En la famosa serie Juego de Tronos, existía un material tan especial que era el único capaz de derrotar a los temidos caminantes blancos: el acero valyrio. Tenía un filo que no era equiparable. Por mucha alusión que se haga a la cultura pop, mencionar este ejemplo no es al azar. En nuestra historia, existieron las famosas espadas de Damasco, que inspiraron al escritor George R.R. Martin a crear el acero valyrio. Hasta el siglo XV, en esta ciudad siria había una forma muy especial de tratar el hierro y el acero con pequeñas incrustaciones de materia orgánica que iban refinando. Eso dio origen en a las mejores espadas de la historia que, siglos más tarde, inspirarían un elemento fundamental de una serie de televisión.

Espada de acero damasquino. Wikimedia Commons.
Espada de acero damasquino. Wikimedia Commons.

Quienes vimos esa serie lo hicimos por distintos medios, como a través de un televisor o un computador. Al igual que las famosas espadas de Damasco, estas herramientas están fabricadas con metales. Mientras vemos la trama, comemos un sándwich con tenedor y chuchillo, ambos hechos con metales. El tostador que quizás usamos para tostar el pan, también. Y mientras estamos sentados, nos llega una notificación a nuestro Smartphone. ¡Ese aparato tiene más de 60 metales! La lista podría seguir. Es que, quizás sin notarlo, los metales han formado nuestra historia y, por supuesto, nuestro día a día.

Esto es parte de lo que la reconocida geóloga y Doctora en Geología Económica, Irene Del Real —una “detective” del origen de los minerales en Chile— se dedicó a investigar y muestra en su nuevo libro “Todo lo que brilla: cómo los metales han formado parte de nuestra historia”. En él condensa, como su contratapa lo menciona “millones de años de preguntas, misterios, investigaciones y estudios en torno a los metales”.

“El libro es una especie desacople entre el rol que juegan los metales en nuestro presente y abrí las puertas a pensar en el rol de los metales en el pasado. También, por supuesto, hacia el futuro. Entonces, la idea del libro es poder ayudar a que el lector pudiese tener una opinión informada respecto del uso de los metales”, comenta Irene.

Portada del libro "Todo lo que brilla"
Portada del libro «Todo lo que brilla»

Los metales en el pasado

En la tabla periódica hay 118 elementos. Más de 90 de ellos son metales, siendo absolutamente frecuentes. En concreto, según explica Irene, un metal es una aleación entre dos elementos que tienen características metálicas. Es decir, enlaces metálicos en sus átomos, si hablamos de la estructura interna del elemento. A un nivel físico, tienden a tener un brillo metálico. “Una de las cosas más importantes que tienen los metales es que nosotros les podemos dar forma y son buenos conductores de electricidad. Es súper general, pero diferentes metales van a tener diferentes características”, dice Irene.

Así, varios metales pueden formar parte de un mineral. En ese sentido, hay metales que se extraen a través de procesos químicos desde el mineral, y otros que están en lo que se conoce en estado nativo, es decir, que ocurren solos.

Como sea, los metales han estado desde siempre en el planeta gracias a procesos geológicos que los forman y han sido parte esencial en el desarrollo del ser humano, en una historia que para muchos es desconocida. “No vemos mucho la historia contada desde esta narrativa o hilo conductor de los metales”, asegura Irene, “a mí me sorprendió escribiendo este libro que planteé a mi editor escribir 10 páginas sobre esto que se transformaron en 100. Es el capítulo más largo del libro porque es realmente fascinante ver la historia desde la perspectiva del uso de los metales”.

No por nada existe, por ejemplo, la Edad de los Metales (Cobre, Bronce y Hierro), al fin de la prehistoria. Las primeras herramientas descubiertas por el hombre fueron en gracias al descubrimiento de estos metales, lo que significó un gran avance. Con eso, las culturas le empezaron a dar valores estéticos y espirituales a los metales. Cientos de años más tarde se desarrolló el Imperio Romano, quienes fueron los primeros en tener una industria minera, al ser la primera sociedad en ocupar monedas.

“Todo eso lo muestro en el libro para darse cuenta de que, por ejemplo, cosas como la conquista de América fueron totalmente motivadas por los metales. Esta última concretamente por el oro y enriquecer a la corona. Después, saltándome siglos, si uno piensa en la Segunda Guerra Mundial, sacándole la capa ideológica, la forma táctica en que se movió fue netamente en base a quién tenía metales, porque los metales eran igual a armamento. Incluso el desarrollo de la ciencia. El método científico que ocupamos se desarrolló a través de los alquimistas. Ellos tenían como objetivo principal la transmutación, que es convertir un metal a otro metal (…), específicamente plomo al oro. Increíble, porque es imposible lograr eso a través de reacciones químicas simples. Tras eso, todos experimentos fueron tomando nota de lo que hacían ellos. Todo está relacionado con el uso de los metales”, dice Irene.


—¿Hay metales que marquen más la historia o se relacionan con época histórica?

