memoria Chilena

“El ecocidio es una suerte de suicidio ecológico, que implica llegar a la Isla y deforestar todo, generando con esto que la población empiece a disminuir su número.  En este caso, se observa que la población va colapsando a medida que se van agotando los recursos, como la cantidad de palmeras disponibles. Se observa que hay una alteración en el uso del suelo, que pudo haber sido muy relevante”, comenta Claudio Latorre, investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad.

La segunda teoría, bautizada como del “genocidio”, arguye que la civilización Rapa Nui se mantuvo estable hasta antes de la llegada de los europeos en el 1700, quienes, por medio de la introducción de enfermedades, plagas y la trata de esclavos, terminaron por desplomar definitivamente su población.

Para los investigadores, si bien estas teorías tienen cierto asidero, ninguna de ellas explica por si sola lo ocurrido en Rapa Nui. “Probablemente, los colapsos se produjeron por una combinación entre el crecimiento poblacional, el cambio climático y el sobreuso de recursos. A medida que se colonizaba la Isla y se empezaba a expandir la población, las necesidades o demandas por recursos alimenticios, tierra arable y productividad de la tierra, también lo hicieron. Esto, fue acompañado por un proceso gradual de cambio climático entre los años 1200-1250 y 1700 AD, específicamente, una intensificación del fenómeno de La Niña que trajo una disminución en las precipitaciones. Esto podría haber impactado en la capacidad productiva de la tierra y, por tanto, en la habilidad de pueblo Rapa Nui para alimentar a su población.”, detalla Lima.

Moais en Rapa Nui ©Calogero Santoro
©Calogero Santoro

En opinión del ecólogo de poblaciones, bastó con un pequeño cambio en el promedio de las precipitaciones anuales en Rapa Nui  para desatar estos colapsos, “Lo que la Isla nos deja como lección es que uno no necesita grandes cambios climáticos para tener un colapso o un problema sociodemográfico grave, sino sólo una interacción entre un tamaño poblacional muy grande, un ecosistema presionado por esa población, y una disminución gradual en las condiciones de las que depende ese ecosistema para proveer alimento”.

Los investigadores también especulan que uno de estos colapsos, sucedido entre 1450 y 1550 aproximadamente, pudo haber coincidido con un cambio cultural y social en la Isla, que transita de un tipo de sociedad más compleja y jerarquizada –caracterizada por la construcción de grandes edificaciones y monumentos, los Moai– a un modelo societal más austero y simplificado, constituido por grupos y clanes familiares. “En el caso de esta crisis, al término de la construcción de la fase de los moais, se agotaron los recursos de la Isla. Este cambio radical habría tenido que ver con la forma de relacionarse con la naturaleza”, explica Latorre.

Para éste último, este cambio cultural supone una suerte de resiliencia socioecológica de parte de la sociedad Rapa Nui. Mal que mal, “¿cómo es que los pascuenses lograran sobrevivir en esa pequeña roca en medio del océano durante 1200 años? Pensamos que eso fue así, porque se fueron adaptando a las condiciones que ellos mismos fueron generando, en parte gracias a importantes cambios tecnológico asociados a sus sistemas de cultivo, pero sobre todo limitando su consumo y transformando su manera de relacionarse con el mundo que los rodeaba”.

Rapa Nui vista desde el mar, 1861. Memoria Chilena
Rapa Nui vista desde el mar, 1861. Memoria Chilena

Lecciones para el mundo actual

En un planeta en el que la población mundial sobrepasa los 7.7 mil millones de personas, al tiempo que se sobreexplotan los ecosistemas naturales, el estudio tiene bastante que enseñarnos al respecto. “La Isla puede ser entendida como un laboratorio de lo que puede ocurrir a escala global. Al igual que una isla, este planeta es un sistema finito, sobrepoblado, y que está experimentando un proceso acelerado de cambio climático, generado esta vez por la propia actividad humana. Esos tres componentes son un cóctel que puede producir problemas importantes en la demografía, la estructura socioeconómica, la calidad del ambiente y los procesos ecológicos”, comenta Lima.

Por su parte, Latorre afirma que el trabajo recién publicado se vincula totalmente al escenario de cambio global, y el hecho de que la población mundial es la actual fuerza y motor que nos está llevando a la deforestación, extinción de especies y cambios en el uso de suelo. “Eso es un ecocidio también. Y por eso el paradigma de Isla de Pascua es tan llamativo y se parece a lo que está viviendo la población mundial”, puntualiza.

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