Una ranita en peligro crítico de extinción, un pez y un caracol micro endémicos, entre otras especies: conoce la amenazada biodiversidad del Salar de Ascotán, Región de Antofagasta
Ubicado a 3.720 msnm y con una superficie de 243 km2, este salar, emplazado en la Región de Antofagasta, goza de una gran importancia ecosistémica y representa el hábitat de diversas especies en peligro de extinción, tales como la ranita del salar de Ascotán (Telmatobius philippii), una especie hermana de la famosa ranita del Loa (Telmatobius dankoi). Pese a lo anterior, el salar actualmente se encuentra amenazado por un proyecto de prospección minera que pretende establecerse en el lugar. Se trata del proyecto de Sondajes “OCA”, de la empresa canadiense First Lithium Minerals, que fue aprobado el pasado 05 de marzo y que contempla la construcción de hasta cinco pozos de 500 metros de profundidad en la zona, lo que representa un riesgo para la conservación de la amenazada biodiversidad del lugar. A continuación, te contamos todos los detalles.
Ubicado a unos 150 kilómetros al este de Calama, en la comuna de Ollagüe (Región de Antofagasta), entre paisajes solitarios y sobrecogedores, se encuentra el salar de Ascotán, un ecosistema de alto valor ecológico que destaca por reunir condiciones únicas que permiten el desarrollo de la vida en la precordillera del desierto más árido del mundo.
El salar, ubicado a 3.720 metros sobre el nivel del mar, goza de una superficie plana y horizontal, que se fue formando, desde tiempos remotos, por la acción de ríos, vertientes y aguas subterráneas que se fueron depositando de forma natural en la cuenca. Este proceso, a lo largo de muchísimos años, ha dado lugar a 11 vertientes al interior del salar, las cuales sirven de hábitat para diferentes especies que solo podemos encontrar en este sitio. Vale señalar que casi todas las aguas de aporte de Ascotán tienen influencia termal, por lo que las vertientes se mantienen en una temperatura promedio de 18°C. Esto genera que el salar se convierta en un verdadero oasis en medio del desierto, donde las especies acuáticas pueden refugiarse de las temperaturas extremas típicas del altiplano.
“Este salar tiene una particularidad que no tienen todos los salares y es que tiene un sistema de surgencias de agua dulce, que forman unas pequeñas lagunas donde se desarrolla toda esta biodiversidad. Son 11 vertientes que están separadas entre sí y cada una de ellas forma un pequeño ecosistema. Eso lo hace muy diferente a todos los otros salares, como por ejemplo el Salar de Atacama, donde no encuentras peces y no encuentras anfibios acuáticos, porque no existen estos medios acuáticos que son favorables para el desarrollo de estos vertebrados”, puntualiza Gabriel Lobos Villalobos, médico veterinario experto en fauna nativa e investigador del Centro de Gestión Ambiental y Biodiversidad (CGAB) de la Universidad de Chile.
Vale decir que en este lugar podemos encontrar especies únicas, que son exclusivas de este ecosistema y que no habitan en ningún otro lugar en el mundo, tal como el pez Orestia ascotanensis y el caracol Helobia ascotanensis. Ambas especies son endémicas del salar y se encuentran catalogadas como “En Peligro” por el Sistema de Clasificación de Especies de Chile. Asimismo, este lugar corresponde a uno de los sitios con mayor densidad de la ranita del salar de Ascotán (Telmatobius Philippii), un anfibio acuático en peligro crítico de extinción, perteneciente al mismo género de la igualmente amenazada ranita del Loa (Telmatobius dankoi) y cuya principal amenaza es la pérdida de hábitat y la contaminación del agua causada por actividades mineras.
Vale señalar que es muy poco lo que se sabe sobre la historia natural del género Telmatobius en el altiplano de los Andes debido, principalmente, a lo difícil que resulta la realización de estudios de largo plazo, tanto por aspectos logísticos como por las extremas condiciones ambientales del área.
“Se desconoce bastante de estos anfibios, hay muy poca investigación, en especial sobre la historia natural de la especie. Hay mucho trabajo en taxonomía, pero de la historia natural no sabemos casi nada. Esta especie es una especie hermana de la famosa ranita del Loa, la Telmatobius dankoi. Y, de hecho, el mayor problema que hubo cuando se tuvo que hacer el rescate de la ranita del Loa fue, justamente, que no sabemos nada de la historia natural de estas especies. En este caso ocurre lo mismo”, agrega Gabriel Lobos, quien además es Doctor en Ciencias Silvoagropecuarias y Veterinarias de la Universidad de Chile.