—Es harto por época histórica. El cobre siempre ha estado ahí. Pero a mí algo que me fascina es pensar en el hierro, que es muy difícil de fundir porque se necesita una temperatura extremadamente alta. Aún así, hubo una edad antes de la época grecorromana donde se utilizó a su favor (…). En la Edad del Hierro lo que se hacía era ocupar reacciones químicas. Y después de eso se martillaba con carbón. Ahí se fue descubriendo lo que era el acero. Era tedioso y aun así el hierro siempre fue ocupado. De hecho, en la Edad Media todo lo que tenía que ver con armas, con artefactos de cocina, todo eso tenía hierro. Pero no fue hasta la Revolución Industrial que se empezó a masificar el uso del carbón como combustible y la quema de carbón logra llegar a esa temperatura para poder fundir el hierro. Ahí es donde se masificó el uso del acero y se abre ventanita en la sociedad moderna. Lo que vino después fue construcción de trenes, puentes, hospitales, etc. O sea, se pudo empezar a construir de manera óptima. Entonces todo eso cambió completamente el desarrollo de la sociedad. El hierro me gusta porque es el fiel acompañante que ha estado ahí toda la historia, es una de las bases que tenemos. Pero es súper de momento histórico, en este instante son otros los metales que ocupan la conversación más que el hierro, que tienen que ver mucho con el desarrollo a futuro.

Ilustración de minería de carbón en la Revolución Industrial
Ilustración de minería de carbón en la Revolución Industrial

—En relación con esto está el tema de la extracción de estos metales. Me contabas que el Imperio Romano fue el primero en tener minería. ¿Cómo ha ido cambiando el tema de la extracción a través de la historia?

—En un principio era trabajo artesanal en la superficie. Los metales tenían que estar con los minerales cerca de la superficie. Lo que pasó con los romanos es que empezaron con minería subterránea, construyendo túneles para poder meterse a sacar minerales. Había todo un avance de ingeniería en poder construir estas operaciones solo con geometría. Eso sí, era una minería en condiciones infrahumanas para los trabajadores, con túneles muy pequeños. En la Edad Media, los alemanes fueron los que comenzaron con la minería a cielo abierto. Ellos dieron ese paso, principalmente en minería de plata. Tenían muy buenos conocimientos de ingeniería detrás de la construcción de minas (…). Después con el tiempo se fue masificando, pero especialmente con la Revolución Industrial y con la invención de la máquina de vapor. Ahí se empezaron a mecanizar muchos procesos dentro de la minería. Curiosamente la máquina de vapor se descubrió en una mina para poder sacar el agua acumulada en la mina de carbón. Entonces fue la extracción de carbón la que llevó al descubrimiento de la máquina vapor.

Yo creo que la minería ha cambiado mucho. Antes poco y nada nos importaba qué efectos medioambientales podía tener. Por ejemplo, la extracción de plata en la conquista de América, que fue eso más que oro, se sacaba principalmente con mercurio que se evaporaba. Eso es un proceso metalúrgico que hoy en día entre que está prohibido y se evita a toda costa porque se liberan gases súper tóxicos, pero en esa época no se sabía lo que se estaba haciendo. A medida que vamos entendiendo más, vamos también aprendiendo las consecuencias de estos avances. Otro cambio grande la minería es cuando se maquinizó y pasó a ser un proceso industrial. En Chile eso fue más en el siglo XX, cuando se empezó con los pueblos mineros (…). Como las minas estaban alejadas de las ciudades, se construían asentamientos para los trabajadores y sus familias. Ejemplos son lugares como Chuquicamata, El Salvador, Sewell o El Teniente (…). Hoy en día hasta la minería más moderna también está transitando lentamente, pero obligadamente, hacia una operación que sea más sostenible y ahí no tienen opción. O sea, es la minería del futuro. También yo creo que como sociedad tenemos mucho más poder en dar o quitar licencias sociales para que la minería pueda operar.

Metales en el presente y futuro

Un tema que sin duda marca nuestro capítulo de la historia actual, con claros efectos al futuro, es la transición energética. Ahora, con miras a la carbono neutralidad, la quema de combustibles fósiles se plantea cada vez más como algo más lejano. Por ende, el uso de energías renovables y la famosa electromovilidad está cada vez más masificado, en un mundo donde los metales se hacen aún más indispensables. Y con ello aparecen nuevos debates.

Fotografía de un panel solar en España. Wikimedia Commons.
Fotografía de un panel solar en España. Wikimedia Commons.

Habría que verlo así: un auto eléctrico puede ocupar 3,5 a 4 veces más cobre que un auto convencional. Y cerca de 100 kilogramos de carbonato de litio. Los paneles solares o las turbinas eólicas pueden contener casi todos los metales de la tabla periódica. “Es contradictorio porque uno pensaría que para esto no se necesita minería, pero necesitamos metales para una transición (…). Ahora, los metales son 100% reciclables. Pero es difícil llegar y decir cambiemos toda la flota por autos eléctricos, la cantidad de metales que eso requiere es muy desgastante. Entonces yo creo que esto va de la mano con cambio de paradigma de consumo sí o sí. Quizás pensar en tener menos autos o ciudades más inteligentes. Esto tiene mucho que ver con el consumo personal y yo creo que ahí es donde a veces nos cuesta hacer esa conexión”.

