Bitácora de un viaje por el increíble sur de Alemania, parte 1
Fuimos invitados por la Cámara Chileno-Alemana en diciembre a un viaje por el sur de Alemania para conocer más acerca de su historia, costumbres y espectaculares paisajes. Así, en plena época navideña, nuestro director Martín del Río vivió una experiencia inolvidable recorriendo lugares como Freiburg, el icónico castillo Neuschwanstein o el inigualable lago Konstanz. Encuentra aquí el relato de su experiencia donde además entrega una serie de datos útiles para quienes estén pensando en visitar el país germano.
Cuando pienso en un país como Alemania se me vienen muchas cosas a la cabeza: tecnología, historia, calidad, frío, un difícil idioma, cervezas, el muro de Berlín, mujeres rubias, el sur de Chile, personas proactivas y en general un pueblo que ha sabido reinventarse a lo largo de su historia. Todo eso pensé rápidamente cuando me enteré que iba a embarcarme en una aventura por el sur del país germano y que conocería entretenidos lugares que mezclan naturaleza y cultura.
Este artículo que comparto con ustedes tiene la intención de que pongan a uno de los países más importantes del continente europeo en su “bucketlist” (concepto que aprendí hace poco y que significa que tienes que hacer una lista de los lugares a los que te gustaría ir antes de morir). Además les iré dando algunos datos de alojamiento y paseos que recomiendo hacer, para que los anoten. Esta bitácora de viaje comienza en Freiburg, plena “Selva Negra” (Schwarzwald en alemán, Black Forrest en inglés), continúa por el Lago Konstanz y termina en la capital del estado de Baviera, Munich. Pueden encontrar más información en la página: www.germany.travel
El comienzo: Freiburg
Lo primero que hay que saber si vas a Alemania es que si vas entre octubre y abril tienes que ir muy abrigado, ya que las temperaturas bordean los 0 y -10 grados celsius. Además es importante saber que oscurece alrededor de las 16:30h, por lo que tendrán que animarse a recorrer bajo tardes oscuras.
Llegué a Frankfurt desde Santiago durante las primeras semanas de diciembre tras una escala en París. Estaba cansado, pero sabía que mi día no terminaba ahí. Tenía que llegar a Freiburg, una pequeña ciudad universitaria que se encuentra en plena «Selva Negra», principal destino del inicio de esta aventura.
Para llegar allá tuve que tomar el tren que está conectado con el aeropuerto. Yo había viajado hace unos años por Alemania y conocía la perfección de este sistema de transporte, pero también sabía que tenía que estar muy concentrado ya que un error me podría mandar a cualquier parte de Europa. Definitivamente recomiendo viajar en tren. Aunque puede ser a veces más caro que un avión low cost, todas las estaciones de trenes están en los centros de pueblos y ciudades, lo que lo hace mucho más accesible. A mí, hasta el día de hoy me sigue impresionando cómo este sistema cumple los horarios exactos; los trenes son cómodos y calefaccionados y además cuentan con wifi.
Luego de un agradable viaje en tren de 2 horas llegué a Freiburg y lo primero que vi fue una ciudad totalmente decorada con luces anunciando y celebrando que estamos en época navideña. Rápidamente quise dejar mis cosas en el hotel y salir a recorrer (elegí uno que fuera central, sencillo y incluyera desayuno, una buena opción fue “Hotel Central “ de Freiburg).
Freiburg se fundó en 1120 y es un territorio que fue disputado por alemanes y franceses en muchas guerras. Debido a su proximidad geográfica, hoy comparte un rico mix cultural. De eso me di cuenta cuando comenzamos a recorrer los mercados de Navidad donde habían crepes, raclette y flammkuchen o pizza alemana (pizza con crema).
Fue en estos mercados donde viví la verdadera esencia de la ciudad en esta época del año. Cientos de personas recorren los 4 mercados navideños que tiene la ciudad, donde lo principal y muy recomendable de hacer, es tomar un rico Glühwein (un vino caliente con especias) para pasar el frío y comer algo como Currywurst (una rica salchicha asada acompañada con salsa de tomate y curry) mientras se recorre y disfruta de los puestos. Es impresionante cómo jóvenes, personas mayores, turistas y niños disfrutan de esta fiesta navideña. Estando ahí pensaba constantemente lo distinto que es para los países del hemisferio sur la Navidad, donde ocurre en pleno verano y no entendemos por qué todo está decorado como si hicieran -10 grados.
