– ¿Dónde están, dónde puedo encontrarlos?

Es la clásica pregunta de los turistas al ingresar al parque Phoenix, en Dublín, haciendo alusión a los ciervos, la principal atracción del lugar. Diariamente miles de personas visitan el parque para acariciarlos y tener un encuentro cercano con estos animales. Aquí tienen su hogar, son los dueños del terreno y con propiedad: son los más longevos del lugar. La manada de ciervos de barbecho ha vivido en el parque desde el año 1660 cuando fueron acobijados por el duque de Ormond. Actualmente, se puede apreciar a diario su belleza y libre andar sobre las enormes extensiones de bosques, senderos naturales y praderas del Phoenix.

©Rafael Martínez
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La interacción con humanos es habitual para ellos, por lo cual si respetas su terreno y tienes paciencia, más de alguno se te acercará.

Más de 350 especies de mamíferos, aves y una amplia gama de flora han habitado este lugar. Aproximadamente, el 30% del área está cubierta por robles, fresnos, hayas, sicómoros y castaños de Indias.

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El pulmón de la capital irlandesa es el reflejo del respeto por la vegetación en la isla. Un lugar inmerso en una ciudad multicultural que invita a alejarse del ritmo citadino e introducirse en un entorno sereno, pleno y natural. Y es ahí, donde caminando al murmullo de las ramas y el viento, uno puede retroceder el tiempo, quitarse los zapatos y correr como en la niñez. Espacios verdes para dejar volar los pensamientos.

©Rafael Martínez
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El origen del nombre “Phoenix” procede de una incorrecta pronunciación del gaélico Fionn Uisce, que significa Aguas Claras. No tiene relación con el ave mitológica.

¿Qué más hay en el pulmón dublinés?

A poca distancia del ingreso sureste del reciento se encuentra el Monumento a Wellington, un obelisco de 63 metros de altura, el más alto de Europa. Fue construido entre 1861 y 1871 para conmemorar las victorias del Duque de Wellington. Es uno de los vestigios históricos de cuando Dublín aún formaba parte del Reino Unido. Un detalle importante son las placas de bronces, las cuales fueron fundidas de cañones capturados en la batalla de Waterloo.

©Rafael Martínez
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Continuando con el paseo, y casi en el centro del pulmón dublinés, pero alejado de la zona pública del parque, se encuentra otra gran atracción: Áras an Uachtaráin, la residencia oficial de los presidentes irlandeses desde 1958. La vivienda original se construyó en 1751 y en un comienzo fue la residencia del Virrey, el representante del gobierno británico en Irlanda.

La bandera de Irlanda flameando en la entrada de la versión en miniatura de la Casa Blanca, junto al pórtico angular de tres puntas, las columnas griegas y las paredes de blanco reluciente, configuran otra postal hermosa que ofrece el Phoenix.

El lugar también cuenta con el cuartel general de policía irlandesa, campos deportivos y diversos circuitos para realizar carreras de automóviles o motocicletas. Tradición que proviene de comienzos del siglo XX. Pocas ciudades pueden enorgullecerse de tener una instalación de estas dimensiones.

¿Cómo y cuándo recorrer este mágico lugar?

En el ingreso principal del recinto existe un pequeño local para alquilar bicicletas y recorrer los 16 kilómetros de perímetro que conforman al parque. El arriendo puede ser por horas o por día completo para perderse observando sus caminos de boscoso e infinito verde junto a los ciervos pastando, dublineses corriendo, las familias compartiendo un clásico picnic o un partido de fútbol.

©Rafael Martínez
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Por siglos el parque fue propiedad de los representantes de los reyes de Irlanda por la que fue delimitado con un muro y era de uso privado. Sin embargo, en 1747 se abrió al público, y desde entonces se transformó en el espacio favorito de juego para los dublineses y turistas.

Lo mejor es que estas visitas o paseos se pueden realizar en cualquier momento, ya que el parque (puertas de Parkgate Street y Castleknock Gate) está abierto durante las 24 horas, todos los días del año.

En bicicleta, caminando o acostado en medio de tanta naturaleza, el Phoenix es un reflejo de la libertad misma y  un lugar para llenarse de energía. La alternancia de especies, paisajes, monumentos y cultura se encuentran hermanados aquí, e invitan al ser humano a tratar con respeto a la naturaleza.

Una mezcla perfecta para una visita obligada.

¿Cómo llegar?

– Autobús: Parada en Parkgate Street, líneas 25, 25A, 25N, 51, 68 y 69.
– Tranvía: Línea roja con parada en Museum o Heuston.

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