©Jorge Iván Vásquez
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Para muchos considerado “el río más lindo del mundo”, Caño Cristales estuvo privado al viajero durante un largo tiempo, debido a los conflictos protagonizados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), quienes mantuvieron la zona como punto estratégico para sus operaciones guerrilleras desde el 2000 hasta el acuerdo de paz que que firmaron con el Gobierno colombiano el 2016. Es por esto que, hasta hace pocos menos de cuatro años, este lugar se emplazaba como un territorio peligroso y no recomendable, pero que hoy, en una mezcla de historia, aventura y biología, ha resurgido para el público, alzándose como una de las grandes rutas ecoturísticas del país cafetero.

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Este caño (denominación colombiana a un río pequeño) se ubica en el Parque Nacional Natural Sierra de La Macarena, en el departamento del Meta. La serranía está a 150 km al sur de la capital de Colombia, Bogotá, inserta en uno de los lugares más antiguos de la Tierra, con un registro de origen que data de hace aproximadamente 1.200 millones de años. Su geografía accidentada hace que la zona esté cubierta por tepuyes grandes mesetas escarpadas, con paredes verticales y cimas prácticamente planas—, que forman parte del escudo guayanés, una gran formación geológica que se extiende por Colombia, Venezuela, Brasil, Guyana, Surinam y Guayana Francesa, siendo la Gran Sabana venezolana la zona más característica de estas formaciones. Los alrededores de Caño Cristales se visten de rocas que guardan el histórico arte de pinturas rupestres de las culturas indígenas que habitaron en el pasado, muchas de ellas en sectores inexplorados. 

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Aquí, en la serranía de La Macarena, el principal enfoque turístico es la naturaleza y su conservación. La importancia biológica de este lugar radica en la participación de distintos ecosistemas con gran abundancia y diversidad de flora y fauna: selvas húmedas, bosques inundables, matorrales y vegetación herbácea de sabana amazónica. En sus bosques se encuentra el jaguar, el puma y el oso hormiguero, diversos anfibios, primates, distintos reptiles y un gran número de aves. Sin embargo, en las aguas cristalinas de Caño Cristales no vive ningún pez. No hay sedimentos que generen alimentos, por lo tanto no hay vida posible para estos animales.

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Pero no es la fauna que frecuenta el río el mayor atractivo de Caño Cristales. En sus aguas se esconde una peculiaridad única, una singular vida que hace de este entorno un paisaje excepcional. Este caño de tan sólo 100 kilómetros de largo y no más de 20 metros en su parte más ancha, genera en su fondo una planta acuática que florece en ciertas temporadas del año, justificando los sobrenombres que se le han atribuido al río con el paso del tiempo. Su nombre es Macarenia clavigera, una planta endémica que a partir de julio, cuando disminuyen las lluvias y el río pierde caudal, comienza a mostrar una explosión de colores en el lecho rocoso del mismo afluente. Produce flores de color rojo intenso que parecieran tratarse de un derrame de sangre, una pintura atrevida, la escena psicodélica de una película. A esto se suma la arena dorada del fondo, el negro de las rocas, el verde de otras plantas y el azul del agua que viaja por pozones, cascadas y rápidos a lo largo de su camino, el cual finaliza en el río Guayabero.

©Jorge Iván Vásquez
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Es importante saber que las condiciones de esta planta acuática, las que atraen año a año a más visitantes, no son siempre idóneas, ya que las flores no están durante todo el año y no siempre se puede disfrutar de sus colores extravagantes. “Caño Cristales es un río mágico, debido a que no siempre vamos a encontrarlo del mismo color o al mismo nivel. Hay que saber visitarlo en el momento adecuado para llevarse una experiencia de ensueño, así como lo vemos en las fotografías”, comenta el fotógrafo bogotano, Camilo Calzada, quien visitó el parque en septiembre del 2019.

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El espectáculo natural alcanza su clímax entre los meses de septiembre y noviembre. De esta planta adaptada para vivir bajo el agua brota una flor de un intenso rojo gracias a la radiación solar que impacta sobre ella. Los pigmentos fotosintéticos que actúan en la Macarenia clavigera se llaman carotenoides, los cuales captan la mayor cantidad de energía luminosa posible y protegen su organismo de los rayos UVA.

