8M y la voz de 8 jóvenes mujeres líderes: ¿Cuáles han sido sus desafíos y referentes?
En este Día de la Mujer #8M, buscamos a ocho mujeres jóvenes líderes ligadas a la naturaleza y medio ambiente, desde diferentes ámbitos. A cada una le hicimos tres preguntas enfocadas en los desafíos a los que se han tenido que enfrentar siendo mujeres en el nicho en el cual se desempeñan, además de saber quienes han sido sus referentes. ¿Quiénes son estas mujeres? Conoce aquí más detalles.
Algunas de ellas nos acercan a la ciencia de formas cercanas, ayudándonos a comprender las complejidades del mar, las maravillas del Reino Fungi o lo sorprendente del universo. Otras, son íconos juveniles del activismo ambiental y el reconocimiento de los pueblos indígenas. Muchas han marcado pauta dentro del emprendimiento con un enfoque medioambiental o se han enfrentado a los desafíos de la fotografía en lugares inhóspitos. También, marcan presencia en un mundo deportivo y salvaje, al tiempo que graban y divulgan la importancia de ser respetuosos en nuestras visitas a la montaña, entre muchas otras cosas.
Se trata de mujeres en sus veinte y treinta años, que actualmente son líderes o referentes dentro del área en la que se desempeñan, en profunda conexión con el medio ambiente y la naturaleza. Para esta nota buscamos a ocho de ellas y les hicimos tres preguntas:
¿A qué desafíos te has tenido que enfrentar siendo mujer en tu área?
¿Ha ido mejorando la situación a lo largo de los años?
¿Quién ha sido tu mayor referente?
Marilita Quintana (25)
Es una mujer Selk’nam. Técnico en Artes y Gestión Cultural. Artista integral, se desenvuelve en distintas disciplinas como música, teatro y artes visuales. Es Directora de Artes y Cultura, Educación y Deporte de la Fundación Hach Saye, que tiene el objetivo de desarrollar, proteger y fomentar la cultura Selk’nam y su territorio.
— ¿A qué desafíos te has tenido que enfrentar siendo mujer en tu área? ¿Cómo te has enfrentado a ellos?
— Creo que uno de los desafíos más grandes de ser mujer en mi área es tener que compatibilizar mis responsabilidades sociales, porque mi trabajo no es solamente un trabajo, sino que también incluye mucha responsabilidad social, con mi rol de mamá. Entonces, todo lo que yo hago, por lo general, lo hago con mi hijo. Muchas veces he sentido que no puedo dar mi 100%, porque tengo que dar un 100% siendo mamá y un 100% en el rol que me toca ejercer. Y afortunadamente siento que todo ha ido bien.
Sin embargo, sí me ha tocado presenciar discriminaciones, como hacia mis colegas, que son más públicas, o sea, tienen una imagen pública mucho más potente, y es justamente por el hecho de ser mujeres que las han ninguneado, que las han tratado mal, que no les han dado los espacios.
Aparte de trabajar en la Fundación en el área de cultura, yo también soy artista, y mi trabajo trato de complementarlo. Muchas de las cosas que hago en la Fundación son motivaciones personales que afortunadamente puedo desarrollar a través de la Fundación, y muchas veces en reuniones me ha tocado ver cómo hay masculinidades que no dan el espacio, o que en realidad uno tiene que esforzarse más para ser notada.
No sé si lo tomo desde un lado confrontacional, sino que simplemente trato de hacer bien mi trabajo, trato de esforzarme al máximo. Lo que he visto que ha provocado es que la gente me ha empezado a buscar por ello, porque desde la paz y desde el actuar bien, creo que desde esa parada uno crea redes de confianza y se muestra a sí mismo como una persona responsable y eso es más que suficiente.
— ¿Ha ido mejorando la situación a lo largo de los años?
— A lo largo de los años, considero que la situación ha mejorado, pero también que se me han mostrado más situaciones de conflicto. A lo que voy es que las personas que en un inicio no daban el espaci,o han visto que mis colegas y yo podemos trabajar de una forma profesional, pero también han surgido nuevas personas que tratan de adueñarse de los espacios o que no los han querido compartir, cuando en realidad todos trabajamos por un bien común. Entonces considero que la competencia no es necesaria.
