Ecuador: Organizaciones claman por ayuda para levantar datos sobre la raya águila, especie recién protegida por ley en este país
La raya águila del Pacífico (Aetobatus laticeps) es una especie rara cuya población se distribuye en las costas del Pacífico de Ecuador: tanto en aguas continentales, como en el Archipiélago de las Galápagos. Las autoridades en este país han prohibido por decreto la retención de especímenes capturados de manera accidental durante la pesca. Pero, ante los reportes de la presencia cada vez más frecuente de esta especie en las redes de pescadores y muelles en Ecuador, un grupo de organizaciones proteccionistas, entre las que se incluyen Pacífico Libre, AETOS ID Ecuador, y Misión Raya, esta última en Perú, han encendido las alarmas para levantar información sobre esta especie de la que no se tienen mayores datos en la zona y así orientar las acciones de protección de manera integral.
El 25 de abril de 2019 las autoridades en Ecuador por fin emitieron un decreto que organizaciones ambientalistas y proteccionistas vinculadas a la raya águila estaban esperando: una medida que prohibía la pesca de esta especie y que, además, ordenaba su regreso inmediato a las aguas cuando ejemplares —vivos o muertos— hubiesen sido capturados durante la pesca artesanal o mediante el uso de palangres, una técnica que consiste en una línea única y principal ramificada con líneas de anzuelos conectadas a ella. En este caso, se ordenaba el retiro de cualquier tipo de anzuelo enganchado en el cuerpo del animal. Una medida que, como luego sería comprobado por organizaciones como Pacífico Libre y Misión Raya, esta última en Perú, quedaría principalmente en papel, sin que las autoridades destinaran recursos y esfuerzos en hacer cumplir o implementar la norma en la práctica.
Pese a esto, la sola medida del decreto que protegía en teoría a las cinco especies reconocidas en el mundo de rayas águilas (Aetobatus laticeps, A. ocellatus, A. flagellum, A. narutobiei, A. narinari.) significó para estos colectivos una victoria inicial. Más temprano ese año, apenas meses antes, en febrero de 2019, el Instituto Nacional de Pesca de Ecuador, representado por su directora Pilar Solís-Coello, y el subsecretario de recursos pesqueros, Jorge Manuel Costain, habían ya rechazado una petición solicitada por el colectivo Pacífico Libre, solicitando un acuerdo ministerial que prohibiera la pesca de estos peces cartilaginosos. El motivo: la poca información o datos sobre la especie, la falta de sustento técnico que avalara la solicitud de Pacífico Libre y, finalmente, la ausencia de un informe técnico. En su razonamiento, el Instituto Nacional de Pesca de Ecuador argumentó:
La propuesta de Acuerdo Ministerial para la ¨Prohibición de pesca de rayas águilas, especies afines y manejo de su captura incidental¨, no presenta Sustento o Informe Técnico, basado en un análisis y generación de resultados, para poder promover la expedición de dicha propuesta de Acuerdo (…) Al revisar el Informe de Pertinencia para la “Prohibición de pesca de rayas águilas, especies afines y manejo de su captura incidental”, se puede considerar que el mismo se basa en las estimaciones alcanzadas de un solo puerto pesquero artesanal, por lo cual, no se podrían tomar medidas de aplicación a nivel nacional (…) El INP coincide con el criterio emitido por la Dirección de Políticas Pesqueras y Acuícola (Memorando No. MPCEIP-SRP-2019-00881-M), en el cual recomienda la no emisión de un Acuerdo Ministerial para estas especies de rayas, mientras no exista un sustento técnico; cabe indicar que de crearse este Acuerdo Ministerial sin un sustento de Informe Técnico, podría generar problemas a nivel de aplicabilidad e incluso en el manejo de los recursos involucrados.
—Instituto Nacional de Pesca de Ecuador, Propuesta de Acuerdo Ministerial para la «Prohibición de pesca de Rayas águilas, especies afines y manejo de su captura incidental» , Febrero, 2019.
¿Qué sucedió entre febrero y abril que originase el cambio en las autoridades? No ha sido posible precisarlo. Pero lo que sí originó el pronunciamiento de abril, en el que las organizaciones se anotaron una victoria, fue que se aceleraron las iniciativas para lograr subsanar las objeciones presentadas por el Instituto Nacional de Pesca, específicamente las que se refieren a falta de información sobre la especie y la ausencia de informes técnicos. Estas organizaciones, a las que suma AETOS ID, han trabajado arduamente en levantar información sobre estas especies, de la que no se tienen mayores datos.
