Octubre trajo aires de alegría cuando se anunció la exitosa reproducción ex situ de la ranita del Loa (Telmatobius dankoi) en Santiago. El nacimiento de su progenie no ameritaba menos, pues la única población conocida de esta especie – que solo vive en el norte de Chile – estuvo a punto de desaparecer en 2019, luego de que su hábitat se secara casi por completo. Era cosa de tiempo para que la vertiente La Cascada, en Calama, pasara a la historia como el escenario de una tragedia sin retorno, como es la inminente extinción de una especie no solo para el país, sino para el mundo entero.

Ranita del Loa ©Parquemet (1)
Ranita rescatada en 2019 ©Parquemet 

Luego del rescate de emergencia, un grupo fue relocalizado en un sector cercano, en la Región de Antofagasta, mientras que 14 ranitas arribaron en pésimas condiciones al Zoológico Nacional, en la capital, recibiendo la visita de autoridades, la atención mediática y profusas promesas. Hasta el reconocido actor y activista, Leonardo DiCaprio, destacó la salvación de estos anfibios con el hashtag #SaveTheFrog, porque esa siempre fue la esperanza: que burlaran la muerte como una versión anfibia de Lázaro. Pero, a pesar de las buenas nuevas, el plan está lejos de ir viento en popa.

¿El motivo? A más de un año y medio de su mediático rescate, todavía no se ha avanzado en la restauración de su hábitat. De esa manera, los anfibios rescatados y su nueva generación no tienen dónde ser reintroducidos, lo que impide la real recuperación de esta especie microendémica – que solo vive en una zona muy restringida de Chile – clasificada en peligro crítico de extinción.

“Mientras la noticia del éxito reproductivo de las ranitas del Loa, que se encuentran en el Zoológico Nacional, ha acaparado la atención mundial, la situación es extremadamente preocupante en su hábitat. Cabe recordar que, en junio de 2019, el arroyo donde habita Telmatobius dankoi fue desecado, con claras evidencias de intervención en la vertiente que le daba origen, sumada a la intensa actividad de extracción de aguas subterráneas en las cercanías de este sitio por la empresa Minera Centinela”, relata Gabriel Lobos V., investigador asociado al Museo de Historia Natural y Cultural del Desierto de Atacama, emplazado en Calama.

Ranita del Loa en su hábitat ©Andrés Charrier
Ranita del Loa en su hábitat ©Andrés Charrier

Coincide con él Andrés Charrier, miembro de la Red Chilena de Herpetología y del grupo de trabajo para esta especie. “En cuanto a la conservación del sitio en el sector de La Cascada, no ha habido ningún avance. Existe un grupo encabezado por Osvaldo Rojas del Museo de Historia Natural de Calama que esta siempre monitoreando el lugar, tanto donde estaban las ranitas, el sector de la Cascada, y el sector donde se relocalizaron 60 individuos aproximadamente, en Ojo de Opache. Sin embargo, ese lugar es transitorio ya que la idea es recuperar el sitio original, es decir, La Cascada”.

Mientras elogia la labor del zoológico al rehabilitar y cuidar a estos animales, permitiendo con ello su exitosa reproducción, el herpetólogo cuestiona a las autoridades y las expectativas que han generado. De hecho, el nacimiento de las crías motivó al ministro de Vivienda y Urbanismo, Felipe Ward a etiquetar en un tweet a DiCaprio para contarle la noticia. Respecto a lo último, “creo que no es suficiente, me parece, sentarse en los laureles del éxito reproductivo de esta especie. Un año después no tenemos un sitio donde liberar y reintroducir esas 400 larvitas que nacieron hace un mes y medio atrás”, retruca Charrier.

Exitosa reproducción de las ranitas del Loa ©Ministerio de Vivienda y Urbanismo
Crías nacidas recientemente ©Ministerio de Vivienda y Urbanismo

Consultado por Ladera Sur, el Seremi de Medio Ambiente de Antofagasta, Rafael Castro, señala que “nosotros apreciamos, entendemos, comprendemos y compartimos la preocupación del equipo científico, toda vez que estando esta especie en peligro de extinción global, todas las acciones que podamos realizar son para ayer”.

Castro agrega que continúan los trabajos multisectoriales, como las reuniones con otros organismos públicos, la investigación por daño ambiental, el proyecto para el diagnóstico y conservación de los anfibios altoandinos de Antofagasta, y la propuesta para la creación de un Santuario de la Naturaleza en la zona. Aún así, reconoce las dificultades en torno a la restauración del hábitat.

