Hoy al observar nuestras plazas nos encontramos con variados y pintorescos espacios de juego para los niños. Este programa no siempre ha existido como tal, antes los niños jugaban en la calle y se tomaban su espacio para convertirlo en un campo de juego.

Uno de los arquitectos que más ha aportado al desarrollo de los playgrounds fue el arquitecto holandés Aldo Van Eyck. En la época de postguerra en Ámsterdam consiguió el apoyo de ciudadanos y convenció a políticos para dar lugar a los niños en la ciudad. Es así como diseñó más de 800 espacios de juego infantil entre 1947 y 1978, en el casco histórico de Ámsterdam.

Van Eyck ocupó los espacios que habían quedado destruidos con la guerra, plazoletas y jardines públicos y los convirtió en espacios de juego mientras se definía su ocupación permanente. Para su implementación desarrolló un número limitado de elementos que motivaran a los niños a saltar, correr, escalar, agacharse, balancearse y gatear. A través de este catálogo de juegos, Van Eyck se adaptaba a las condiciones específicas de cada lugar.

Sus juegos se caracterizan por ser estructuras geométricas simples, de acero tubular, bloques de hormigón prefabricado, pavimentos y adoquín, etc. La potencia de sus elementos radica en que sus formas geométricas promueven diferentes tipos de juego, lo que permite que cada niño atribuya diferentes sentidos al mismo elemento y lo ocupe de la manera que quiera. Otra característica de estos lugares es la cantidad de espacio libre para que los infantes dispongan de espacio para correr, saltar y jugar.

El parque infantil de Aldo van Eyck en Buskenblaserstraat en Ámsterdam. Cortesía del Archivo de la Ciudad de Ámsterdam.
El parque infantil de Aldo van Eyck en Buskenblaserstraat en Ámsterdam. Cortesía del Archivo de la Ciudad de Ámsterdam.

Para este arquitecto holandés los elementos de juego no debían ser la mimesis de otra cosa, si no que realmente debían ser implementos para el desarrollo del juego. En palabras de Van Eyck en una conferencia en 1962 “Un objeto de juego debe ser real del mismo modo en que una cabina de teléfono es real, pues sirve para realizar llamadas… Un elefante de aluminio no es real.” Esta frase expresa la confianza del arquitecto en los infantes, en la capacidad que los niños tienen para crear y ocupar el espacio. Los diseños propuestos no entregan los juegos resueltos a los niños, sino que los desafía a desarrollar su propio juego.

Debido a la simpleza de los elementos utilizados en sus campos de juego, Van Eyck creó lugares centrados en los niños, pero para la reunión de las personas de diferentes generaciones. Así, dio lugar a verdaderos espacios de conversación y reunión en la ciudad. Su intervención es quizás una de las propuestas urbanas más sensibles a sus habitantes.

En la Fundación Patio Vivo, donde implementamos paisajes de juego escolar, creemos que uno de los legados más importantes de este arquitecto reside en la confianza que tuvo en los niños, en que ellos pueden cargar de significado las diferentes estructuras con su creatividad, en que no es necesario diseñar objetos miméticos para que se entretengan, ni es necesario llenar el espacio con elementos para que los niños se diviertan. De este modo los paisajes del juego que Van Eyck propone, se componen por estructuras simples que se completan cuando hay niños jugando.

Debido a todo lo anterior este arquitecto es un referente al momento de planificar los espacios de juego en nuestras ciudades: introdujo el tema del juego infantil en la agenda pública, aprovechó todos los espacios públicos disponibles para acoger a los pupilos, desarrolló un catalogo de juegos simples y replicables, confió en el juego de los infantes y tuvo la convicción en devolver la ciudad a los niños para que la iluminen con su alegría.

Bibliografía:

Playgrounds. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Editorial Siruela. http://earlychildhoodmagazine.org/

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