— ¿Quién ha sido tu mayor referente?
— Uno de mis referentes máximos es Bárbara Saavedra, porque considero que es una mujer muy inteligente, muy capaz y muy comprometida. Su trabajo refleja sus valores y considero que hay muy pocas personas que tienen eso. Un aspecto muy importante de ella, que yo destaco o que yo puedo observar, es que en este rubro o con estas responsabilidades o labores, muchas veces las personas se van volviendo toscas, se van volviendo duras, y considero que ella es una persona muy auténtica, porque ella no ha perdido la ternura en el trato hacia los demás o hacia ella misma. No se ha endurecido y eso lo valoro mucho. Considero que eso demuestra su fortaleza; el no perder esa autenticidad suya por el medio.
Francisca Contreras (27)
Astrónoma. Se dedica a la comunicación y divulgación de la ciencias. Ha diseñado e implementado unidades y módulos educativos para estudiantes desde los 4 hasta los 12 años de edad, llegando a más de cinco mil de ellos, por medio de los cursos de niños del Observatorio Astronómico Nacional de la Universidad de Chile. También, ha sido por años monitora del programa: “Cazadoras de Estrellas”, en donde ha impartido clases y encuentros para niñas y adolescentes, con el apoyo del observatorio ALMA.
— ¿A qué desafíos te has tenido que enfrentar siendo mujer en tu área? ¿Cómo te has enfrentado a ellos?
— Son distintos los desafíos que enfrentamos las mujeres en la ciencia. Yo destacaría los que corresponden a la etapa formativa, donde vemos distintas expectativas de parte de profesores y profesoras con respecto a sus estudiantes, haciendo una diferencia entre hombres y mujeres. También el trato entre los compañeros, que también vemos estas diferencias que están asociadas a estereotipos de lo femenino y lo masculino, y que en el día a día se ve en momentos de escuchar la opinión de un compañero de grupo o hacerse parte de grupos de estudios que es tan importante en carreras desafiantes académicamente.
—¿Ha ido mejorando la situación a lo largo de los años?
— Durante los últimos años, ha habido una gran visibilización de las problemáticas de género, por lo tanto, las instituciones educativas tampoco quedaron fuera de esto. Así como en 2018 vivimos toda una revuelta universitaria que fue muy importante para la visibilización de las problemáticas de género en el aula, quizás con la pandemia se perdió un poco de estas reflexiones, pero hubo cosas que quedaron. Durante mi etapa universitaria trabajamos en un protocolo de actuancia ante el acoso y el abuso sexual. Éramos las mismas estudiantes quienes hacíamos esta capacitación. Al día de hoy dentro de la Facultad de Ciencias Física y Matemática de la Universidad de Chile se encuentra la Dirección de Género, que principalmente se enfoca en hacer estudios de género, pero de todas maneras demuestra un compromiso de parte de las instituciones de mayor prestigio en el área de las ciencias exactas en solucionar y dar respuesta a estas problemáticas.
Y eso con respecto a las etapas formativas, pero no todas las personas que se dedican a las ciencias se quedan trabajando en universidades. También muchas se integran al mundo de la industria a través de la ingeniería, la tecnología, pero ahí se enfrentan de nuevo a los estereotipos de quien está haciendo la entrevista laboral buscando un nuevo candidato, porque esta persona se está imaginando a un varón cuando piensa en un científico, por lo tanto es mucho más difícil para una egresada de carreras universitarias del área de los STEM ingresar también al mundo laboral en igualdad de condiciones que sus compañeros varones e incluso reciben menores sueldos. Es la experiencia que yo he tenido con respecto a mis excompañeras y espero que con el tiempo no siga siendo así.
— ¿Quién ha sido tu mayor referente?
— En Chile se habla mucho de la falta de referente de mujeres en ciencias. Yo me imagino que siendo pequeña la única científica que conocí era mi pediatra, no podías imaginarte una mujer en ciencia y nombrar a alguien que no fuera Marie Curie, por lo tanto la representación sí es importante, y ver a mujeres y mujeres latinas haciendo ciencia es clave para todas nosotras. Yo espero ser el modelo de rol que no tuve cuando estaba pequeña y creo que todas siempre hemos sentido mucha admiración por el trabajo de nuestras madres o abuelas, en mi caso fueron mis hermanas quienes abrieron las puertas de estudiar en la universidad, en Santiago. Por lo tanto, para mí, son ellas mis mayores referentes quienes ahora se dedican a la ciencia cuando nosotras venimos del sur, del campo y nos esperaba eso de nosotros.