Incluso la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés) cataloga a Aetobatus laticeps como “Vulnerable” precisamente porque no hay información sobre esta especie, pero debido a sus posibles características biológicas, su coincidencia de distribución y coincidencia con algunas pesquerías y hábitos gregarios y admite sobre la raya águila del Pacífico (Aetobatus laticeps): «La raya de águila habita en aguas costeras costeras en bahías y estuarios. Alcanza un tamaño máximo de 230 cm DW o 283 cm de longitud total, pero suele ser menor de 130 cm DW (Last et al. 2016, Weigmann 2016). Estas rayas pueden ser solitarios o formar grandes agregaciones. La reproducción es vivípara, pero poco más se sabe de su biología (…) Se necesitan más investigaciones sobre el ciclo de vida, el nivel de mortalidad debido a la pesca y el tamaño y la tendencia de la población».
Esto también es reconocido por Ian Ronquillo, codirector de la red regional Aetos ID Ecuador, en declaraciones recogidas por el diario Universo en este país: “En el país se han encontrado individuos en los diferentes puertos pesqueros como el de Chanduy (Santa Elena) y Santa Rosa (El Oro). Esto se da porque hay poca información en general sobre la especie en la comunidad pesquera. Actualmente se prohíbe la pesca dirigida, pero hay pesca incidental”.
Las poblaciones de esta especie se distribuyen de manera variada. En el Golfo de México (litoral atlántico), hay Aetobatus narinari, pero no Aetobatus laticeps, que se distribuye desde la costa occidental de la peninsula de Baja California, México hasta el norte de Perú. La Aetos laticeps pasa mucho tiempo cerca de la superficie del mar, su musculatura muy desarrollada le permite este comportamiento a diferencia de las rayas de arena. Sin embargo, también descienden al fondo marino para alimentarse y descansar. Se las puede encontrar cerca de las costas, ya que allí se encuentra su alimento, que esencialmente son moluscos y crustáceos. Ha sido catalogada en la Lista Roja de Especies de la IUCN como una especie vulnerable.
La IUCN cita como principales amenazas a las rayas águila del Pacífico su captura en pesca artesanal con redes de enmalle y palangre, redes de cerco y redes de arrastre de camarón industriales. En México, la pesca con redes de enmalle en el Golfo de California ha provocado disminuciones sustanciales en varias especies, y otras rayas águila son el objetivo y la captura en esta pesquería. Donde las rayas águila han quedado atrapadas en redes en otros lugares, los pescadores han informado disminuciones en la captura.
Esta raya es capturada en palangres en Guatemala, donde ahora es poco común. En El Salvador, esta especie anteriormente no se conservaba, pero ahora se está utilizando y se ha vuelto cada vez más rara. Las redes de enmalle los capturan en Costa Rica pero no se retienen. Los datos son escasos en Nicaragua y desde Panamá hasta Ecuador. En general, las rayas águila del Pacífico se capturan como captura incidental en pesquerías intensivas y con una gestión inadecuada en la mayor parte de su área de distribución, con muy poco refugio.
Actualmente, Ecuador vendría a ser la única excepción en la presencia de protección o medias específicas de conservación para esta raya águila. En el Pacífico mexicano, hay una temporada de veda para la pesca selectiva de elasmobranquios desde el 1 de mayo hasta el 31 de julio, pero la aplicación es inadecuada, como también lo es en otros países. En Ecuador, esta raya puede tener algún refugio en la Reserva Marina de Galápagos. La veda ha sido implementada y se ha trabajado con pescadores para que sea respetada, ha habido avances, sin embargo todavía falta vigilancia, afirma Alejandra Castelo de Proyecto AETOS ID.
“Es probable que la especie de las islas Galápagos sea diferente a la Aetobatus laticeps, por ejemplo. Esto revela una pregunta importante: ¿cómo podemos cuidar una especie si no sabemos tanto de ella? Por eso se necesita que los buzos ayuden en esta labor”, apunta Alejandra Castelo, directora y fundadora de Aetos ID México entrevistada en el diario ecuatoriano Universo.
Es por esto que las organizaciones están acudiendo a buceadores, naturalistas y exploradores para poder ayudar a identificar especímenes, rastrear sus poblaciones, proveer mayores datos que contribuyan a diseñar políticas y medidas de protección que garanticen que la especie pueda prosperar y crecer en poblaciones. Y para esto se han valido de campañas, material educativo y alianzas entre organizaciones, buzos y fotógrafos submarinos. La red de organizaciones regionales Aetos ID, que busca identificar los especímenes, ha incluso creado un microsite o formulario que permite a exploradores subir fotografías y registros de avistamientos.
Si has visto a una raya águila, y has podido fotografiarla, ingresa en este enlace de Pacífico Libre y ayúdanos a identificarlas cargando tus fotos en este formulario: Proyecto AETOS ID