El pasado 9 de marzo la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica de Estados Unidos (NOAA) anunció el fin del fenómeno de La Niña, la cual se encontraba en las costas sudamericanas desde el 20 de septiembre de 2020. El evento finalizado fue nombrado como “La Niña triple” por su duración.

“Actualmente nos encontramos en una fase neutra, sin embargo, los centros climáticos internacionales estiman que durante el trimestre junio-julio-agosto la probabilidad de tener un evento El Niño es de casi un 50 %, mientras que, para el trimestre de primavera la probabilidad sobrepasa el 60 %”, afirma Juan Crespo, meteorólogo de la Oficina de Servicios Climáticos de la Dirección Meteorológica de Chile.

El Niño y La Niña

En la parte central y oriental del Océano Pacífico ecuatorial ocurren periódicamente oscilaciones de temperaturas. Este patrón climático es conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) y es dentro de esta oscilación en donde aparece el El Niño y su «hermana», La Niña.  

Ambos fenómenos corresponden a fases opuestas dentro del ENOS. El Niño representa temperaturas altas en el océano mientras que La Niña representa temperaturas frías, nunca sucediendo al mismo tiempo.

Para determinar la presencia del fenómeno de El Niño, El Laboratorio Oceanográfico y Meteorológico del Atlántico establece que las anomalías de temperatura en el Océano Pacífico Ecuatorial deben superar los +0.5 °C sobre lo normal durante tres meses consecutivos.

Caleta Chome Región del Bío Bío créditos: Jean Pierre Torres

El fenómeno El Niño lleva aquel peculiar nombre ya que, al norte de Perú pescadores notaban que durante las fiestas navideñas, el agua aumentaba su temperatura y cardúmenes desaparecían de la superficie oceánica. Atribuyeron estas reacciones a una corriente de aire caliente provenientes de el golfo de Guayaquil en Ecuador. Es así como relacionaron los cambios en el mar con la celebración del nacimiento del niño Jesús.

¿Qué consecuencias trae El Niño?

Los países que se ven principalmente afectados por El Niño son Ecuador, Perú, Colombia y Chile. El Niño es caracterizado por generar alteraciones en la corriente de Humboldt, aumentar las precipitaciones, generar emigración de especies de peces comerciales afectando fuertemente a las pesquerías y aumentar marejadas especialmente las que viajan del hemisferio norte.

Lanchas Puerto de Castro Chiloé

Juan Crespo afirma que si bien una consecuencia de El Niño son mayores precipitaciones este efecto hoy, ya no está asegurado: “Para Chile, típicamente los inviernos El Niño suelen estar relacionados con un aumento de las precipitaciones y primaveras más lluviosas en la zona centro-sur del país. Un ejemplo de un invierno con Niño muy intenso puede ser el año 1997, que fue uno de los más lluviosos del registro. Pero en los últimos años, en este período denominado «Megasequía», esa relación se ha debilitado y hemos tenido eventos de El Niño pero de igual forma se ha terminado el año con déficit de precipitación. Esto genera mucha incertidumbre a la hora de los eventuales impactos. No se sabe realmente si este año puede ser similar a los años lluviosos en los Niños de hace un par de décadas”.

Día lluvioso en Santiago de Chile

Otra consecuencia causada por la llegada del fenómeno El Niño es el aumento de la temperatura atmosférica Global. Raúl Cordero doctor en Ciencias Naturales, miembro del Comité Directivo de la Red para la Detección de Cambios en la Composición Atmosférica (NDACC), plantea que en abril aún continuamos con altas temperaturas ya que ya se encuentran las temperaturas oceánicas superficiales características de El Niño: «Desde la perspectiva de Chile el fenómeno de El Niño ya comenzó, es decir, ya están las temperaturas en el mar frente a las costas de Perú y eso es lo que probablemente ayude a entender por qué llevamos temperatura tan altas, ha habido 31º en Santiago en abril, eso es extraordinariamente anormal y no es solamente cambio climático también es el niño”.

Pronóstico temperaturas climáticas desde el 27 de marzo hasta el 15 de abril. Fuente: Accu Weather

¿Cómo funciona el patrón ENOS?

El Niño-Oscilación del Sur es causado por variaciones tanto en el océano como en la atmósfera, y es por esto que se estudian las fluctuaciones en la Temperatura Superficial del Mar (TSM) y la presión del aire sobre el agua oceánica.  

La oceanógrafa Catalina Aguirre, perteneciente al centro de Ciencia del Clima y Resilencia (CR2) y Centro de Observación Marino para estudios de Riesgos del Ambiente Costero (COSTAR) afirma que esta relación afecta el clima: “El Niño es un proceso de interacción océano-atmósfera, es decir, una oscilación climática. El océano y la atmósfera juegan un rol fundamental en el clima”.

En el océano Pacífico Oriental los vientos alisios soplan generalmente de este a oeste a lo largo del ecuador, alejando de Sudamérica el agua cálida de la superficie y sustituyéndola por agua fría. Durante El Niño, estos vientos se debilitan o cambian de dirección lo que genera un proceso a la inversa, llegan aguas calientes sobre el pacífico ecuatorial central.

“Las presiones atmosféricas son las que mueven o controlan a los vientos, esta modificación de los vientos en particular los vientos alisios tienen un impacto en el océano y si estamos en El Niño los vientos alisios se debilitan, eso provoca que el agua caliente que está arrastrada hacia el continente Oceanía se devuelva, tome su posición de equilibrio y tengamos ahora aguas calientes sobre el pacífico ecuatorial central”, explica Aguirre.

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