Fernanda Pizarro (27)
Médico Veterinaria, especialista en fauna silvestre, divulgadora científica y amante de la educación ambiental. Hace videos sobre educación ambiental en redes sociales. Junto a su hermano tienen una fundación llamada Andes para Todos, la cual busca realizar programas de educación ambiental para implementar en centros educacionales, organizar salidas a terreno y movilizar a la ciudadanía en torno a la relación entre las personas y la naturaleza.
—¿A qué desafíos te has tenido que enfrentar siendo mujer en tu área?
Tengo la fortuna de vivir en un ambiente laboral sano y estar rodeada de mujeres power en el rubro. Trabajo en terreno con fauna silvestre, se requiere estado físico, conocimiento, fuerza, manejar 4×4, etc. Y por lo mismo, creo que siempre está la necesidad inconsciente, de estar demostrándole a los demás y a tus pares que eres capaz de hacer tu trabajo (y todo lo que eso conlleva), igual de bien (o mejor) que los hombres. Esa necesidad inconsciente como de empatar, cuando no debiese ser así.
—¿Ha ido mejorando la situación a lo largo de los años?
Fueron las mujeres previas a mí las que han logrado que hoy la situación sea distinta. Antes, el trabajo de terreno era de puros hombres, eran impensados los equipos formados únicamente por mujeres, impensado que un par de mujeres pudieran cambiar una rueda o que fueran buenas científicas. Y si bien a algunos aún les parece raro o que no debiese ser, entre todas hemos demostrado lo contrario.
—¿Quién ha sido tu mayor referente?
Jane Goodall.
Lorena Fica (28)
Ha sido cinco veces campeona nacional de surf, vicecampeona sudamericana y la chilena mejor posicionada en el ranking de la World Surf League. Lorena Fica es la primera surfista en Chile en proyectar una carrera de alto rendimiento, y además es una emprendedora que busca apoyar a las nuevas generaciones y profesionalizar este deporte con el hostal Phuqata Surf Camp en Arica, donde se puede aprender y practicar en las tablas, y Surf Antay Club, un centro integral de deportes extremos.
— ¿A qué desafíos te has tenido que enfrentar siendo mujer en tu área? ¿Cómo te has enfrentado a ellos?
Yo creo que el desafío inicial fue que era un deporte mayoritariamente de hombres. Generalmente entrenaba con puros hombres, con mis hermanos, mis primos. Bueno, además que vengo de una familia de puros hombres. De hecho, del lado de mi mamá, que es la familia más cercana que tengo, son puros primos y hermanos y soy la única nieta. Entonces, desde muy pequeña, siempre he estado en el mundo de los hombres.
Al principio yo no tomaba decisiones, o sea, se surfeaba donde decía la mayoría, la mayoría eran mis dos hermanos mayores, y eso también me ayudó a enfrentar miedos y a superarlos mucho más rápido. Como por ejemplo, cuando el mar estaba grande y a mí me daba un poco de miedo, ahí la opción era meterse o quedarse afuera, y los demás se iban a meter al agua sí o sí. Entonces, creo que eso también me formó un carácter fuerte, y también ser arriesgada, o sea, toda la gente cuando era pequeña me decían como “que aperrada, que osada, que siempre fui muy extrema”, pero en parte era por eso, porque siempre estuve rodeada de muchos hombres que siempre son más arriesgados que las mujeres, se podría decir, cuando son niños. Y a mí me gustaba ese ambiente. Es un ambiente al que me acostumbré. Me gusta mucho, hasta el día de hoy.
