Los cupos son limitados, por eso es necesario inscribirse en elzendo@gmail.com.
Los cupos son limitados, por eso es necesario inscribirse en elzendo@gmail.com.
© Tunquén Sustentable
© Tunquén Sustentable

Situada en el litoral central y a una hora y media de Santiago, se encuentra la localidad de Tunquén, un verdadero paraíso terrenal para quienes han decidido instalarse allí. Y es que por alguna razón, este lugar que está conectado con Algarrobo por el sur y con Quintay por el norte, posee una energía especial, donde varios han encontrado un espacio de descanso para el cuerpo y el alma. Y sin ir más lejos, se ha convertido en un perfecto templo natural para la meditación y la vida zen.

Tunquén significa en mapudungún “tierra que se abre o se agrieta”, debido a que la playa tiene curiosas formaciones y dunas que dejan entrar el agua por diferentes lados, obteniendo como resultado un paisaje admirable. Basta con observar la nobleza del mar, para entender el amor de algunos por esta playa de aguas someras y arena en forma de granito. Sin embargo, son muchas otras las características que la convierten en un lugar especial. Una de ellas, es que extrañamente es la única playa del litoral central, que no se ha convertido en balneario como tal, aunque está abierto al uso público.

Esto ha permitido que su patrimonio natural se mantenga vivo y sano, aunque también por mérito de quienes viven en la zona y su permanente lucha por la conservación del lugar. De hecho, existe una comunidad llamadaTunquén Sustentable”, que se dedica justamente a promover la protección de la vida natural de este lugar. Hoy se encuentran en pleno desarrollo de un proyecto de turismo sostenible en el tiempo, respetuoso de la cultura y las costumbres de quienes allí residen, y protector del medio ambiente.

© El Zendo
© El Zendo

Una de las metas más inmediatas de esta comunidad, es declarar el Humedal de Tunquén, (formado por la desembocadura del estero Casa Blanca), como Santuario de la Naturaleza, ya que es un sistema vivo que nutre napas subterráneas, posibilitando la vida humana y la actividad agrícola, y actúa como reservorio en épocas de sequía. Además, aquí residen más de 168 especies de flora y 57 especies de aves como el trile, el pájaro de siete colores, los huairavos, las taguas y las hualas. También anfibios como la rana chilena, el sapito de cuatro ojos y el sapo de rulo, todas razas vulnerables, que aún podemos encontrar a pocas horas de la ciudad, gracias a la protección de estas  organizaciones.

Por otro lado son los propios vecinos quienes comparten una actitud consciente. Sólo para hacerse una idea, al norte de la gran playa  de Tunquén, existen 3 parcelaciones, La Boca, El Rosario y Punta de Gallo,  con más de doscientas casas  que funcionan con energía solar, ya que no cuentan con redes de ningún tipo.

 

Equilibrio necesario

Carlos Porter, Director de una agencia de BTL en Santiago, construyó hace cuatro años su casa en Punta de Gallo. Asegura que desde entonces vive en Tunquén, y en Santiago sólo tiene un departamento para dormir en días de semana por su trabajo. Pero su vida afectiva está allá; sus perros, su gato, sus peces, sus plantas.

Explica que la razón de trasladarse a Tunquén, fue la búsqueda de sí mismo. “Mi día a día laboral es demasiado agitado y es muy fuerte, entonces tuve que buscar una forma de compensación para darle calidad a mi vida, y no la iba a encontrar quedándome en Santiago, fue así como empecé a dividir las semana, mitad aquí, mitad allá”, explica.

Casa de Carlos Porter en Tunquén
Casa de Carlos Porter en Tunquén

Años anteriores, Carlos había vivido fuera de Chile, en lugares que estaban un poco más conectados con la naturaleza, razón suficiente  para no querer volver a la contaminación, la congestión y al estrés de la ciudad. “Me encantó la propuesta de Tunquén, porque en el lugar donde está mi casa, se ha formado una comunidad ecológica con mucha conciencia del entorno. El agua la saco del suelo, el sol me entrega energía, y sólo tenemos gas para calentar el agua y cocinar”, asegura.

Explica que lo bueno de Tunquén es que es un lugar donde se ha respetado de sobre manera el patrimonio natural. “Si bien ha llegado más gente, hay un espíritu comunitaria interesante y todos los que llegan, llegan en la misma frecuencia. En Tunquén viven muchos extranjeros, por ejemplo. Atrás mío, hay una inglés y una norteamericana que después de dar la vuelta al mundo, decidieron quedarse a vivir aquí”, cuenta.

Y es que esta playa tiene ese característica encantadora, que la ha convertido en sede para muchas personas que tienen relación con la vida zen. “Aquí no hay bares, ni restoranes, pero si hay medicina china, medicina tibetana, yoga, música terapia, y centros de meditación. Debe ser, porque en cierta medida, el hecho de estar aislados, nos lleva a la reflexión”, afirma Carlos.

El lugar perfecto para un Monje Budista Zen

Todas las semanas desde el jueves al lunes el Zendo recibe practicantes que deseen participar en un programa diario similar al de un monasterio Zen en Japón.
Todas las semanas desde el jueves al lunes el Zendo recibe practicantes que deseen participar en un programa diario similar al de un monasterio Zen en Japón.

En el mismo sector de Punta de Gallo se encuentra “El Zendo”, uno de los centros de meditación más conocidos en Tunquén. Fue creado por Patricio Gooycolea (actual Maestro Jikusan), un fotógrafo chileno que en 1989 viajó a Japón con la tarea de hacer un foto reportaje. “Cuando estaba allá me recomendaron ir al monasterio Bukkokuji en Obama, una de las ciudades de la costa japonesa. Llegué para hacer el “Sesshin” (práctica de meditación budista) de una semana. Quedé tan fascinado que no me podía ir. La estadía de diez días se alargó a diez años”, cuenta.

Los cupos son limitados, por eso es necesario inscribirse en elzendo@gmail.com.
Los cupos son limitados, por eso es necesario inscribirse en elzendo@gmail.com.

Transcurrido ese tiempo, Patricio sintió la necesidad de compartir esta práctica con quienes lo desearan en Chile. “Sabía que aquí, en nuestro país, no había posibilidades de hacerlo. Y es por eso que en 2001 me vine sin pensarlo”, explica.

Dice que primero, el destino lo llevó a instalarse durante siete años en un pueblo cerca de La Serena, y después lo llevó a Tunquén, donde ya va a completar otros siete años. “Si bien pienso que hay muchos lugares increíbles en el mundo y que Japón es uno de ellos, «la república independiente de Tunquén» es insuperable, reina aquí un paradigma ultra maravilloso. El silencio realzado por el rumor del mar, crea un ámbito muy apropiado para la meditación zen. La naturaleza está en todas partes, es inevitable ser parte de ella”, asegura.

Como Carlos y Jikusan, muchos son los que han encontrado en Tunquén un lugar para el equilibrio, donde se valora la calidad de vida y se desarrolla una importante relación con la naturaleza y con uno mismo. La invitación está hecha para visitar esta mística localidad llena de bondades. Para alojar, te recomendamos visitar la alternativas que entrega (www.misegundavivienda.cl).

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