Vertiente donde nace el arroyo, año 2013 ©Gabriel Lobos
Vertiente donde nace el arroyo, año 2013 ©Gabriel Lobos

El escenario es, sin duda, complejo.

De partida, la vertiente La Cascada – también llamada “Las Cascadas” – se encuentra en un terreno privado. Lobos señala que “durante el año 2019 el sector fue cercado, lo que incluso impide poder realizar monitoreos y seguimientos del sitio; siendo paradójico que no podamos ni siquiera entrar a realizar investigación, pues sería un delito a la propiedad privada”.

Consultado por el punto anterior, el seremi de Medio Ambiente sostiene que “nos ponemos a disposición. Los investigadores tienen contacto directo con nuestros profesionales, y evidentemente que estamos disponibles para hacer las gestiones que permitan en forma permanente que ellos puedan hacer ingreso. Lo que tenemos que hacer acá es estar mejor coordinados. Entendemos lo que están haciendo ellos, que es presionar para que las cosas efectivamente ocurran. Nosotros lo agradecemos porque también nos sirve para aumentar la presión sobre los distintos actores que tienen que tomar decisiones sobre este tema”.

Para tener una mejor idea, en el sector existe un loteo de cabañas y un balneario. Además, en la zona se encuentra la minera Centinela, perteneciente a Antofagasta Minerals, la cual ha intervenido la cuenca – y por ende, las fuentes de agua – para sus operaciones.

Este es un punto relevante, como bien explica Claudio Azat, director del Doctorado en Medicina de la Conservación de la Universidad Andrés Bello: “Lo que hoy sabemos es que la presión por el agua es tan grande en el norte, que en el sector de La Cascada existe extracción de agua, hay varios pozos en los cuales las mineras extraen agua, tienen concesiones, pero a veces las mineras no respetan la cantidad de agua que pueden extraer. También hay un problema de fiscalización, y pueden terminar secando los cursos de agua, de los cuales depende la biodiversidad, y en este caso la ranita del Loa”.

Vertiente excavada y desecada año 2019 ©Gabriel Lobos
Vertiente excavada y desecada, año 2019 ©Gabriel Lobos

Como en todo, el agua es crucial para recuperar el hábitat de la ranita.

Sin embargo, no hay signos alentadores. Según el último informe de la red de monitoreo de aguas superficiales y pozos que la minera debe reportar desde 1994, los caudales han ido a la baja en los primeros años de monitoreo. También se detectó un caudal nulo en los años 2017 y 2019, periodo en el que se realizó el rescate de estos animales.

Asimismo, el reporte señala que hubo un intervalo sin información entre octubre de 2017 y noviembre de 2019 por el cierre del sector, lo que impidió el monitoreo de la vertiente La Cascada, y también por presentar agua estancada sin flujo medible en septiembre de 2019.  Luego agrega que “a partir de mayo de 2020 se registra un aumento en los caudales, los cuales son comparativamente mayores a los aforados durante 2017”. Acto seguido, el documento indica que en el tercer trimestre de 2020 no fue posible acceder a los puntos, dado que el acceso se encontraba con barrera y candado.

Arroyo de la vertiente la Cascada en el año 2020 ©Gabriel Lobos
Arroyo de la vertiente la Cascada en el año 2020 ©Gabriel Lobos

No obstante, Lobos objeta la información proporcionada por la empresa: “La situación es aún más grave, pues para el primer semestre de 2020, Centinela reportó caudales al alza, hasta un máximo de 36 litros por segundo (al momento del rescate de las ranas, era menor a 1 litro por segundo), medido en junio de este año. Sin embargo, nosotros hemos constatado que el lugar sigue tan seco como en junio de 2019”.

El investigador agrega que “como es lógico, no es posible tener ese caudal y constatar que el hábitat de la rana está prácticamente seco; pues en estos momentos el tramo del canal con agua es acotado (un poco más al oeste del aforo), y el otro tramo (donde se realizó la investigación el 2015 por Lobos y colaboradores sobre la ecología de la ranita del Loa), no tiene agua y está seco. En el aforo el agua está estancada, sin flujo mayor y su caudal es bajísimo”.

