Fue durante su campaña presidencial que Jair Bolsonaro, Presidente de Brasil, demostró sus intenciones con respecto a mejorar la economía del país y con ello, centrarse en sacar un mayor provecho económico a la selva amazónica.

En el 2018, Brasil – que posee la mayor parte de esta reserva forestal– encabezó la lista del país que más bosques tropicales primarios o nativos perdió y, de acuerdo a un nuevo informe,  la deforestación del Amazonas ha aumentado más de un 60% en junio con respecto al mismo periodo del año anterior.

De acuerdo a lo especificado por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil, las áreas de alerta por deforestación y degradación en la Amazonía en los últimos meses alcanzan 762,3 km2 en comparación a los 488,4 del mes de junio en el 2018.

©Ana_Cotat/Flickr
©Ana_Cotat/Flickr

Una cifra que se catalogó como preocupante en varios medios locales, ya que equivale a que un área de la selva mayor que un estadio y medio de fútbol sea destruido cada minuto.

Los datos se basan en imágenes satelitales de observación de la Tierra que son registrados por el  Sistema de Detección de Deforestación en Tiempo Real (DETER) el cual está diseñado para guiar la inspección de campo por parte de los organismos a cargo.

No es por nada que a este lugar lo llaman “el pulmón del mundo”. La amazonía constituye el bosque tropical más grande del planeta y el principal generador de oxígeno hacia la atmósfera. A lo largo de la historia, ha sido reconocido como una reserva de servicios ecológicos, no solo para los pueblos indígenas y los grupos locales que habitan en él, sino para todo el mundo.

Recordemos que la forestación es un aliado clave para la reducción de las emisiones de carbono, esto se debe a que los árboles absorben dióxido de carbono cuando crecen, eliminándolo de la atmósfera.  Según la FAO, una correcta gestión puede ayudar a combatir el cambio climático mediante la repoblación forestal (plantar nuevos árboles) y la reforestación.

En las tierras más tropicales, como en Amazonas, la vegetación crece con rapidez y, en consecuencia, elimina el carbono de la atmósfera con mayor celeridad. En estos casos, los bosques pueden almacenar hasta 15 toneladas de carbono por hectárea al año en su biomasa y en la madera, según comenta la FAO.

Sin embargo, noticias como estas preocupan a los entes medioambientales. El coordinador de Políticas Públicas de Greenpeace Brasil, Marcio Astrini, ha criticado fuertemente al gobierno brasileño en materia ambiental, ya que no se han implementado medidas para luchar contra la deforestación en la amazonía y, en cambio, se han tomado decisiones que ponen en peligro la selva tropical.

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