Los mercados de Navidad, además de puestos de comida, se centran en pequeñas tiendas que principalmente venden artesanías típicas o pequeñas miniaturas para que las personas armen sus pesebres y adornen sus árboles de Navidad. Algo bizarro, pero muy recomendado de hacer, fue que conocí a Nicole, una joven actriz que personifica a una antigua mujer de la “Selva Negra” y que ofrece el servicio de recorrer la ciudad dando datos y contando la historia de cada edificio histórico. La oportunidad perfecta para entender el potente pasado de esta ciudad.
¿Otro dato? No dejen de conocer la calle Munsterstrasse que los llevará directamente a la catedral (Freiburger Münster) de estilo gótico que impresiona por sus vitrales y gárgolas. Si vas al “Black Forrest”, Freiburg es un paso obligatorio para comenzar, con buenas tiendas, ricos restaurantes y un entretenido centro histórico. También existe un funicular que lleva al monte Schlossberg para tener una bonita vista o el teleférico, el más largo de Alemania, en el que se asciende suspendido a una altura 1.220 metros. Si vas en temporada de verano, puedes recorrer sus senderos y circuitos en plena montaña con paisajes espectaculares.
Más información sobre Freiburg en: www.fwtm.freiburg.de
Black Forrest Highlands
Continuamos nuestro recorrido por el sur de Alemania. El próximo destino fue Titisee-Neustadt, una ciudad con un pequeño lago que es un balneario muy concurrido en épocas de verano e invierno y que se caracteriza por ser la parte más alta de la Selva Negra (Black Forrest Highlands). Queda a 45 minutos en tren desde Freiburg y está muy cerca de la frontera con Suiza y Francia. Aquí se encuentran la cumbre más alta (Feldberg 1493 msnm) y el lago natural más grande de la zona (Titisee). Si eres fanático de los deportes de invierno, este puede ser un muy buen destino.
Estábamos a comienzos de diciembre y aún no nevaba lo suficiente para que comenzara la temporada de esquí y randoné. Al ser así, pude recorrer en auto los pequeños pueblos que parecen de cuento y que van apareciendo por los diferentes valles. Recomiendo de todas maneras arrendar un auto y “perderse” por las montañas. Porque lo que más impresiona de esta zona de Alemania, es que a pesar de ser lugares altamente turísticos (reciben más de 40.000 personas en cada temporada) existe una demografía que no satura los pueblos, sino por el contrario, todo es a una escala muy acorde al lugar donde se emplaza. Así fue como me sorprendió el pueblo de Todtnauberg un pequeño poblado que fui a conocer y donde pude caminar por sus senderos entremedio de los bosques de abetos y hayas.
En cada pueblo existe la cultura de caminar y hacer trekking. Cuentan con una variedad de senderos que te permiten perderte un par de horas. Y eso fue lo que hice. Un imperdible es conocer las cascadas de Menzenschwand, un pequeño circuito que cumple todos los puntos de un completo trekking. No es de mucha complejidad, pero te hará comprender la geografía de la zona. Para alojar en Titisee recomiendo de todas maneras el Hotel Boutique Alemannenhof. Las piezas son muy acogedoras y su restaraunt tiene una gastronomía de primer nivel. Lo más bonito es su vista frente al lago Titisee.
Para los interesados en la cerveza, en esta zona se encuentra la fábrica de una de las cervezas más populares de Alemania: la cerveza Rothaus fundada en 1791. Para la región de la “Selva Negra” esta cerveza es muy importante ya que los representa en todo el país. Recomiendo visitar el restaurante (dirección: Rothaus 2, 79865 Grafenhausen)
Más información en: www.blackforesthighlands.info
Lago Konstanz, lo mejor
Me subí nuevamente a un tren, esta vez con destino a la ciudad de Konstanz, localidad ubicada frente a un lago del mismo nombre (en alemán se llama Bodensee) y muy cercano a la frontera con Suiza. Konstanz es de las pocas ciudades de Alemania que no fueron bombardeadas durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que su centro histórico se mantiene intacto y es realmente una joya. Una persona que conocí en el tren me contaba que como Konstanz está tan cerca de Suiza, los bombarderos pensaron que era una ciudad de ese país y por eso no lo destruyeron.
