El imperio Inka o Tawantinsuyu, cuyo significado es «Las Cuatro Regiones Juntas», abarcó gran parte de Andino América. Sin embargo, actualmente el límite austral del imperio ha sido la causa principal de grandes discusiones entre los más expertos.

En los últimos años, se ha producido un cambio de paradigma gracias a nuevos descubrimientos e interpretaciones sobre la presencia del estado Inka en Chile central y las zonas cordilleranas que comunican con la provincia de Mendoza en Argentina. El sustrato arqueológico de origen incaico descubierto bajo la Plaza de Armas de Santiago, la Catedral Metropolitana de Santiago, y los edificios más antiguos de la capital, junto con una serie de análisis etnohistóricos que describen diversos caminos precolombinos y acequias de regadío que cubren todo el valle central, reabrieron con fuerza las discusiones sobre la temática Inka y el extremo austral del Tawantinsuyu.

Hoy, se estima que el casco histórico de Santiago de Chile era parte de una ciudad precolombina, una especie de Cuzco provincial o centro político construido por el Estado Inka, la cual fue refundada en 1541 por los conquistadores españoles, bajo el nombre de Santiago del Nuevo Extremo. Este nuevo contexto cambia las perspectivas de análisis y entendimiento sobre los vestigios repartidos que dejó la cultura Inka por todo el territorio.

Contexto territorial y ubicación de vestigios de la cultura Inka ©Fundación Código Andino
Contexto territorial y ubicación de vestigios de la cultura Inka ©Fundación Código Andino

Las reinterpretaciones de los sitios arqueológicos más notables de la cultura Inka se han desarrollado, en gran medida, al objetar las tesis militaristas y extractivistas, para dar paso a las políticas simbólicas como un factor de supremacía y conquista cultural. Las fortalezas incaicas, como se les llamaba antiguamente, hoy han pasado a entenderse como centros ceremoniales o wakas, las cuales eran parte importante de las actividades destinadas a la integración cultural y la asimilación de diversas culturas locales. El peregrinaje a estos centros ceremoniales, especialmente a los construidos en altura y cercanos a las montañas más altas de la cordillera, cumplía un rol fundamental dentro de todas las culturas andinas. Entre la región Metropolitana de Chile y la Provincia de Mendoza en Argentina, se podría argumentar que uno de los hitos geográficos montañosos más importantes es el volcán Maipo, el cual es el lugar de nacimiento de los ríos más extensos de la zona.

Caldera Diamante y Volcán Maipo ©Fundación Código Andino
Caldera Diamante y Volcán Maipo ©Fundación Código Andino

Entre Chile y Argentina

El complejo Caldera Diamante-Volcán Maipo es un sistema magmático cuya actividad volcánica se remonta a 450.000 años atrás, cuando erupciones de una magnitud difíciles de imaginar colapsaron el área de la caldera y lanzaron material piroclástico, ceniza y flujos de lava cientos de kilómetros a la redonda.

Hoy, la caldera de 20 x 15 km de extensión está en calma y desde la relativa planicie, a 3300 msnm, se aprecia un paisaje majestuoso dominado por el activo Volcán Maipo (5323 msnm). El Maipo es un estratovolcán con domo anular oscuro y grandes glaciares que dan origen a los ríos Maipo, desde la pequeña Laguna Nacimiento por el lado Chileno, y Diamante, desde la hermosa Laguna Diamante por el lado Argentino.

Actualmente, existe un paso cordillerano no habilitado que une ambos países. Este paso es uno de los más bajos de la zona central y, por la misma razón, fue un lugar de trashumancia, mercadeo y flujo de diversos grupos por miles de años, cuya huella hoy, la ciencia de la arqueología está tratando de entender.

El descubrimiento

En septiembre del 2021, Andrés Pérez Peric, miembro de la Fundación Código Andino, descubrió a través de imágenes satelitales una serie de sitios arqueológicos, aparentemente prehispánicos. El hallazgo ocurrió mientras se encontraba analizando la zona para planificar levantamientos aerofotogramétricos en otros sitios incaicos localizados en el fundo Cruz de Piedra, propiedad de la compañía nacional Gasco que colinda con el Área Natural Protegida Laguna del Diamante, con el fin de conservarlos y estudiarlos digitalmente.