Es una rana acuática, que se reproduce en arroyos por la noche y se alimenta principalmente de invertebrados acuáticos. Es decir, esta especie desarrolla su vida completamente bajo el agua, en un área donde la red hidrográfica disponible es reducida y se encuentra alejada de otras fuentes de agua. Lo que demuestra el estado de vulnerabilidad en el que se encuentra esta y otras especies que habitan las vertientes del salar de Ascotán.
“Telmatobius Philippii es una especie de vida completamente acuática, sospechamos que las larvas se deben demorar más o menos dos tres años en desarrollarse desde que son huevos hasta que son una ranita chica. Si bien, no lo sabemos ciencia cierta, todo indica que son de un desarrollo de vida muy largo. Son súper selectivas respecto a lo que comen, comen principalmente un micro crustáceo que se llama Hyalella, que un anfípodo, entonces todo va sumando que son especies muy selectivas, que viven en hábitats muy específicos en cuanto a las condiciones físico-químicas, entonces todo eso, sumado a que tiene una reproducción que demora harto tiempo, muestra lo vulnerable que son las especies de este género”, puntualiza el Dr. Lobos.
Por otro lado, la flora del salar, que se compone por 21 especies, es completamente diferente a la flora aledaña al lugar y se constituye principalmente de plantas perennes como la paja brava (Festuca orthophylla). Entre la fauna, asimismo, destacan flamencos, vicuñas, alpacas, zorros y vizcachas, asi como una gran cantidad de aves acuaticas.
Una explotación minera de larga data
El salar de Ascotán, pese a su alto valor ecológico, ha estado expuesto durante décadas a la extracción de sales y de recursos hídricos para actividades mineras, lo que ha generado la degradación paulatina de este ecosistema único y frágil.
En primer lugar, el salar ha sido explotado principalmente por la Corporación Nacional del Cobre (Codelco), que ha realizado varios pozos a su alrededor, para proveer de agua a Minera El Abra, un yacimiento perteneciente en un 51% a la filial Freeport-McMoRan y en un 49% a Codelco.
Vale decir que la gestión hídrica del salar se encuentra en manos de Minera El Abra desde 1996, cuando comenzaron las primeras extracciones de agua subterránea en el lugar, y contempla un plan de manejo que incluye límites en las tasas de extracción de los pozos y control de los umbrales en los niveles del agua subterránea de la sección sur del Salar de Ascotán, que es donde opera el campo de pozos. Esto, “con el fin de evitar impactos negativos en el ecosistema de las vertientes”, como señala la minera en su pagina web.
Es importante señalar, igualmente, que Minera El Abra lleva a cabo un Plan de Manejo en la Vertiente 11 del Salar desde 2010, el cual nace a partir de la Resolución Exenta N°003/2010, que modifica la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) N° 048/1995, y la cual contempla diversas medidas de mitigación y monitoreo en la vertiente, luego de que presentara la desecación de casi la totalidad de la laguna.
“Los pozos de extracción que utiliza la minera están al lado de la vertiente 11, que también tiene ranas, peces y caracoles, y esa vertiente en el año 2005 prácticamente quedó seca, pese a que existía un modelo hidrogeológico que indicaba cuánta agua se podía sacar. Entonces vino un proceso de sanción por parte del SMA y actualmente, lo que está haciendo minera Labra es compartir agua de algunos de esos pozos de extracción con la vertiente y están haciendo una restauración de la vertiente”, agrega el Dr. Lobos.
Vale señalar que Minera El Abra ha anunciado en diversas ocasiones sus intenciones de extender sus operaciones, más allá del 2029, lo que contemplaría continuar con el proceso de lixiviación de sulfuros, mediante la construcción de una extensión de la pila de lixiviación Sulfolix junto con la construcción de una Planta Desaladora.
Sin embargo, desde la mina igualmente se encuentran evaluando continuar usando parte de sus derechos de agua del Salar de Ascotán. Según se indica en un artículo publicado en la revista Nueva Minería y Energía, la empresa se encontraría desarrollando el levantamiento de líneas base medioambientales, con la participación de las comunidades relacionadas con el Salar, para lograr ese propósito.
Considerando lo anterior, no se ven precedentes que indiquen un cese de operaciones por parte de minera El Abra en el Salar de Ascotán, por lo menos no en un tiempo cercano.
Por otro lado, es importante destacar que El abra no es la única minera realizando operaciones en el salar. Ascotán se ha visto expuesto, desde 2004, a la extracción de ulexita (borato) por parte de la empresa chilena Quiborax S.A, perteneciente a las familias Fosk, Frenkel, Maragaño, Fux y Kaplún., la cual se ha posicionado como la tercera mayor productora de ácido bórico en el mundo.