El lugar en 2019 ©Andrés Charrier
El lugar en 2019 ©Andrés Charrier

Por su parte, Charrier indica que “el único reporte o comunicación que hemos recibido en un año de minera Centinela es sobre la presencia de agua en la zona y falta a la verdad. A ellos no les habría costado nada empoderarse en este momento, bajo el paragua de la conservación de los anfibios del altiplano de la Región de Antofagasta, liberar U$ 1.000.000 para crear un centro de investigación de anfibios altoandinos en Calama, y terminar con el problema de un paraguazo”.

Pero hay más.

Otro proceso relevante tiene que ver con la investigación por daño ambiental que sigue en curso. Todavía no se determinan a los responsables, algo que también inquieta a los investigadores.

Ranita del Loa en su hábitat ©Andrés Charrier
Ranita del Loa en su hábitat ©Andrés Charrier

Para el académico de la Universidad Andrés Bello, la investigación ha sido muy lenta, recalcando que en un periodo así se podría perder fácilmente a una especie. “Aquí lo que ha ocurrido es una respuesta bastante lenta de los distintos organismos estatales que están involucrados en salvaguardar la protección de la biodiversidad. Ya ha pasado un año y medio desde que conocimos la crítica situación de la ranita del Loa, y lamentablemente hasta la fecha no se ha podido realizar ningún tipo de mitigación del impacto que ha sufrido el ambiente de la ranita del Loa”.

Al respecto, el seremi de Medio Ambiente de Antofagasta señala que están tratando de acelerar el proceso, y recuerda que “se realizaron las denuncias en los organismos técnicos competentes, vale decir, la Dirección General de Aguas (DGA), la BIDEMA, la Superintendencia del Medio Ambiente que se encuentran realizando las respectivas investigaciones, y también se ofició por parte del ministerio al Consejo de Defensa del Estado, para efectos de que se efectúe la presentación de una demanda por daño ambiental”.

Monitoreo en el sector de Ojo de Opache, donde fue relocalizado un grupo de las ranitas ©Andrés Charrier
Monitoreo en Ojo de Opache, donde se relocalizaron algunas ranitas ©Andrés Charrier

Por otro lado, Castro añade que están trabajando en la propuesta para crear un Santuario de la Naturaleza en Ojo de Opache, lugar que presenta características similares al hábitat de La Cascada. “Buscamos crear el primer santuario de la naturaleza de la comuna de Calama. De hecho, nosotros ya tenemos el informe técnico justificatorio prácticamente terminado, y una propuesta de polígono. Ese lugar sería un sector que nosotros estimamos que podría ser una alternativa, evidentemente, sin descartar la recuperación directa del hábitat de Las Vertientes [La Cascada]. Pero puede ser una importante alternativa para proteger importantes objetos de conservación, que no solo es la ranita, sino que también son objetos paleontológicos y el pejerrey del Loa que es una especie endémica”.

Monitoreo en el sector de Ojo de Opache ©Andrés Charrier
©Andrés Charrier

Charrier concuerda en que eso sí constituye un avance “ya que, además de estar las ranitas sobrevivientes del primer rescate del lugar, tiene un alto valor paleontológico y arqueológico. Anteriormente, ese sitio era administrado por gendarmería, por lo que el lugar cuenta con instalaciones que se podrían transformar en una estación de investigaciones científicas para distintas disciplinas, de educación ambiental, cría ex situ, museo y sala de charlas, etc.”.

No obstante, nada reemplaza el hábitat remanente de la devastada población de Telmatobius dankoi.

La maratón para escapar de la extinción

Es importante mirar a esta especie en todo su contexto.

Azat detalla que “las amenazas a la ranita del Loa son principalmente tres. Por lejos la más importante es la destrucción de su hábitat. La ranita del Loa vivía en un pequeño estero a las afueras de Calama, en el sector de La Cascada, un estero que no tenía más de 2km de longitud y que lamentablemente desde el año pasado se ha secado casi por completo”.

Ranita del Loa en su hábitat ©Andrés Charrier
©Andrés Charrier

Otra amenaza es el cambio climático, que aumentaría los eventos de sequías en una zona norte donde el agua es cada vez más escasa, sin contar el rol de la explotación humana de los ecosistemas para distintos usos. Por último, se encuentra la enfermedad emergente quitridiomicosis, frente a la cual son especialmente susceptibles las ranas del género Telmatobius, las cuales solo viven en Sudamérica, incluyendo a la protagonista de este artículo.

Al encontrarnos en un contexto nacional y global tan adverso, todas las acciones para recuperar a la ranita son apremiantes. Contrarreloj.

