Torres del Paine en otoño: ¿Por qué es una buena estación para ir?

Otoño es una estación de transformaciones. Los árboles caducifolios cambian sus colores y desechan sus hojas para dar paso a nuevos brotes a la vez que su energía se concentra en las raíces para soportar los siguientes meses de frío; la temperatura baja volviendo los días más fríos y los suelos más húmedos dando paso al crecimiento de organismos, como los hongos, que encuentran en esta estación las condiciones óptimas para su desarrollo; e incluso disminuyen las horas de luz.

Si bien al pensar en el otoño en Chile muchos imaginan los paisajes de La Araucanía, hay otra zona incluso más al sur que durante esta época adquiere un atractivo muy especial: la Patagonia. Muchos desconocen que en el país, el otoño comienza a apreciarse primero en las áreas más australes como Tierra del Fuego y Patagonia. De hecho es a mediados de abril que en estas zonas el otoño alcanza su mayor esplendor con los ñirres, lengas y notros vestidos de los más intensos rojos y anaranjados.

Hoy junto a Ecocamp Patagonia, queremos invitarlos a conocer las razones que hacen de esta estación un momento ideal para visitar lugares como Torres del Paine en la Patagonia.

Menos turistas, más sorpresas

Para Felipe Sunkel, fundador de la empresa de expediciones Madre Roca Patagonia y guía de trekking en Ecocamp Patagonia, los beneficios de visitar en otoño el Parque Nacional Torres del Paine son evidentes. Después de cinco temporadas guiando grupos en la zona, asegura que es en otoño donde más oportunidades existen para avistar la fauna que habita en el sector. “La fauna, incluyendo la más elusiva como los pumas o huemules, es más fácil de observar en la nieve ya que no se pueden camuflar bien y dejan huellas muy marcadas en su paso que permite rastrearlos, además no son tan molestados por la gran masa de turistas que muchas veces los acosan por obtener la fotografía tan deseada”, dice Felipe quien asegura que en otoño, al haber menos visitantes, recorrer los senderos al interior del parque no sólo es más agradable sino que también “permite a la gente tomar su tiempo para observar y fotografiar con mucha mayor tranquilidad”.

Una de las rutas que Sunkel recomienda para experimentar estos encuentros con la vida silvestre, es la que cruza desde Portería Amarga hasta Portería Sarmiento. “Permite caminar entre familias de guanaco y es un buen lugar de caza para los pumas. Además es un gran salón de comida para cóndores, zorros, chingues, entre otros”, asegura.

Pero no sólo la fauna es la protagonista en esta estación, la flora también juega un papel importante. En otoño se vive un despliegue de colores indescriptible con bosques teñidos de tonos cálidos que contrastan con el blanco de la nieve y los infinitos azules de los ríos y lagos del parque. “Pese a que ya no tienen flores, se puede apreciar la belleza de las plantas gracias a la escarcha y al hielo que las cubre. Especialmente la de los bosques caducifolios que cambian de color en otoño y dan ese matiz rojo, naranja y amarillo; el hielo les da un sentido de perpetuidad pese a que las hojas empiezan a caer”, comenta Felipe quien recomienda el sendero llamado Pingo para disfrutar de los perfectos coloridos otoñales que muestran las lengas, ñirres y notros en el bosque lluvioso que atraviesa la ruta.

Un clima que acompaña

Si bien durante el otoño las temperaturas bajan, no es nada que no pueda superarse con una buena y adecuada vestimenta para el frío. De hecho, tal como asegura Sunkel: “Otoño tiene buenas ventanas de tiempo. La intensidad del viento baja y se abren los cielos”.

¿Otro beneficio? Las postales al amanecer. “En mi opinión, los amaneceres más lindos se ven en otoño, y no debes despertar a las 4 am para verlos, ya que en esta época amanece más tarde”, agrega.

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