©Nicolás Sánchez
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Japón es sin duda alguna un lugar único, lleno de historia, una cultura muy rica y gente muy amable. Es de esos viajes difíciles de olvidar, por una parte las grandes ciudades con sus complejidades y avanzada tecnología y por otro lado áreas rurales donde el día se vive a un ritmo absolutamente distinto y con una paz única.

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Es difícil describir Japón dejando de lado su cultura religiosa donde el Budismo y el Sintoísmo, como principales religiones, nos entregan una serie de rituales que llevan a cabo las personas a diario. Resulta difícil de entender todos los códigos, protocolos y costumbres por lo que enterándose de algunas normas básicas todo fluye de forma fácil y simple.

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Lo primero que llama la atención es la amabilidad del japonés con el extranjero, o al menos esa fue mi experiencia. La comunicación que se podría pensar un poco compleja, ya que en muchos lugares no hablan otra lengua que la propia, se compensa con la buena disposición a resolver los problemas por parte de la gente de la isla. En general en Tokio la gente más joven habla inglés pero en pueblos o áreas fuera de las grandes metrópolis esto no es habitual.

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Mi viaje abarcó algunas ciudades del centro sur. Específicamente Tokio, Osaka, Kyoto, Hiroshima y algunas localidades próximas a estos centros. Los desplazamientos entre estas ciudades las realicé en tren bala que funciona realmente bien y permite optimizar el tiempo, siendo muy recomendables a la hora de escoger una forma de movilizarse.

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Para mí fue clave el viajar solo, sin rutinas rígidas o itinerarios que me amarraran a perder la posibilidad de replanificar el viaje día a día. Esto me permitió quedarme más tiempo donde consideré era necesario y descubrir lugares que inicialmente no sabía que existían. La sensación de libertad de un viaje donde se respira una cultura diferente hacen de Japón una experiencia única, básicamente donde quiera que uno vaya.

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La mezcla de templos, ciudad, ruralidad, paisajes naturales, tecnología, amabilidad, respeto, cultura, locura y paz, caos en un orden estricto, exceso de luces y sobriedad, reminiscencia del aislamiento, creo que describen un poco lo que es este país.

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