Valle Sagrado: un legado de los incas
Con algunas postales y un poco de historia, nuestro colaborador Nicolás Vigil nos cuenta sobre el Valle Sagrado de Los Incas. Nos explica sobre cómo ir a este lugar genera la sensación de viajar en una máquina del tiempo hacia el siglo XV, a través de diferentes obras arquitectónicas y lugares sagrados de los incas. Por ejemplo, ciudadelas como Pisaq, sitios arqueológicos como Moray o uno de los más conocidos: Machu Picchu. Todos son vestigios que nos permiten todavía aprender más de las culturas ancestrales sudamericanas.
¿Qué es el Valle Sagrado? En resumidas palabras, es el legado de una civilización que caló hondo en la cultura sudamericana.
Recorrer los rincones del Valle Sagrado es como meterse en una máquina del tiempo y viajar al siglo XV. Múltiples caminos conectados entre sí forman una red de conexiones, como si de neuronas se tratara. Todos lo conocen como el Capac Ñan, o Camino del Inca. El Cuzco, también conocido como la ciudad ombligo, es el corazón de esta red, del cual diferentes pueblos alimentan económica, social y culturalmente a este núcleo. Este es el Tawantinsuyu (mundo de las cuatro direcciones). El creador de este formato fue el inca Pachacutec, alrededor del año 1430.
El Valle Sagrado, ubicado al norte de Cuzco, está conectado al Camino del Inca. Envuelto de montañas, pueblos perdidos y fortalezas abandonadas, es un verdadero museo al aire libre. Todo el lugar se descubre ante una arqueología impresionante y en muchas oportunidades, no te encuentras con nadie.
Un ejemplo de esto es Huchuy-Qosqo (el pequeño Cuzco). Luego de caminar horas por un camino montañoso, quebradas y ríos que descienden hasta Urubamba, nos encontramos con esta pequeña ciudadela (foto HuchuyQosqo), donde se dice que el Inca Huiracocha en algún momento de la década de 1420 se refugió para evadir una invasión del pueblo Chanca que asechaba al Cuzco, momento en el cual los incas aún no estaban demasiado consolidados. Inca Cusi Yupanqui, su hijo, se quedó en el Cuzco y lideró la defensa militar de la ciudad, repeliendo el ataque y consagrándose como el nuevo Inca: “Pachacutec”, el transformador del mundo.
Pachacutec fue sin duda el gobernante más importante de la historia inca. Impulsó increíbles obras arquitectónicas, como Pisaq y Machu Picchu.
Pisaq es una ciudadela ubicada a unos 30 kilómetros del Cuzco. Lo que más llama la atención de este lugar es la maestría del trabajo de la roca. Los muros de esta estructura están trabajados en un tipo de roca llamada andesita, que es una roca de tipo ígnea-volcánica muy resistente. Este tipo de trabajos es realmente un enigma. Se cree que quizás los bloques se tallaban con martillos de diferentes tamaños, dándoles con exagerada exactitud la forma que el bloque necesitaba para acoplarlo. También se habla de tallados con hilo de cobre, que era usado para cortar la roca en bloques. La verdad es que nadie tiene certeza de cómo hacían los incas para darle tal precisión a sus cortes.
Otro punto interesante de muchas construcciones inca es que fueron hechas con la representación de algún animal importante para ellos. En el caso de Pisaq, esta construcción se basó en trazos figurativos de una perdiz. En quechua, quiere decir “p’isaqa”, ave que se relaciona con la espiritualidad y lo místico del ser humano.
Esta ciudadela tiene un barrio central, el cual es conocido como Intiwatana. La calidad arquitectónica de este lugar es superior a la que se ve en otros sectores de la fortaleza, probablemente asociado a la aristocracia.
Cerca de las famosas salineras de Maras, se encuentra el sitio arqueológico de Moray. Su arquitectura circular supondría un enigma para cualquiera que lo vea por primera vez. Según los arqueólogos, este lugar fue un laboratorio de investigación agrícola, debido a ser ideal por su clima templado-seco. Cada anillo representa un microclima y los incas podían experimentar el desarrollo de nuevas especies creadas a través de diferentes temperaturas, saber si eran capaces de sobrevivir desde climas más cálidos (anillos bajos) hacia climas más fríos (anillos altos).
Otra creación de los incas que demuestra maestría en su trabajo es Machu Picchu. Siguiendo el curso del rio Vilcanota desde la ciudad de Ollantaytambo se llega hasta el poblado de aguas calientes, ubicado en un sector pre selvático muy diferente a lo que se puede ver en el Valle Sagrado. La llaqta (ciudad, en quechua) conocida actualmente como “Machu Picchu” quiere decir “monte viejo”, pero algunos estudiosos creen que el nombre original de esta ciudad era “Llactapata”.
Se cree que Machu Picchu fue un lugar de retiro del inca Pachacutec, donde además existían academias de formación para las diferentes disciplinas que debían estudiar los integrantes de las principales panacas (familias).
El nivel de construcción que se puede ver en este lugar da cuenta de la importancia que tenía para los incas. Cuesta creer que toda la ciudad fue construida solamente por seres humanos, donde se ven bloques gigantescos, de más de un par de toneladas de peso, colocados encima de otros para formar increíbles murallas de piedra.
Una de las prácticas que llevó a los incas al apogeo de su época fue la capacidad de asimilar con maestría lo aprendido de nuevas culturas que iban apareciendo en el mapa. En otras palabras, los incas son el concentrado de lo mejor de cada cultura que alcanzaron a conocer.
Finalmente, la llegada de los europeos a partir de comienzos del S.XVI trajo consigo una fuerte cultura occidental que se fusionó con la local y con el paso del tiempo inevitablemente fue predominando hasta lo que conocemos al día de hoy. Aún así, la oportunidad de aprender de ellos y de otros pueblos extintos se mantiene intacta.