La isla Grande de Tierra del Fuego es sin duda uno de los hitos geográficos más importantes de Sudamérica. Empezando con el descubrimiento del Estrecho de Magallanes en 1520 hasta la llegada de los primeros colonizadores españoles, chilotes y europeos, diferentes expediciones trataron de dominar y conocer esa “Terra Incognita”, donde luego surge el mito del fuego, atribuido a una región que es más bien fría, con mucho viento y sin volcanes activos (al menos no en esa Era geológica).

La isla es compartida por Chile y Argentina, países a los que corresponde la sección occidental y oriental respectivamente, de acuerdo con el Tratado de Límites de 1881, que estableció como frontera una línea recta norte-sur que va desde el cabo Espíritu Santo hasta el eje del canal Beagle. La capital de Tierra del Fuego chilena, es la ciudad de Porvenir.

Un poco de historia y cartografía

©Felipe Arruda
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La Tierra del Fuego es la mayor isla del continente americano. Su nombre está asociado a las observaciones que el navegante portugués al servicio de la corona española, Hernando de Magallanes, y su tripulación realizaron durante la exploración del mismo estrecho que llevaría su nombre. Los aproximadamente 36 días que duró esta primera travesía que unió el océano Atlántico y Pacífico, dejaron relatos increíbles acerca del gran número de fogatas que veían los hombres a bordo de los barcos en las costas de esa tierra desconocida. Anne Chapman (1986), reconocida escritora e historiadora, indica la posibilidad de que los Sélknam –divisadas esas embarcaciones–, hubiesen encendido las fogatas para avisar a otros miembros de su haruwen de la presencia de las extrañas naves.

La isla está delimitada por el estrecho de Magallanes, el canal Beagle, el mar de Drake y los océanos ya mencionados. Se caracterizada por poseer amplias llanuras centrales, con cierto relieve, que dan lugar hacia el sur a la presencia de los Andes Fueguinos, desmembrados de la cordillera principal, y reconocidos como cordillera Darwin. El clima está definido por los fuertes vientos, la presencia constante de la lluvia y la nieve, el soleamiento escaso y oblicuo, y los cielos siempre cambiantes. Todas esas características crean ese tono de diversidad absoluta, determinada además por los vientos del oeste provenientes del Pacífico, cargados de fuerza y humedad. Esa potente interacción ecosistémica creó, tras miles de años, regiones biogeográficas y la diversidad biológica hoy reconocidas; libres de hielo, rica en materia orgánica y con un sin fin de adaptaciones evolutivas.

El viaje

©Felipe Arruda
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Fue en un recorrido por estas tierras y en el archipiélago fueguino que surge la serie fotográfica Terra Incognita, que les comparto en este artículo, y que trata de mostrar la Tierra del Fuego bajo una mirada propia, sincera y única, contando la historia de un viaje de 7 días por la isla, de norte al sur.

Partimos desde Punta Arenas, donde en auto nos dirigimos al nordeste, en dirección a Primera Angostura, donde el clásico ferry del estrecho nos cruzaría desde el continente. En el camino las evidencias de la actividad humana estaban en todas partes, pero al mismo tiempo era notable el poder de la naturaleza frente a un clima duro e intenso; se ha creado un ecosistema equilibrado entre las diferentes estaciones del año pero sin facilitar la vida para aquellos que se propongan vivir en esas condiciones, sean esos humanos, aves, árboles o musgos.

©Felipe Arruda
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Cruzar el Estrecho de Magallanes me hace pensar en esos marinos y personajes históricos que surcaron estas aguas con la fuerza de los vientos y el valor del alma. Las toninas overas vienen a saludar y desearnos buenos vientos. Es un lugar mágico, donde la naturaleza se confunde con la transformación humana, donde el tiempo parece no existir y las agujas del reloj son solo movimientos indicando el movimiento del mar. Paro y respiro, miro afuera y tomo aire, siento el viento en mi cara. Y mientras me encuentro en ese estado pensativo, nos acercamos a la orilla del norte de la isla. Volvemos al auto, nos organizamos y partimos hacia el sur, en dirección a nuestra primera localidad anfitriona en la isla: Porvenir (Chile).

Parque Natural Pingüino Rey

©Felipe Arruda
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Desde Porvenir, seguimos ahora conduciendo hacia el sur contornando la Bahía Inútil, en dirección a una importante parada del viaje: el Parque Natural Pingüino Rey. Hace algunos años, esos increíbles seres del mar regresaron de un largo periodo lejos de este hogar, donde nidifican y se reproducen anualmente, comprobando ser una colonia estable.

©Felipe Arruda
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Lo interesante es que estudios arqueológicos recientes indican la presencia de esos pingüinos desde hace miles de años, lo que parece indicar que en algún momento se fueron (no es de descartar por la ocupación humana tardía) y ahora están de vuelta. Algunas horas después, todavía seguíamos entusiasmados con ese encuentro: pingüinos Rey adultos con sus crías –todavía con su plumón natal– protegiéndose de los vientos enfurecidos provenientes de la bahía.

Entre lagos: Deseado y Fagnano

©Felipe Arruda
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Partiendo del Pingüino Rey, seguimos siempre en dirección al sur, ahora hacia a los sectores de los lagos entre la cordillera y las montañas de Karukinka, un importante parque natural de la región. Las carreteras ejercieron cierto temor, que fácilmente fue controlado con un auto potente y adecuado a esas condiciones, como recomienda cualquier magallánico. Tierra del Fuego tiene mala fama ya que el clima es impredecible y “todo lo peor puede acontecer”. Pero con la buena onda de siempre y la ayuda de los astros, el viaje fue seguro y sin mayores incidentes.

©Felipe Arruda
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Karukinka es uno de los sectores de Tierra del Fuego donde más abundan los guanacos. Aquí se unen un sector montañoso hermoso, además de lagos, praderas, turberas y otros ecosistemas. Lamentablemente, también es una región plagada de castores, especialmente los valles entre los cordones montañosos (lago Deseado y Despreciado), lo que está ahora bajo investigación y trampeo. Todo englobado, ese parque sirve de materia de estudio para naturalistas e investigadores de todo el mundo, y de ahí la importancia de ese proyecto innovador en la región.

Entre montañas: Caleta María

©Felipe Arruda
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Qué decir de Caleta María, al fondo del Seno Almirantazgo… un lugar inmerso entre montañas y lagos, entre río y mar. La primera vez que vi Caleta María desde el barco, me pregunté qué eran las pequeñas construcciones al fondo de la bahía, y algún colega me dijo: “Ah, esa es la antigua estancia de Caleta María”. Y eso me quedó en la cabeza.

©Felipe Arruda
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Ese día me desperté temprano con fuerza y vigor, interesado finalmente en llegar a ese hermoso lugar. Y valió la pena. Eran las 07:00 de la mañana. Estaba completamente oscuro. El frío intenso marcaba presencia dentro de la ropa y los guantes sucios recién secados con la calefacción a leña. Linternas en mano, ropa cambiada, cafecito servido con gusto y con algo de comer, estábamos listos para zarpar para la próxima aventura. En el sector de Caleta María es así: o se puede o no se puede. Su posición geográfica, los fuertes vientos patagónicos o el simple cambio barométrico, son todos factores que cambian completamente tus oportunidades de navegar por esas aguas y poder llegar a este rincón del fin del mundo al que sólo un puñado de personas han convertido en su hogar.  

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