Ranas en el Zoológico Nacional.
Ranas en el Zoológico Nacional.

Desde su arribo al Zoológico Nacional, se han realizado una serie de reuniones con profesionales de universidades, centros de estudios y del mismo establecimiento que las alberga. No sabían si sobrevivirían. La tarea ha sido mayúscula, considerando que se desconocen aspectos de su biología, ecología e historia natural. La calidad del agua, la temperatura, el pH, la salinidad, la dieta, o el tipo de refugios que usaban, son algunos detalles que evaluaron para rehabilitarlos y darles las mejores condiciones, que replicaran en lo posible su vida en la naturaleza.

©Zoo Nacional
©Zoo Nacional

Como es de esperarse, también sostuvieron reuniones con otros expertos, y con organismos como el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), la Dirección General de Aguas (DGA), el Ministerio de Obras Públicas (MOP), entre otros. Inclusive, se realizaron monitoreos en la zona aludida de Antofagasta para hallar otras poblaciones de anfibios, sin obtener resultados positivos.

Además, se han impulsado esfuerzos con el fin de visibilizar a la ranita del Loa. Para aportar a su conocimiento, Gabriel Lobos y Osvaldo Rojas publicaron un libro sobre esta especie. Además, luego de una reñida campaña, la ranita fue elegida por votación popular como embajadora del Día de la Fauna Chilena 2020. “Eso habla que los chilenos sí están interesados en la conservación de su biodiversidad, y en particular de los anfibios, que muchas veces quedan relegados por otras especies más carismáticas, como los mamíferos o las aves”, asegura Azat.

Ranita del Loa en su hábitat ©Andrés Charrier
©Andrés Charrier

También estaba la idea de realizar una gran campaña comunicacional sobre este anfibio en Calama, pero la pandemia le puso pausa.

Aún así, no cabe duda de que la reproducción de estos anuros en Santiago constituye un importante salto que terminó estrellándose contra una pared.

He ahí la enorme frustración de los investigadores al constatar que no hay ningún avance en la recuperación de su hábitat, lo que trunca ostensiblemente los esfuerzos para que esta especie pueda florecer en el lugar al cual pertenece.

Monitoreo ©Andrés Charrier (2)
©Andrés Charrier 

Charrier señala que espera un rol más activo del gobierno y sector privado, partiendo por una pronta visita de autoridades como la ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt, y de los representantes de la minera Centinela, para que vean el estado del lugar. Para el herpetólogo, urge una estrategia nacional de conservación de las especies del género Telmatobius, y un fondo de reserva para situaciones de “emergencia”, con el fin de evitar catástrofes como la inminente extinción de una especie.

Ranita del Loa en su hábitat ©Andrés Charrier
©Andrés Charrier

“Hoy la situación de todos los Telmatobius de la Región de Antofagasta es tan precaria como la de dankoi [ranita del Loa]. No sé si existen las voluntades políticas en este momento, pero sí existe un excelente grupo de investigadores y especialistas que se la están jugando por esta especie”, afirma.

Por su parte, Lobos recalca que “sin la restauración y protección de la vertiente se pierde irremediablemente a esta especie, más allá de que las ranas rescatadas estén reproduciéndose en el zoológico. Sin duda es decepcionante para mí que las ranas estén haciendo su parte en el centro de cría ex situ del Zoológico Nacional, y nosotros no hayamos avanzado ni un centímetro en restaurar y proteger su casa”.

©Ministerio de Vivienda y Urbanismo
©Ministerio de Vivienda y Urbanismo

“Es necesario un compromiso serio del Estado por esta especie. Actualmente no ha sido posible realizar ninguna acción debido a que se trata de un terreno de privados, el cual se encuentra cercado y sin ninguna interacción con los propietarios. Esto sería lo primero que deben resolver las autoridades ambientales, antes de pensar en las medidas que se pudieran aplicar, y en las responsabilidades que las empresas que intervienen el sector tienen con un patrimonio ambiental y cultural de todos los chilenos”, subraya.

En definitiva, aparte de los bombos y platillos, más vale que recordemos un hecho mayúsculo: la extinción es para siempre.

Ladera Sur solicitó por teléfono y formulario web una entrevista a la minera Centinela, de Antofagasta Minerals, con el fin de conocer su versión y las acciones que contemplan respecto al hábitat de este anfibio. Al cierre de esta edición no obtuvimos respuesta.

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