Sobre este descubrimiento fortuito, Pérez nos cuenta: “En la fundación comenzamos a investigar el Maipo luego de descubrir varios alineamientos en sitios Inka que lo señalaban. Creemos que este volcán era un lugar de encuentro, un Apu tal vez, al igual que los cerros Mercedario y Aconcagua”.

Las imágenes satelitales revelaron los sitios hoy conocidos como LD-S25 y LD-S26, o también llamado Complejo Volcán Maipo. “El diseño de estas estructuras coinciden bastante con otras estudiadas en un complejo ceremonial Inka en las faldas del volcán Llullaillaco a 1200 km al norte, en cuya cima se encontraron los cuerpos de tres niños ofrendados mediante la ceremonia de Qhapaq hucha. Los sitios del Maipo se encuentran a un par de kilómetros en territorio Argentino, es por esto que decidimos informar a la autoridad y al arqueólogo especializado en esta zona, Víctor Durán”, afirma Nicolás Palacios Prado, presidente de la fundación.

Andrés Pérez Peric y Nicolás Palacios Prado de la Fundación Código Andino ©Fundación Código Andino
Andrés Pérez Peric y Nicolás Palacios Prado de la Fundación Código Andino ©Fundación Código Andino

Gracias a la notificación de Fundación Código Andino, el día 5 de marzo del 2022, un grupo de arqueólogos del ICB (Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, UNCuyo-CONICET), acompañados por personal de la Dirección de Recursos Naturales del Gobierno de la Provincia de Mendoza y Gendarmería Nacional, realizaron la primera visita de verificación a los faldeos del volcán Maipo dentro del Área Natural Protegida Laguna del Diamante (Departamento de San Carlos, Provincia de Mendoza). “Se verificaron dos sitios arqueológicos con estructuras arquitectónicas numerosas y complejas que pueden asociarse a los incas”, aclara Víctor Durán, arqueólogo jefe de la expedición.

Los sitios arqueológicos

El sitio denominado LD-S25, incluye más de 20 estructuras generadas mediante muros bajos o alineamientos de rocas. Las estructuras de este complejo se componen de espacios pircados con formas rectangulares, uno de ellos con grandes dimensiones, con 57 x 10 metros; recintos con plantas circulares de alrededor de 3 metros de diámetro; un camino de acceso de 40 metros, con sus límites demarcados con rocas medianas y pequeñas apuntando hacia la cima del volcán; un muro lineal doble aislado de 20 metros, y dos pisos empedrados. Se destaca que estas estructuras se encuentran alejadas de los caminos y senderos del paso cordillerano. “Creemos que estas estructuras fueron deliberadamente diseñadas y ubicadas en este lugar con un fin ceremonial, no práctico. Es por esto que se sitúan en un lugar no asociado a los caminos de paso, y se mantuvieron ocultas todos estos años.”, argumenta Pérez.

Vista del sitio LD-S25 con la Laguna del Diamante al fondo, expedición arqueológica Víctor Durán ©Víctor Durán
Vista del sitio LD-S25 con la Laguna del Diamante al fondo, expedición arqueológica Víctor Durán ©Víctor Durán
Camino de acceso al sitio LD-S25. Volcán Maipo al fondo, expedición arqueológica Víctor Durán ©Víctor Durán
Camino de acceso al sitio LD-S25. Volcán Maipo al fondo, expedición arqueológica Víctor Durán ©Víctor Durán
Piso empedrado de LD-S25, expedición arqueológica Víctor Duran ©Víctor Durán
Piso empedrado de LD-S25, expedición arqueológica Víctor Duran ©Víctor Durán
Esquema preliminar de LD-S25 ©Fundación Código Andino
Esquema preliminar de LD-S25 ©Fundación Código Andino

El segundo sitio arqueológico, denominado LD-S26, está conformado también por un conjunto importante de estructuras pircadas, sin embargo, en este caso, predominan las de planta circular, que se destacan por sus dimensiones con algunas de hasta 10 metros de diámetro, y por tener en sus centros estructuras circulares menores o apilamientos de rocas que debieron tener forma de columnas. Estas columnas de piedra, que aparecen tanto dentro como fuera de los grandes círculos de LD-S26, en la época de los incas recibieron el nombre de topus o sayhuas, y servían para marcar distancias, límites y también, como en este caso, para realizar observaciones astronómicas, ya sea para marcar en el horizonte la dirección de la salida o la puesta del sol durante los solsticios o equinoccios.