Creo que mi entorno siempre es más masculino que, no sé, grupos de amigas y cosas así. Creo que también en la adolescencia fue difícil el tema de que muchas veces por hacer un deporte extremo, estar mucho en contacto con hombres y cosas así, como que te dicen hombrada, que no eres tan femenina, y el prejuicio antes era mucho peor y creo que hoy en día se ha mejorado harto, pero como que te definían por las cosas que a uno le gustaba o lo que hacía y creo que igual eso en la adolescencia uno no tiene la madurez suficiente para entenderlo, y decir en verdad me da lo mismo lo que habla la gente.
Creo que el deporte me ayudó a salir adelante, a sentirme importante, sentir que podía hacer las cosas bien, a que puedo destacar entre mis pares, que no necesito hacer lo mismo que todos para encontrar un éxito, que cada uno tiene alguna habilidad, algún talento que lo identifica y eso también me ayudó a formarme y hoy en día ser una persona segura, madura y saber tener muy claro mi objetivo y mis metas.
—¿Ha ido mejorando la situación a lo largo de los años?
Creo que sí ha ido mejorando bastante. Al principio, por ejemplo, el tema de las competencias, en los premios había mucha diferencia entre hombres y mujeres. Hoy en día no hay tanta diferencia, o bien en algunas competencias han igualado los premios de hombres y mujeres, y yo creo que en varios deportes. Creo que eso es súper bueno, porque la inversión que hace un hombre o una mujer es la misma, de viajar a un lugar es la misma, entonces yo creo que es importante que en ese caso la cancha sea pareja en cuanto a los premios.
Y también en el tema de que hoy en día ya somos muchas más mujeres en el deporte a lo largo de Chile. Hoy en día sí hay sesiones en el mar en donde somos más mujeres que hombres, o sea en mi ciudad, en Arica, pasa que a veces somos muchas más mujeres que hombres, y eso también me hace feliz, porque creo que he sido parte de pavimentar un camino para las nuevas generaciones, que hoy en día ya saben más o menos cómo es, cuál es el objetivo.
Hoy en día hay más entrenadores en Chile, en mi tiempo no había entrenadores, me tocó formar algunos y crecer juntos en esto, entonces creo que hoy en día está como un poquito más, no quiero decir fácil, porque para todo el mundo ha progresado mucho el deporte, pero sí un poco más accesible a las herramientas para poder conseguir un buen progreso en este deporte.
— ¿Quién ha sido tu mayor referente?
En cuanto a mis referentes, bueno, en el medio más cercano obviamente que siempre va a ser mi mamá y mi abuela. Son tremendas mujeres, siempre han sido muy aguerridas, muy luchadoras, tienen súper claro su objetivo, son mujeres determinadas. Son como bien inspiradoras en ese sentido, muy trabajólicas y tienen mucha vocación por lo que hacen y creo que eso es lo principal que te ayuda a entender realmente lo que es la vocación o realmente dedicarte a algo que te guste, porque no basta con decirlo, sino que cuando uno ve los ejemplos realmente sabe de qué se trata todo eso, y ellas realmente me han inspirado toda mi vida y también se sienten muy orgullosa de mí y eso me hace sentir orgullosa de mí misma. O sea, no basta con lo que yo haga, y obviamente me siento orgullosa, pero ya que tus referentes se sienten orgullosas de ti, yo creo que eso ya es lo máximo, como la mejor sensación.
Y por otro lado, ya a nivel internacional, creo que hay muchas mujeres que han abierto caminos a otras, y yo creo que ese es el verdadero feminismo, cuando una le da una oportunidad a la otra, cuando uno abre un camino que nunca había sido experimentado por mujeres, y dice, acá también podemos liderar mujeres. Creo que eso es lo principal, y en el deporte han habido muchos, desde surfistas como Bethany Harrington o muchas surfistas que también se han dedicado, más allá de lo competitivo, sino que a poder entregar herramientas de vuelta. Y por otro lado, en otros deportes, no sé, Serena Williams, o gente que realmente ha dejado algo. O sea, ha dejado valores, ha dejado un camino, y creo que eso para mí es un referente, un referente importante.
Anaïs Rekus (31)
Estudió publicidad y trabaja como fotógrafa de vida salvaje y paisajes en la Antártica. Es miembro fundador de Somos Juliana, una agencia y productora de publicidad dedicada principalmente a la generación de contenidos audiovisuales, fotografía, dirección de arte y marketing digital. Además, trabaja como fotógrafa y guía polar en Antártica 21, una organización de viajes. También es embajadora de Sony Alpha América Latina.