©Camilo Andrés Calzada Quiroga
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Un desarrollo turístico en alza

En conversación con Ladera Sur, Calzada cuenta que el turismo mantiene una preocupación coordinada entre los residentes del municipio La Macarena y los guías locales: “El manejo que se le hace al turismo me parece que va cada vez mejor. Es organizado, los guías nos enseñan la importancia de no usar plásticos, de no contaminar, de no aplicarse químicos para no afectar a la planta. Además, los lugareños son muy comprometidos con el turismo, todos trabajan de la mano para dar una experiencia grata a los visitantes”.

Así también lo percibe Andrés Navarro, residente de La Macarena y guía turístico de Caño Cristales desde el 2012, quien nos explica que a pesar de que las Farc siguen ejerciendo en la zona, existen acuerdos con las comunidades que propician condiciones óptimas para el turismo: “Las personas aledañas al municipio se reúnen con las Farc y entablan acuerdos de palabra, respaldados por un pago que cada gremio de turismo le hace a la organización guerrillera con el fin de tener un libre trabajo y no afectar al ecoturismo. Esto funciona muy bien, jamás hemos tenido algún inconveniente”.

©Jorge Iván Vásquez
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El río se tiñe y hoy le entrega al público lo que por mucho tiempo se apoderó el narcotráfico y los conflictos armados. Caño Cristales pasó a ser, en un par de años, una excelente ruta que combina historia, aventura, naturaleza y ciencia. Después de todo, se trata de un río al rojo vivo en el corazón de Colombia.

Ya pero, ¿y cómo llego?

El acceso al Parque Nacional Natural Sierra de La Macarena, para luego llegar a Caño Cristales es por medio de aviones chárter que salen desde Bogotá (lunes, jueves y sábado), Cali (lunes y viernes), Medellín (lunes y viernes) y Villavicencio (diariamente) con dirección al municipio de La Macarena. Aquí se encuentra el centro de las operaciones turísticas para visitar Caño Cristales.

Desde aquí se debe hacer una combinación de diferentes medios de transporte para llegar al parque. En primer lugar, se debe abordar una lancha e ir aguas arriba por el río Guayabero por aproximadamente 20 minutos. Luego, durante 30 minutos por un camino sin pavimentar, una vehículo 4×4 lleva desde el puerto hasta la caseta turística y, por último, hay que caminar alrededor de media hora hasta llegar al sendero habilitado.

Para mayor información sobre el transporte, haz click aquí.

©Sergio Alejandro Alfonso Bernal
©Sergio Alejandro Alfonso Bernal

¡A tener en cuenta!

* El parque abre en junio y cierra en diciembre.

* Las visitas son por un periodo de mínimo tres días, donde tras atender algunas instrucciones por parte de la administración, puedes comenzar tu recorrido caminando entre rocas, avistando fauna, disfrutando de la naturaleza para, finalmente, encontrar el río y, por qué no, nadar en él.

* Como en Caño Cristales el proyecto de conservación es sumamente importante, las visitas por día son limitadas. Debes solicitar un permiso y reservar tu cupo. Para esto, puedes comunicarte a los siguientes correos: reservasmacarena@parquesnacionales.gov.co y regionalmacarena@cormacarena.gov.co

* Debes estar vacunado contra la fiebre amarilla por lo menos 10 días antes de visitar el parque.

* La temperatura promedio anual es de 27°C. Es importante llevar un equipo adecuado apto para el agua, terrenos irregulares y una alta sensación térmica. 

©Camilo Andrés Calzada Quiroga
©Camilo Andrés Calzada Quiroga

* Recuerda siempre que debes averiguar sobre los lugares que viajas antes de emprender rumbo.

* No alimentes a la fauna que verás en el lugar, no contamines los cursos de agua, no prendas fuego en lugares no autorizados, si pescas preocúpate de devolverlo, llévate tu basura y maneja lento y con cuidado.

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