Sin embargo, la empresa no está exenta de polémicas. En enero de 2022 la Corte de Antofagasta, a través de un fallo unánime, ordenó a la empresa minera paralizar la explotación de minerales en el salar. Esto luego de que la Comunidad Indígena Cebollar Ascotán presentara un recurso de protección en contra de la minera por diversas irregularidades en las que incurría la empresa.
Según indicó el tribunal, las actividades que realizaba la empresa en el terreno, corresponderían precisamente un lugar destinado a la realización de tradiciones ancestrales y la recuperación del patrimonio cultural de la etnia indígena quechua, lo que necesariamente implicaría la protección del Estado en cuanto al ejercicio de sus derechos culturales e identitarios.
Asimismo, la Primera Sala señaló: «No ha existido un proceso técnico que establezca el grado de impacto al medio ambiente, y en el cual se permita la participación de comunidades ciudadanas, para medir el ejercicio de la actividad industrial a la luz de la protección del medio ambiente que lo rodea, el sometimiento de la referida actividad de explotación a un proceso de evaluación de impacto ambiental, y por ende hace procedente la vulneración que se alega». Esto quiere decir que la empresa habría iniciado la explotación de los recursos, sin contar con una resolución de calificación ambiental.
Considerando lo anterior, para ordenar la paralización de las operaciones de la empresa, la Corte de Antofagasta tuvo en consideración que “al no contar la recurrida con autorización alguna para realizar las labores de extracción de material del yacimiento ubicado en el Salar de Ascotán, y teniendo en vista que dichas labores se ejecutan en sitios arqueológicos que configuran el patrimonio cultural de la comunidad indígena quechua recurrente, es que resulta necesario en orden a proteger la garantía constitucional del artículo 19 N° 8 de la Carta Fundamental, en cuanto al derecho de vivir en un medio ambiente libre de contaminación, ordenar la paralización inmediata de toda obra ejecutada en el Salar de Ascotán por la recurrida en ejercicio de sus labores extractivas del mineral indicado, y con ello, disponer el abandono inmediato de todo el personal humano de la empresa como asimismo, las maquinarias e instalaciones industriales del poblado de Ascotán”.
Pese a lo anterior y como sale estipulado en su página web, la minera no parece haber detenido sus operaciones en el lugar. Además, tampoco existen registros de otras sanciones interpuestas hacia la empresa.
La amenaza de la minería del litio
En abril de 2023, el anuncio de la Estrategia Nacional del Litio generó un gran revuelo en los mercados internacionales y en las regiones andinas del país, elevando el interés de múltiples empresas por instalar nuevas faenas mineras en algunos de los 45 salares y 18 lagunas salinas que existen en el territorio andino de Chile. No obstante, el anuncio también trajo reacciones negativas por parte de quienes advierten el peligro que esta actividad significa para estos frágiles ecosistemas.
Vale señalar que los salares son ecosistemas que se llaman terminales. Desde el punto de vista geológico, son lagos que existían hace millones de años y que se fueron fragmentando y evaporando. Entonces, lo que vemos actualmente es el legado de lagos muy antiguos, que tienen, por su parte, un correlato biológico. Por ejemplo, hay unas especies de peces que viven en los salares, y cada salar tiene su propia especie de pez. En ese sentido, el aislamiento geográfico de estas cuencas derivó en una diversificación y endemismo muy importante. En Chile están descritos cerca de 63 salares o cuencas evaporísticas cerradas entre las regiones de Arica y Parinacota y Atacama, de los cuales muy pocos están en áreas protegidas.
“Estos ecosistemas son chiquititos y extremadamente frágiles, entonces cualquier factor que afecte el balance hídrico o que, por ejemplo, cambie las condiciones físico-químicas de estos medios acuáticos, obviamente genera inmediatamente un impacto importante, sobre todo en los organismos acuáticos porque están atrapados en ese entorno físico químico. Si bien, son lugares de harta riqueza de aves acuáticas que también se podrían ver afectadas, estas se pueden ir, pero estos organismos que están atrapados ahí en esas lagunas, no tienen muchas opciones. De hecho, estos salares, que son verdaderas costras de sal, tienen unos niveles de salinidad muy muy alto, entonces estas lagunas son como oasis que hacen posible la vida de estas especies en medio de toda esta sal. Por eso cualquier fluctuación en el nivel del agua tiene un impacto significativo e inmediato. Eso también es lo increíble de esas especies, como han logrado adaptarse a vivir en esas condiciones que son muy extremas”, puntualiza el investigador del Centro de Gestión Ambiental y Biodiversidad (CGAB) de la Universidad de Chile, quien además es uno de los autores del libro “Ecología y Conservación en los Telmatobius Altoandinos de Chile; el Caso de la Ranita del Loa”.