—¿A qué desafíos te has tenido que enfrentar siendo mujer en tu área? ¿Cómo te has enfrentado a ellos?
En mi experiencia, los desafíos en esta industria suelen estar relacionados con la seguridad en uno mismo, la confrontación de escenarios inciertos y complejos que demandan un gran desempeño tanto psicológico como físico. Para mí, conservar mi feminidad es algo que me brinda seguridad, aunque en este campo puede resultar más complicado lograrlo debido a las condiciones existentes. Para enfrentar estos desafíos, me he centrado en fortalecer mi confianza, desarrollar habilidades de resiliencia y buscar apoyo en mi entorno laboral y personal.
—¿Ha ido mejorando la situación a lo largo de los años?
Indudablemente, creo que la situación ha mejorado con el tiempo. Cada vez se cuestiona menos el papel de la mujer en el ámbito laboral, independientemente de la industria. Tengo la suerte de contar con la colaboración y el apoyo de numerosas mujeres y hombres en mi trabajo, provenientes de diferentes nacionalidades. Es gratificante observar cómo la diversidad nos une en experiencias inolvidables, sin importar el origen o la identidad de cada persona.
—¿Quién ha sido tu mayor referente?
A lo largo del tiempo, he encontrado inspiración en muchas mujeres, pero aquellas con las que trabajo día a día son las que más me motivan. Observar el talento y la pasión que cada una aporta eleva mi ánimo y mi inspiración. En esta industria, todas ellas destacan por su empoderamiento, su profundo conocimiento del entorno y su curiosidad por seguir aprendiendo.
Andrea Ramos (32)
Estudió Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Es vicepresidenta de Adaptación Climática de Kilimo y cofundadora de Climatech Chile. Climatech forma parte del Pacto por la Seguridad Hídrica de Chile, iniciativa del sector privado, para movilizar recursos y proyectos para esta urgencia.
—¿A qué desafíos te has tenido que enfrentar siendo mujer en tu área? ¿Cómo te has enfrentado a ellos?
—Yo venía del mundo de las ciencias sociales, donde nunca había sentido discriminación de género ni nada por el estilo, porque, uno, es un mundo donde hay muchas mujeres, y dos, los hombres que son parte de ese mundo están bastante deconstruidos en relación a la media, o sea, como te digo, nunca había enfrentado grandes desafíos respecto a ser mujer, o al menos yo no los había sentido de forma significativa. Pero cuando ingresé a Kilimo, e ingresé al mundo de la tecnología y del agro, internamente fui parte de una organización muy horizontal, que trabaja con perspectiva de género, pero hacia afuera me encontré con enormes desafíos, sobre todo en el mundo de la ciencia y el mundo agrícola.
Cuando fui Country Manager me tocó hacer la cara de Kilimo en Chile, y estar en contacto directo con los agricultores, venderles nuestra tecnología, darles servicio, ir al campo, etc. Y realmente me sentí muy avasallada en algún punto, porque era un mundo muy masculino donde yo era prácticamente la única mujer siempre en los eventos que organizábamos desde Kilimo, en los eventos a los que asistía, en las reuniones con los agricultores, y sentía cierta subestimación por parte de los agricultores por ser mujer y además por no ser agrónoma, siendo que yo tenía gran expertiz en lo que yo les estaba vendiendo, que era la tecnología para el agro que le proveíamos.
En algunas oportunidades realmente sufría la subestimación y además he vivido hasta chistes inadecuados en ciertos eventos donde incluso embarazada me han hecho chistes que no correspondían. Pero también en otros momentos tengo que aceptar que yo sufría el síndrome del impostor, entonces a la subestimación del agricultor se le suma mi propia subestimación, entonces entraba en un círculo muy vicioso y que me hizo pasarla bastante mal durante un periodo de tiempo, porque no es lindo sentirse insegura en un espacio de trabajo.
Me enfrenté a ellos a través de la convicción. Estaba muy convencida de lo que estamos haciendo, porque al día de hoy sigo trabajando en Kilimo, tenía verdadero impacto y valor, y que podía transformar la realidad de esos agricultores que me subestimaban, y eso me dio mucha fuerza y fue un gran motor en momentos donde realmente tenía ganas de desistir de lo que estaba haciendo y volver a mi mundo cómodo, que era el mundo de las ciencias sociales.