La asociación de este sitio con observaciones astronómicas es, por el momento, una hipótesis que se ha generado al notar que algunas de las estructuras circulares están alineadas y otras pueden alinearse con puntos naturales que se destacan en el paisaje. Por otra parte, se identificaron mojones de forma cónica o piramidal ubicados en cumbres menores instaladas hacia el poniente, que se observan claramente desde el sitio y se cree que pueden haber servido como marcadores de horizonte, entre otras posibilidades vinculadas a la medición astronómica. De todas formas, ambos sitios fueron el lugar de destino de un camino ceremonial o ruta de peregrinaje, el cual comenzaba desde la antigua ciudad precolombina, donde hoy se encuentra Santiago de Chile.

Alineación de dos estructuras con la cima del volcán Maipo ©Víctor Duran
Alineación de dos estructuras con la cima del volcán Maipo ©Víctor Duran
Esquema preliminar de LD-S26 ©Fundación Código Andino
Esquema preliminar de LD-S26 ©Fundación Código Andino
De izquierda a derecha Beto Orellano, Jimena Martínez, Agustín Castillo y Sol Zárate, Expedición Víctor Duran ©Víctor Durán
De izquierda a derecha Beto Orellano, Jimena Martínez, Agustín Castillo y Sol Zárate, Expedición Víctor Duran ©Víctor Durán

Sobre las expediciones

Durante la primera visita arqueológica realizada por el equipo argentino, en marzo del presente año, se llevó a cabo un registro fotográfico de las estructuras y el entorno de ambos sitios, además de la recolección de material arqueológico que aparecía en la superficie, como cerámica y artefactos líticos. También, se realizó una pequeña excavación en LD-S25 para obtener muestras de carbón que permitirán hacer dataciones radiocarbónicas.

Próximamente se realizará una segunda expedición colaborativa entre el ICB y Fundación Código Andino con el fin de seguir con el relevamiento arqueológico, además de realizar un levantamiento aerofotogramétrico con drone y GPS geodésico, permitiendo un análisis acabado de ambos sitios. Esto permitirá planificar estudios a futuro, y asegurar la conservación digital de todas las estructuras, para luego compartir esta información a toda la comunidad internacional de investigadores y al público en general.

Riqueza arqueológica que debe ser protegida

El descubrimiento del complejo Volcán Maipo tiene gran importancia para esta ruta de cruce trasandino, invitando a investigar nuevamente sitios conocidos de Chile y Argentina, los cuales podrían estar asociados con grandes hallazgos. La ruta por Chile comprendería un camino desde Santiago, entrando al Cajón del Maipo hasta el Fundo Cruz de Piedra, el cual es, tal como lo mencionamos anteriormente, propiedad de la empresa Gasco, la cual permite el acceso sólo con motivos de investigación y grupos de andinistas. En el fundo Cruz de Piedra se han identificado más de 80 sitios arqueológicos en buen estado de conservación, sin embargo, hasta el día de hoy, sólo dos de ellos han sido asociados a la cultura Inka.

A la luz de estos hallazgos, sería interesante considerar la ruta de Santiago al volcán Maipo como parte del Qhapaq Ñan o camino del Inka, hoy Patrimonio de la Humanidad. Esto permitiría reevaluar proyectos como la Minera Escalones III, la cual recorre 40 km con vehículos pesados hasta su campamento base, a los pies del Glaciar Argüelles. Los permisos de la minera asociados al constante tránsito de maquinaria pesada no consideran el valor patrimonial y natural del territorio, pudiendo impactar negativamente la conservación del patrimonio arqueológico y de la biodiversidad del sector. Por otro lado, en el área de concesión de exploración minera del proyecto Escalones, a más de 4.000 msnm, existen estructuras pircadas que podrían estar asociadas a este centro ceremonial del Maipo.

Glaciar Arguelle y camino de acceso a la mina a 17 km del sitio Volcán Maipo ©Fundación Código Andino
Glaciar Arguelle y camino de acceso a la mina a 17 km del sitio Volcán Maipo ©Fundación Código Andino

Parece importante reflexionar respecto al contexto de estos descubrimientos, y rescatar que es el resultado de una investigación colaborativa desde ambos lados de la cordillera. Un antiguo lugar de peregrinaje y encuentro que estuvo dormido por siglos, logra despertar gracias al esfuerzo de un pequeño grupo de investigadores que quieren revelar su verdadero origen y función y, para hacerlo, seguramente tendrán que volver a peregrinar y encontrarse en las alturas.

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