A lo largo y ancho de Chile nos sorprenden innumerables sitios de Arte Rupestre. En las quebradas y en la pre cordillera. En las alturas de Los Andes y en roqueríos costeros. Sobre laderas en valles de cultivo y en aleros de la húmeda Patagonia, Piedras Dibujadas emergen del paisaje incólumes a las inclemencias del clima y al paso del tiempo. ¿Qué hacen ahí?

Las preguntas son inevitables. La relación con el paisaje circundante, directa e inseparable.

¿Qué es el Arte Rupestre? ¿Qué hace a vista y paciencia de la naturaleza y los hombres?

Por rupestre se entiende “perteneciente o relativo a las rocas” (RAE). Lo llamamos arte, por su condición de “fenómeno estético y comunicativo” (Castelleti, 2008). Por tanto, estamos frente a códigos que toman como soporte las rocas para transmitir mediante figuras mensajes que son reconocidos por la comunidad que los produce y los recibe.

Entonces, es Arte Rupestre, toda aquella representación gráfica que el hombre ha impreso sobre las piedras usando diferentes técnicas, como la pintura (pictografía) y el grabado (petroglifo). Es una manifestación artística prehistórica, de la que se tiene evidencia en todo el mundo y cuya datación incierta, la hace más difícil de clasificar.

Vayamos al emplazamiento. Uno de los aspectos clave de las Piedras Dibujadas, como es nombrado generalmente en la actualidad por comuneros vecinos, es la estrecha relación con su entorno. Significados reconocibles por el hombre son impresos en la naturaleza a modo de señales. El Arte Rupestre evidencia los atributos geográficos, políticos, culturales o sociales que significa ese lugar específico del paisaje para la sociedad que lo habita.

Foto: Estilo Santa Bárbara. Alto Loa, región de Antofagasta © www.atacamaphoto.com
Foto: Estilo Santa Bárbara. Alto Loa, región de Antofagasta © www.atacamaphoto.com

Los paneles dibujados, son una combinación exclusiva entre los motivos impresos, la cultura que los desarrolló y los atributos espaciales de su emplazamiento.

¿Cómo podemos adscribir culturalmente el Arte Rupestre, si su datación es ambigua? El análisis de las manifestaciones arqueológicas funciona en gran medida a través de las relaciones iconográficas posibles de establecer entre lo que ha sido encontrado en un área geográfica determinada. De esta manera, podemos asociar expresiones rupestres a restos materiales y concluir cierta proximidad temporal. Así como en la cerámica se plasman íconos que en el textil se tejen, el espacio es dominado por la gráfica de la cultura. Siguiendo esta lógica y a grandes rasgos, se postula la presencia de Piedras Dibujadas en nuestro país desde hace unos 10.000 años atrás, tanto en la Patagonia como en el desierto, siendo las de mayor volumen aquellas vinculadas al periodo comprendido en los mil años antes de la llegada de los españoles.

En el vasto desierto de Atacama, aquel en que las caravanas de llamas fueron el medio de transporte e intercambio, la figura de camélidos es recurrente. Y no es de extrañar, a ellos se debe la conquista del territorio. El Arte Rupestre en esta zona está principalmente emplazado en quebradas donde escurren ríos y en refugios naturales que sirvieron de habitación temporal. Al mismo tiempo, vegas y bofedales, son señalados mediante Piedras Dibujadas. La técnica principal es la del grabado, trazos incisos mediante percusión definen las figuras.

Todo indica que el cuidado de las llamas, era de interés social. No sólo su alimentación, también el resguardo de los pastores que las guían y las actividades relativas a su subsistencia. Restos asociados a la producción y reparación de herramientas han sido encontrados en aleros rocosos plagados de figuras, las que representan camélidos, caravanas y pastores en una reiteración que reclama abundancia. No sería ajeno también el suponer que grandes paneles, que se ven y son vistos, indican rutas que conforman circuitos caravaneros de mayor amplitud, lo que mantiene y propicia el intercambio.

Grabados y Pinturas Rupestres responden a mecanismos gráficos de apropiación del paisaje.

Alero de Taira. Alto Loa, Región de Antofagasta © www.atacamaphoto.com
Alero de Taira. Alto Loa, Región de Antofagasta © www.atacamaphoto.com

En quebradas del río Salado, no lejos del poblado de Ayquina en la Región de Antofagasta, el Arte Rupestre se emplaza avistando terrazas de cultivo. Su intención, pareciese ser el contacto con el día a día de la comunidad. Piedras Dibujadas acompañan silos, corrales, minas y senderos de acceso a pastos estivales. La estrecha relación entre Arte Rupestre y actividades agrícolas sugiere la intención de proteger y limitar el acceso a los sectores de aprovisionamiento, de tal manera de reunir y no dispersar la fuerza de trabajo a la vez que señalar la propiedad de la comunidad. Al mismo tiempo, paneles dibujados que indican manantiales o aguadas se relacionan a ceremonias propiciatorias, en las que se agradece y suplica por el agua, fuente de vida. Podemos observar, que en este contexto, el Arte Rupestre es una marca de territorialidad social y simbólica, mediante las iconografías se contienen los movimientos y las ideas de la gente.