Por otro lado, también lo que me ayudó fue pedir ayuda, justamente, de inspiración, o sea, juntarme con otras mujeres, buscar redes de apoyo, escucharlas, ver que yo no soy la única que estaba viviendo esto, sino que somos muchas y por lo tanto el problema no soy yo, sino que hay un problema social al respecto. Aprender y nutrirme sobre eso me ayudó muchísimo y me empezó a dar también fuerza.
Por otro lado, pedí ayuda en Kilimo, y desde ese punto de vista, nos pusimos una meta. ¿Qué pasó? Cuando yo sufría todas estas inseguridades, también era la única mujer de Kilimo en Chile, por lo tanto, nos propusimos poder equiparar esta métrica y dejar de ser yo la única mujer, y empezar a buscar a esas agrónomas que seguramente destacaban por sus habilidades, pero que hoy no estaban llegando a nosotros. Hoy en día somos un 62% de mujeres de colaboradoras en Kilimo en Chile. Entonces, obviamente, cuando empecé a armar la red, no sólo hacia afuera, buscando referentes que me inspiraran y que estaban viviendo lo mismo que yo, y que en el fondo pudiésemos compartir experiencias y formas de superarlos, sino que además, también internamente yo lograba encontrar esa red, la verdad que ha funcionado muchísimo.
—¿Ha ido mejorando la situación a lo largo de los años?
Yo creo que sí ha mejorado. Personalmente creo que he logrado construir una seguridad alrededor de que lo que estoy haciendo realmente tiene un valor para el mundo y que me he esforzado muchísimo para llegar a donde llegué y, por lo tanto, no tengo que demostrarle de forma constante a todo el mundo el por qué estoy donde estoy y eso creo que es bueno. Sin embargo, socialmente nos queda mucho camino por recorrer y creo que las mujeres tenemos una lucha diaria. Si bien yo miro para atrás y creo que estoy más avanzada respecto quizás a hace unos años en mi carrera profesional, tengo una lucha cotidiana con el síndrome del impostor, tengo una lucha cotidiana con esta autoexigencia, el querer ser la mejor alumna de grado, porque nos han educado así y porque muchas veces nos excede. Entonces hay una lucha diaria por racionalizar eso, tratar de hacerlo a un lado y poder trabajar de forma más libre y feliz en algún punto.
Hace dos años y medio, yo fui mamá, tengo una hija que se llama Ámbar, y nada, un día me estaba quejando de mi cuerpo y otra mujer me dice ojo con lo que dices porque ahora que tu hija te escucha, estás siendo su modelo. Y eso es algo que me resuena tanto en el ámbito personal, pero sobre todo también en el profesional, y me ha dado mucha fuerza a hacer cosas que quizás antes no me animaba. Entonces, no sé, de repente tengo que hacer una negociación salarial con mi jefe y empiezo a dudar, porque de corresponder me corresponde, pero cuando entro en ese círculo de la duda digo, ¿Qué quiero yo para mi hija? ¿Quiero que ella sea una mujer segura y que pelee por lo que merece? La respuesta es sí. Entonces yo con mucha seguridad voy y busco mi aumento. O sea, el hecho de pensar en cuál es el mundo que quiero dejar para mi hija, la verdad que me está dando mucha fuerza también para armar el camino para ella e ir siendo esa mujer que creo que ella se merece.
—¿Quién ha sido tu mayor referente?
Mis referentes son infinitas, soy una fanática de buscar referentes mujeres que me inspiren, y de hecho las voy cambiando de forma constante, porque afortunadamente cada vez encuentro más mujeres poderosas que están cambiando la realidad y marcando el camino a las que estamos.
Creo que mi primer referente es mi mamá, quizás no por la carrera que ella hizo, pero sí porque fue mi primera fanática que me ha criado con una autoestima muy muy fuerte, mostrándome siempre que puedo, que soy una persona inteligente, capaz, y creo que construir esa autoestima desde las niñas, desde pequeñitas, es clave para el desarrollo y para todos los desafíos que se van a venir cuando las mujeres crecemos.