Hasta el momento, el salar de Ascotán había permanecido fuera de la mirada de la minería del litio, sin embargo, el salar actualmente se encuentra amenazado por un proyecto de prospección minera que pretende establecerse en el lugar. Se trata del proyecto de Sondajes “OCA”, de la empresa canadiense First Lithium Minerals, que contempla la construcción de hasta cinco pozos de 500 metros de profundidad en la zona, lo que representa un riesgo para la conservación de la amenazada biodiversidad del lugar.
Durante la tarde del pasado 05 de marzo, la minera canadiense anunció la recepción de una respuesta oficial favorable por parte del Servicio de Evaluación Ambiental de Chile (SEA) a su “ Consulta de Pertinencia de Ingreso al SEIA del Proyecto de Sondajes OCA ”, donde el servicio señala que First Lithium Minerals no está obligada a ingresar al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) para llevar a cabo su próximo programa de perforación en las concesiones de exploración de la empresa en el salar de Ascotán.
Además, según detallaron desde la compañía a la Revista Digital Minería Chilena, al recibir la Aprobación Ambiental, First Lithium Minerals ha celebrado el acuerdo de Cooperación con la Comunidad Indígena Cebollar-Ascotán para la formación de una asociación mutuamente beneficiosa a largo plazo para que la Comunidad se beneficie de la participación en las oportunidades de empleo y mejoras de infraestructura social. El acuerdo, según explican desde la empresa, establece disposiciones para el intercambio de información, el seguimiento y la protección del medio ambiente, donde, tanto la compañía como la comunidad, supervisarán la implementación del acuerdo y proporcionarán un monitoreo activo del sitio para proteger la tierra y el agua en el área de exploración del proyecto.
Esta noticia genera dudas entre los científicos, quienes cuestionan la decisión del SEA y el acuerdo, por los impactos que involucraría una exploración de perforación minera en la zona. Como señala el Dr. Lobos: “Sólo seis de las 11 vertientes del salar tienen ranas y mirando el mapa donde están los pozos, uno puede intuir cuál va a ser el campo de extracción. Esta afectaría prácticamente a todas las vertientes que tienen ranas. Todas las vertientes que tienen ranas están cerca de dónde están los campos de perforación donde van a hacer los sondajes y que sería la zona, me imagino, que van a explotar, que es dónde van a estar buscando al final el mineral. El mayor problema de todo esto es que para hacer esas perforaciones tú necesitas entrar maquinaria pesada que se mueve mediante camiones. Entonces hay que hacer una vía para que los camiones puedan llegar y eso involucra bastante impacto. Entonces me extraña que, de acuerdo a la noticia, se pueda ingresar a áreas de alto valor ambiental sin someterse a una evaluación de impacto ambiental”.
Vale señalar que ya en 2022 el investigador denunció la desecación de una de las vertientes que se verían afectadas -una de las más prístinas y sanas presenten en el lugar-, lo que sirve de precedente por los posibles impactos que podría generar la actividad minera en el salar.
El investigador, al respecto, agrega: “No hemos podido hacer un catastro de cuanto se vieron afectadas las ranas con el desecamiento de la vertiente ya que nos faltan los recursos, pero fue súper crítico, o sea se secó muchísimo. Por suerte quedaron algunos sectores todavía con agua donde aún hay ranas y ahora depende de esas ranas para que se recuperen esas poblaciones. También resulta que las vertientes que están contiguas a esta vertiente no se desecaron, entonces si hubiera ocurrido por el cambio climático o la falta de lluvia, eso deberían haber afectado a todas estas vertientes, no solo a una, entonces algo pasó en el salar que produjo este efecto”.
Es importante mencionar, igualmente, que el pasado 26 de marzo, el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad y el Cambio Climático aprobó iniciar la creación de una red de salares protegidos, como parte de la implementación de las medidas comprometidas en la Estrategia Nacional del Litio. Considerando las áreas protegidas ya existentes –equivalentes a cerca del 8% de los salares preandinos y andinos-, la iniciativa propone añadir 27 ecosistemas de lagunas y salares bajo rango de protección oficial, ubicados principalmente en las regiones de Antofagasta y Atacama, aumentando en un 25% la superficie de protección para estos ecosistemas. Sin embargo, dentro de este listado no fue considerado el Salar de Ascotán, que se mantiene sin protección hasta el momento.