El océano Antártico, el más frío del mundo, es el hogar de múltiples especies marinas como ballenas, focas y pingüinos. Según científicos, estos podrían verse amenazados por la baja en la cantidad de krill en el agua, lo que generaría una alteración en la cadena alimenticia de los animales.

Un estudio realizado por el gobierno de Estados Unidos, a través de la organización internacional de Convención para la Conservación de los Recursos Marinos Antárticos, alertó que la población de pingüinos podría reducirse en un tercio para finales del siglo, debido a cambios en la cantidad de krill disponible. “Podríamos tener un potencial declive en el número de depredadores –específicamente en los pingüinos– causado por el cambio climático”, explicó a The Guardian George Watters, líder de la investigación.

©MAR-ECO
©MAR-ECO

El reporte, que fue publicado en el Journal Plos One, advirtió que el calentamiento global podría causar una baja en la cantidad de este pequeño crustáceo de hasta un 40% en algunas áreas del océano Antártico. Esto porque al derretirse los hielos, desaparece también la superficie que alberga las algas y el plancton de los que se alimenta el krill. A esto se suma la disminución que causa la pesca industrial de este recurso, que en los últimos años se ha hecho popular por su aceite de Omega 3, usado para reducir la presión y controlar infartos. Desde la década de 1970, la población de krill ha disminuido en un 80%, ya que su valor comercial está por encima de los 200 millones de dólares.

Este crustáceo es clave en la cadena alimenticia de la Antártica. Además de servir de alimento para la gran mayoría de la fauna de esta zona, contribuyen a reducir la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera, al ingerir comida rica en carbono cerca de la superficie y botar sus excrementos cuando bajan a aguas más profundas.

©Norkrill
©Norkrill

Un informe de Greenpeace alertó sobre este mismo tema, tras estar cinco años en la Antártica tomando muestras. “En el caso de Chile, la captura del krill se duplicó en los últimos años, aumentando de 4.501 toneladas en la década de los 90′ a 9.460 toneladas el año 2014″, señaló a La Nación Estefanía González, Coordinadora de Campaña Océanos de Greenpeace.

La expedición de la organización busca crear conciencia sobre la necesidad de tener un santuario marino en la Antártica y proteger las especies, dentro de un plan para crear una red que abarque un 30% de los océanos del mundo para 2030. La Unión Europea y los 24 países miembros de la Convención para la Conservación de los Recursos Marinos Antárticos decidirán si esta propuesta se lleva a cabo en una conferencia que se realizará en Australia en octubre de este año.

Comenta esta nota

Comenta esta nota

Responder...