El hotel en el que me quedaría estaba a poca distancia caminando desde la estación de trenes, que te deja en el centro de la ciudad y junto al lago. El lugar me intrigaba ya que sabía que contenía mucha historia. Era un convento dominicano que se encuentra en una isla y que hoy está convertido en un hotel de primer nivel. Se llama Steigenberger Inselhotel y lo recomiendo mucho ya que realmente te sientes alojando en otra época, además cuenta con cómodas habitaciones con una vista única: un balcón con el lago Konstanz a tus pies, ¡impagable!
Konstanz es para caminarlo, perderse por sus entretenidas calles y entender que por su geografía y lago fue siempre un lugar estratégico en Europa. Me impresionó ver ruinas romanas que demuestran su importancia histórica.
Un paseo imperdible a solo 30 min del centro de la ciudad es ir a conocer la Isla de Mainau. Es una “isla parque” de 45 hectáreas y después de visitarlo, para mí es considerado uno de los jardines botánicos más espectaculares en los que he estado. Además lo visité en invierno, lo que fue aún más especial ya que obviamente con la fuerza de la primavera, Mainau es un hito turístico que es visitado por miles de personas diariamente (solo por nombrar sus records, tiene 12.000 dalias de 270 especies distintas o 1.200 especies de rosa).
Visitar un parque en invierno tiene un encanto único, que es ver la naturaleza con colores más pálidos y ver la morfología de los árboles en su perfección. Nunca olvidaré la llegada a la isla por una avenida de sequoias chinas que aún se mantenían rojas o ingresar a un interesante mariposario tropical siendo que afuera las temperaturas eran bajo cero. La luz de invierno daba una atmósfera especial, lo que para tomar fotografías era espectacular. Si pueden, tomen el tour con una persona especialista en botánica. Esta guía les irá contando la historia del lugar, el nombre y cuántos años tienen las especies. Un imperdible.
La mejor forma de llegar desde el centro de la ciudad es un bus que te deja en la puerta del parque. Tiene un valor de 8 euros (en verano sube al doble).
El viaje continuó conmigo sobre un veloz catamarán cruzando el lago Konstanz para llegar hasta Friedrichshafen. Esta navegación dura alrededor de una hora y si tienes suerte con el tiempo, podrás ver Los Alpes en su esplendor. Friedrichshafen a diferencia de Konstanz, sí sufrió los estragos de la segunda guerra por lo que no tiene la belleza de Konstanz. Pero sí es una importante ciudad alemana que se ha caracterizado por el desarrollo tecnológico y por ser el lugar donde Ferdinand von Zeppelin inventó y desarrolló el famoso dirigible volador que tan popular fue a principios del siglo XX. Un dato entretenido es saber que Ferdinand von Zeppelin nació en el edificio en el cual estuve alojando en Konstanz (Steigenberger Inselhotel), que en este entonces pertenecía a su familia.
El imperdible de Friedrichshafen es el Zeppelin Museum que se encuentra a los pies del lago Konstanz y se construyó en la antigua estación portuaria de la ciudad. Muy interesante, en especial la reconstrucción de 33 metros de la parte donde la tripulación y pasajeros permanecían.
Más información en: www.echt-bodensee.de
Puedes ver la continuación de este viaje en este link.
Para la organización de este viaje conté con el apoyo para la coordinación de las visitas con las Agencias de viajes:
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Internationale Bodensee Tourismus GmbH www.bodensee.eu
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Schwarzwald Tourismus GmbH www.schwarzwald-tourismus.info
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BAYERN TOURISMUS Marketing www.bayern.info
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Tourist Information Schwangau www.schwangau.bayern.de
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München Tourismus www.muenchen.de