—Si la gente no bajara su consumo, se van a necesitar más metales ¿hay un límite?

—La geología súper generosa con ciertos metales, pero si pensamos el caso de Chile y el cobre, yo creo que hay cobre para rato, solo que claro, no es el cobre que nosotros encontrábamos fácilmente antes, sino que ahora hay que encontrar depósitos a mayor profundidad. Que estén en mayor profundidad requieren mejores métodos de exploración. También requieren una ingeniería más sofisticada cuando se trata de explotar (…). Lo que sí es que hay metales que nosotros catalogamos como críticos y esa criticidad se mide por dos aspectos. Uno es la disponibilidad geológica: cuánto hay. El otro es la demanda: cuánto lo necesitan. Hay algunos que se encuentran poco y son importantes en paneles solares o turbinas eólicas: la famosa familia de las tierras raras. Es problemático porque están ubicados en ciertos lugares, entonces también hay monopolios: los metales son temas geopolíticos importantes.

Geóloga Irene del Real.
Geóloga Irene del Real estudiando rocas.

Un ejemplo es el cobalto. Se ocupa de celulares, pero también es uno de los metales principales para la construcción de baterías de litio. Más del 30% de cobalto a nivel mundial está concentrado en la República Democrática del Congo y han habido esfuerzos de poder tener una minería más avanzada, que sea más segura para la gente que trabaja, que también que sea más justa para los trabajadores. Pero hace poco salió un libro —que lo menciono en mi libro— que retrata condiciones súper infrahumanas de los trabajadores (…). Entonces el dilema moral es fuerte porque o tenemos que buscar alguna forma de reemplazar cobalto o buscar alguna forma de mejorar las condiciones en que se trabaja. Entonces hay muchos desafíos que son globales

—¿Existe la minería sustentable?

—Yo ocupo el término minería sostenible, porque no es sustentable al hablar de un recurso no renovable. Uno puede decir lo más sustentable posible y yo sé que eso son detalles, pero igual las palabras construyen realidades (…). Creo que hay esfuerzo de que la minería se haga más sostenible y definitivamente hay cosas que se pueden hacer se están haciendo desde, por ejemplo, trabajar con el tema del polvo, que no se levante, flota de camiones que sean eléctricos, planificando una operación minera carbono neutral. O sea, en el fondo emiten la misma cantidad de carbono que secuestra (…). Por último, llegar a un balance entre el impacto que está teniendo la operación minera a escala de la atmósfera, pero también hay muchas otras capas entremedio que tiene que ver con primero, con las comunidades (…). Para que la minería pueda ir avanzando hay que reconstruir las relaciones entre sociedad y minería y medio ambiente. ¿Ahora, por qué es importante construir este puente? Porque uno podría pensar bueno, ya cierren las minas y por qué nos estamos preocupando. Y bueno, esto es un tema que a mí me convoca y me mueve. Y en parte también por eso escribí el libro.

Irene Del Real con rocas muy antiguas en Brasil

—¿Existe o existirá algún reemplazo a los metales en nuestra vida?

—Uno podría pensar una vida sin metales y ¿qué va a pasar? Vamos a crear reemplazos, probablemente biomateriales que van a terminar igual que los metales. Si uno cortara el suministro de metales pasaría por una etapa de locura en la humanidad, también hablo de eso en el libro. Ahora, también algunos metales problemáticos y pueden haber esfuerzos para que busquen un reemplazo, si el suministro no está asegurado. Mucho se habla el litio, de que en realidad puede tener sus días contados porque hay mucha competencia a nivel global de generar tecnologías de baterías que no ocupen tanto litio. Esto es algo parecido con lo que pasó con el salitre hasta que se inventó el salitre sintético. Hay otros metales que son casi imposibles de reemplazar, como el cobre. El cobre se va a seguir usando y es un metal súper noble en nuestro uso, además de que no es tan difícil de encontrar. Quizás con el aluminio podría ser, pero también la producción de aluminio consume mucha energía. Entonces ahí pelean un poco, como que está la capa también, que no es solo encontrar el metal, sino producirlo, procesarlo y hay muchas otras aristas que juegan algún rol. Entonces es súper interesante y desafiante. La idea del libro un poco empaparnos con esto y destapar esta capa que existe y controla bastante el cómo funcionamos.

—Bueno, cerrando con tu libro, ¿tienes alguna invitación para que la gente lo lea?

—Este libro fue escrito con mucho amor y pasión. Refleja mi camino investigando, la mayoría las cosas que escribí no las sabía antes. Entonces expresa la emoción que yo iba sintiendo a medida que iba conociendo las muchas temáticas que menciona. Es un libro que está escrito para todo público. Hay un capítulo de geología un poco más duro, pero hay que tener un poco de marco teórico también en la vida. Está escrito con la única pretensión de que hablemos sobre estos temas. Aunque son temas densos, es un libro súper liviano, está lleno de anécdotas y muchas historias diferentes e incluso personales.

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