A pocos kilómetros al norte de Tal Tal en la costa de la Región de Antofagasta se encuentra la quebrada de El Médano. Sobre sus paredes rocosas más de un millar de pictografías de color rojo representan escenas de pesca y caza, principalmente marina. Lo más probable es que el pigmento rojizo corresponda a óxido de hierro mezclado con algún tipo de aglutinante, como grasa, savia de plantas, sangre u orina, la que se aplicaba directamente con los dedos o usando un instrumento : plumas, ramas, astillas de hueso o atados de pelo animal a modo de pincel.

Peces, cetáceos, tortugas, lobos de mar y otros animales son plasmados solos o en grupo. Destacan las escenas de caza colectiva desde pequeñas balsas de cuero de lobo. La proporción otorgada para el hombre en relación al animal, es inquietante. La perspectiva es una de las hipótesis de dicho desequilibrio, quizás se quería representar la lejanía entre el hombre y su objetivo. Sin embargo, se puede sugerir que el valor otorgado a la caza y sus beneficios hacía crecer a las presas. Al mismo tiempo se infiere respeto hacia la hazaña. Mediante valores estéticos de pensamiento, la gráfica llama a la continuidad de la práctica y a la abundancia de las especies.

Río Pedregoso. Sur del Lago General Carrera, Región de Aysén © Biblioteca Duoc
Río Pedregoso. Sur del Lago General Carrera, Región de Aysén © Biblioteca Duoc

Para los petroglifos de Nocui, 25 kms al este de Salamanca en la Región de Coquimbo, se plantea una asociación con el consumo de alucinógenos. Representaciones fitomorfas que aluden a ramas de cebil (Anadenanthera colubrina) y su relación a figuras destacadas del ritual alucinatorio, como lo son la serpiente y el felino, sugieren una posible asociación entre sustancias psicoactivas en instancias chamanicas y la elaboración de Arte Rupestre. ¿Cómo se puede concluir esto? Los registros gráficos de la experiencia indígena relativa al consumo de alucinógenos arrojan la percepción de figuras abstractas y naturalistas similares a las vistas en los petroglifos del sitio, lo que adscribe a sus autores a una práctica andina de profunda envergadura.

Criterios de la identidad grupal se transmiten a través de Piedras Dibujadas, las que presentan un diálogo con aspectos de la tradición cultural, un puente que está al alcance de los hombres pero que trasciende sus posibilidades.

Antiguos Tehuelches imprimieron sus manos en la cueva del Río Pedregoso, 20 kms. al sur del Lago General Carrera y de la localidad de Chile Chico en la Región de Aysen. La técnica utilizada fue el estarcido: soplando el pigmento sobre un objeto a través de vainas o peciolos de plantas a modo de tubo se lograba una imagen en negativo de su contorno. Este tipo de representaciones se encuentran en otras latitudes como Argentina, Brasil, América del Norte y Africa, vinculando a los hombres del globo mediante una sencilla y precisa acción sobre el paisaje.

La valoración cultural y simbólica del Arte Rupestre está dada en gran medida por su permanencia cronológica, su atemporalidad en relación a la vida de los hombres lo sitúa en un dominio superior al humano. Su durabilidad y consistencia trasluce, a pesar de los cambios de ideologías, que el interés por lo social está por sobre el simple acceso a recursos de subsistencia.

El paisaje, como soporte de los motivos rupestres, es un elemento activo en la construcción social del entorno. Conceptos culturales se enraízan en la naturaleza definiendo puntos estratégicos. Así, el hombre domestica el territorio creando un paisaje portador de símbolos que reflejan tecnologías y discursos acerca de un lugar en el mundo.

Ariquilda. Quebrada de Aroma, Región de Tarapacá © www.panoramio.cl
Ariquilda. Quebrada de Aroma, Región de Tarapacá © www.panoramio.cl

 

Bibliografía:

*Grete Mostny, Hans Niemeyer. Arte Rupestre Chileno. Publicación del Departamento de Extensión Cultural del Ministerio de Educación. Santiago, Chile. 1983

*José Berenguer. Arte Rupestre en Chile. Museo Chileno de Arte Precolombino. Santiago, Chile. 1986

* José Berenguer, Francisco Gallardo, Carole Sinclaire, Claudia Silva, Carlos Aschero. Arte Rupestre en los Andes de Capricorno. Museo Chileno de Arte Precolombino. Santiago, Chile. 2000

* Andrés Troncoso. Hacia una Semiótica del Arte Rupestre de la Cuenca Superior del río Aconcagua, Chile Central. Chungara, Revista de Antropología Chilena, Vol 37 N 1. Arica, Chile. 2005

* José Castelleti. La Serpiente en el Arte Rupestre de Nocui, Norte Semiárido de Chile. Estudios Atacameños N 36. Universidad Católica del Norte. San Pedro de Atacama, Chile. 2008

* José Berenguer. Las Pinturas del Médano, Norte de Chile: 25 Años Después de Mostny y Niemeyer. Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino. Vol 14 N2. Santiago, Chile. 2009

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