Frontera Blanca: Campo de Hielo Sur
Campo de Hielo Sur es uno de esos paisajes extremos cuya soberanía es crítica pues la condición de frontera disuelta es parte de su paisaje reconocible: la nieve se une con el cielo, las nubes desdibujan las altas cumbres y los glaciares se apoderan de la topografía ocultando su profundidad.
Hablar de territorios nacionales implica hablar de límites imaginarios impuestos sobre una geografía diversa, donde las fronteras dibujan la soberanía, aún cuando ésta no se hace efectiva sin ocupación (1). A diferencia de la palabra ‘borde’ que implica un límite definido, independiente de su espesor, la noción de ‘frontera’ reúne la ambigüedad que implica la proyección imaginaria de una línea sin densidad impuesta sobre un territorio. Cuando pensamos en Chile continental y sus fronteras, inevitablemente comenzamos a hablar de paisajes: el desierto al norte, la cordillera al oriente, el mar al poniente y la pampa austral en el extremo sur.
Tras una serie de conflictos con países vecinos durante el siglo veinte, sumado a una topografía abrupta altamente determinada por la presencia de la Cordillera de Los Andes, la forma en que nuestro país se dibuja en los mapas políticos actuales, emerge como una figura larga y angosta. En la práctica esto implica la convergencia de múltiples climas en una misma nación y con ello, la existencia de recónditos y extremos paisajes casi impenetrables y poco propicios para su habitación.
Uno de estos paisajes extremos cuya soberanía es crítica es Campo de Hielo Sur, el cual destaca por ser una de las mayores reservas de agua dulce del hemisferio después de la Antártica. Se trata de un territorio de glaciares en plena cordillera andina patagónica, entre aproximadamente los 48°15′ y los 51°35′ de latitud Sur y las longitudes 73°00′ y 74°00′ Oeste. Abarca una superficie de 13.900 km2, de los cuales más de tres cuartos pertenecen a Chile y donde aún persiste un litigio territorial con Argentina (2). El país trasandino ha desarrollado ahí múltiples actividades de índole turístico y científico, lo cual aumenta la debilidad de la frontera establecida. En contraposición a las actividades vecinas, el Instituto Chileno de Campos de Hielo ha cumplido un rol fundamental para desarrollar infraestructuras y rutas turísticas en el sector, no sólo como un acto de soberanía, sino también como un mecanismo de fomento a la economía local a través del desarrollo de actividades de reconocimiento de un territorio rico en especies y ecosistemas intocados, con vida microscópica exuberante, topografía sublime y hielos imponentes. Según ellos mismos declaran, el trabajo del Instituto se define como la construcción del Chile desconocido, a través de la difusión del conocimiento de la historia y geografía de una pieza de “naturaleza soberbia:”
Nuestro trabajo concebido como el compromiso descrito, simbolizó y sigue haciéndolo, el deber de servir anónimamente al país y a su gente; implica alcanzar un nivel de conocimiento geohistórico profundo para entender esa realidad geohumana y ser actores eficientes y perseverantes en pro de su Desarrollo y Seguridad. Nos desafía a maravillarnos y a emprender, ese mundo formidable de una naturaleza soberbia e intocada pero necesitada de nuestro respeto y cuidado. Frente a ese mundo somos convocantes modestos, sin pretensiones de dominar nada ni a nadie, sino de servir por amor a nuestro país (3).
Lo interesante es que al ver fotografías de este recóndito páramo (aún no he tenido el gusto –o el brío– de ir en persona) es que esta condición de frontera disuelta es parte del paisaje: en Campos de Hielo Sur la nieve se une con el cielo, las nubes desdibujan las altas cumbres y los glaciares se apoderan de la topografía ocultando su profundidad. En el trabajo fotográfico de Martín Correa Fernández –ecoturista integrante de las expediciones del Instituto de Campos de Hielo hasta el año 2011– se revela esta condición, donde el arriba y el abajo se pierden en los reflejos de la luz, y los blancos y azules del cielo en el hielo. Es la imagen de la frontera desdibujada por un paisaje sublime que supera con creces los trazados políticos.
No queda más que dejarlos invitados a conocer esta frontera nacional, Campos de hielo Sur, y junto con ello a ejercer un acto de soberanía mediante el turismo, para no perder este territorio abundante de belleza natural “a la antigua,” intocada y salvaje, que sorprende en un mundo tan modificado para su productividad y habitabilidad como el de hoy.
Notas al Pie
(1) “Soberanía ~ nacional: La que se reside en el pueblo y se ejerce por medio de sus órganos constitucionales representativos.” Según definición de la Real Academia Española (2015).
(2) Sebastián Zarhi D., Sistema Habitacional Prefabricado para Campo de Hielo Sur, Memoria de Proyecto para optar al Título de Arquitecto (Prof. Guía Javier del Río), Escuela de Arquitectura, Pontificia Universidad Católica de Chile (2012).
(3) En Instituto Chileno Campos de Hielo (2015) <http://www.camposdehielo.cl/presentacion.html>
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