Después tengo referentes internos dentro de Kilimo. Te puedo decir Carla Grosso, que fue una doctora en biología que cuando entré vendía como loca a los agricultores y tenía un perfil comercial súper fuerte. Y yo decía, ¿cómo hace esta chica que también se dice agrónoma y que se relaciona de uno a uno con los agricultores? Y a quien le agradezco muchísimo porque aprendí mucho de ella.
Francisca Yáñez, nacional teach officer de Microsoft. Una articuladora nata, que se ocupa de apoyar y visibilizar mujeres constantemente. Caro Samsung, que es una chilena que la encuentro seca, que se ha metido en el mundo comercial como un tiburón y me encanta que maneje ese mundo tan típico de hombres.
Catalina Velasco (32)
Bióloga marina y fotógrafa marina. Es fundadora de la Fundación Mar y Ciencia, que tiene el objetivo de promover la valoración de los ecosistemas marinos de Chile, a través de programas de divulgación científica y educación ambiental.
— ¿A qué desafíos te has tenido que enfrentar siendo mujer en tu área? ¿Cómo te has enfrentado a ellos?
Bueno, uno de los principales desafíos que yo creo que cualquier mujer en ciencias y en carreras relacionadas al mar tienen que lidiar es con las brechas de género, el sentirse y verse subrepresentadas en espacios generan conflictos, generan incomodidades, instancias de, mal llamadas, micromachismos, que en realidad son machismos cotidianos. El tener que estar demostrando siempre que podemos más que nuestros pares hombres, lo que también cansa un montón, genera intranquilidad, incomodidad, y son desafíos muy cotidianos que se van sumando y acumulando. El tener que lidiar hasta con comentarios de que las mujeres tenemos mala suerte en el mar, que no te crean capaz de realizar ciertas labores, que asuman que no puedas realizar ciertas labores porque eres mujer. Y bueno, al final todas estas brechas de género que son muy reales en ciencia, es un desafío que tenemos que ir subsanando.
¿Cómo me enfrento a ellos? Haciendo buenos equipos con personas que creen en tus capacidades, mujeres, algunos hombres también. Y bueno, confiar también en una, en las capacidades y que al final una como mujer sabe que esto de que asuman cosas de ti porque eres mujer, no es la realidad.
—¿Ha ido mejorando la situación a lo largo de los años?
—Yo creo que sí está mejorando la situación de a poco. Si bien aún tenemos grandes brechas de género, sufrimos las consecuencias del patriarcado día a día, sí ha ido mejorando la situación. Las mujeres están abriendo más espacios para las diversidades, y eso es muy importante, porque si no nos estamos perdiendo muchos talentos, muchas visiones, muchos bagajes, muchos orígenes, entonces necesitamos la diversidad en las ciencias y en cualquier carrera, pero sobre todo en las ciencias que es un área donde tú generas conocimiento y eso no puede ser sesgado, no puede estar a cargo de puros hombres blancos heterosis. Entonces qué bien que ha ido mejorando un poco, pero aún falta un largo camino.
Aún la brecha de género en ciencias alcanza un 70% de la masa crítica de científicos es hombre. Entonces hay harto por hacer aún. Sobre todo también en cargos directivos y cargos importantes. Se ha estudiado que entran muchas mujeres a carreras científicas, pero después son cada vez menos las que hacen un posgrado o las que terminan en cargos académicos directivos, porque claro, al final, además de lidiar con tu carrera científica, estás lidiando con todos los otros roles de género que la sociedad te impuso, entonces es mucho más difícil para las mujeres y ahí todavía tenemos un gran desafío. No es tanto entrar a una carrera científica, es mantenerse y lograr llegar alto, porque ahí los hombres aún la tienen más fácil que nosotras. Pero sí, las mujeres cada vez están tomando más roles de liderazgo y eso también está increíble.
—¿Quién ha sido tu mayor referente?
Bueno, una referente indiscutible, yo creo que esto para cualquier bióloga marina, es Sylvia Earle, ninguna sorpresa ahí. Una gran oceanógrafa, exploradora, conservacionista. Pero también tengo unas heroínas locales que han sido grandes referentes en mi carrera, sobre todo ya en el área de la educación ambiental y comunicación de las ciencias, como Carla Christie, Yolanda Sánchez, Celeste Kroeger. Son personas muy líderes, muy inteligentes, muy innovadoras también. Las admiro mucho. Y bueno, así tuve profesoras que fueron grandes referentes, que admiro mucho. Mi mamá también, que es meteoróloga y también está ligada a las ciencias de la tierra y es una mujer increíble, súper power.
Dinelly Soto (36)
Periodista, Divulgadora científica. Se ha dedicado al turismo local en la región de Aysén, siendo mayormente conocida es por su relación con los hongos. Es recolectora de hongos y ha dedicado su vida al conocimiento del Reino Fungi, participando en congresos y festivales por todo Chile. Realiza ciencia ciudadana en terreno, ha contribuido a la identificación de hongos en el territorio nacional y es autora de dos libros.
—¿A qué desafíos te has tenido que enfrentar siendo mujer en tu área? ¿Cómo te has enfrentado a ellos?
—Yo creo que en todas las áreas como mujeres nos vemos enfrentadas a lo que llaman ellos “imposibilidades”, por el hecho de ser mujeres. Que podemos quedar embarazadas, cierto, que eso es un gran problema aunque se niegue, que la maternidad es un conflicto con cumplir con los estándares establecidos en el campo laboral, y también, por supuesto, qué podemos hacer las mujeres a diferencia de los hombres.
También, incluso cuando empezamos con la menarquía sufrimos discriminación por cómo nos sentimos en esos días y se presta para bastantes burlas. Yo creo que, al igual que los hombres, tenemos capacidades y los hombres, por supuesto, tienen algunas que son diferentes a las de las mujeres, pero yo creo que tenemos como mujeres un poder increíble dentro de nosotras para hacer muchas cosas.
Da rabia un poco a veces cuando uno se ve enfrentado a situaciones de discriminación por ser mujer, pero el odio genera más odiosidad, por lo tanto, la forma de enfrentarme a ellos ha sido con altura de mira y también como mujer no ejerciendo discriminación hacia los hombres o hacia mis propias compañeras, porque a veces las mujeres también caemos en ese tipo de cosas, en atacarnos entre nosotras, en no hacernos más fuertes y yo creo que es algo que estas futuras generaciones lo están aprendiendo mucho antes que nosotras, las que venimos un poquito de antes.
Afortunadamente no me ha pasado nada. Creo que casi la mayoría de las mujeres son bien intencionadas y son cooperadoras. Siempre van a haber algunas diferentes, pero la mayoría son cooperadoras y se generan alianzas muy bonitas. Especialmente la gente que está generando festivales, ferias, siempre gente muy increíble, mujeres muy potentes y con las cuales se puede trabajar muy bien. Y desde los hombres, afortunadamente, que trabajan en micología y con los cuales he trabajado, por ser mujer no he pasado ningún mal rato ni nada por el estilo.
— ¿Ha ido mejorando la situación a lo largo de los años?
Yo creo que ha mejorado bastante la situación, aunque faltan muchas cosas todavía. Se necesitan más políticas públicas, se necesitan más incentivos de niñas a la ciencia, de niñas a la divulgación, de niñas en terrenos donde solo eran de hombres, donde se ve que han sido un gran aporte. Vemos muchas mujeres que se destacan en distintas áreas de la ciencia, del deporte y de otras actividades también.
Yo creo que hay muchas más mujeres, se han abierto más posibilidades, hay mujeres muy destacadas, pero aún la presencia masculina es súper alta.
—¿Quién ha sido tu mayor referente?
Más que en mi ámbito, yo creo que una de mis principales referentes en la vida ha sido una estadounidense, Rachel Carson, quien a través de su libro “La primavera silenciosa”, que fue hace ya muchos años publicado, yo creo que ya va como en los 60, luchó contra el uso de pesticidas. Ella ya con datos científicos decía que causaban graves daños a la flora, a la fauna, y por supuesto que si hubiese más conocimiento en ese tiempo de la funga también lo hubiese planteado así. Ella fue la pionera y referente en la lucha del cambio climático que estamos sufriendo ahora, así que ella.