“Cuando pensamos en la actividad intelectual, siempre imaginamos personas sentadas, inmóviles. Sin embargo, el desarrollo mental debe estar conectado con el movimiento y debe depender de él. Es vital que la teoría y la práctica educativa este iluminada por esa idea».  (Montessori)

Hoy, con los problemas de educación que acarreamos pareciera urgente releer las palabras de Montessori para desarrollar estrategias que nos permitan despertar la curiosidad de los niños. Los bajos resultados arrojados por las pruebas estandarizadas demuestran que las metodologías utilizadas no responden a las necesidades actuales, quizás algo no esta funcionando bien con los sistemas pedagógicos que imponen al niño ESTAR SENTADO OCHO HORAS al día.

Necesitamos tomar conciencia del potencial que nos ofrece nuestro cuerpo para poder aprender de una mejor manera. La experiencia de la exploración, la observación y el juego se convierten en un requisito para adquirir nuevos conocimientos y desarrollar habilidades del siglo XXI. Lo anterior conlleva a la demanda de nuevos espacios para que el aprendizaje transgreda la sala de clases y el actual ámbito del intelecto. Así el paisaje y la arquitectura son un medio para lograr que los niños aprendan.

Créditos: Katsuhisa Kida.
Créditos: Katsuhisa Kida.

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PROYECTO DE PAISAJE DEL APRENDIZAJE

El aprendizaje activo requiere de espacios creados a partir de las dimensiones del niño. Espacios que despierten nuevos intereses y que permita a los niños aprender a su ritmo. Quizás uno de los proyectos de arquitectura que responde de mejor manera al proyecto educativo del establecimiento y motiva fuertemente el desarrollo de los niños, es el Jardín Infantil Fuji, en Tokio, diseñado por Tezuka Architects.

Este jardín infantil fue diseñado como un paisaje del aprendizaje para acoger un proyecto educativo Montessori. En el no hay límites definidos entre el interior y el exterior, arriba y abajo, tampoco hay muros entre las salas. Todo el edificio y el patio es una posibilidad de juego: la cubierta es habitable, tiene pendiente y es circular. Los niños corren infinitamente. La cubierta y la planta baja (donde se encuentran las salas) se conectan por medio de tragaluces y tres árboles de 25 mts. (zelkovas) que los infantes pueden escalar. La medida de la reja que protege la cubierta, permite a los infantes sentarse mirando al patio central, lo que convierte al patio en una gran asamblea.

De esta manera, el edificio es una gran estructura de juego, que motiva actos indeterminados, así promueve la creatividad, el desarrollo social de los estudiantes y el movimiento físico. El riesgo, también es parte del juego, los espacios desafían a los niños para que aprendan a ayudarse entre ellos. Como dice su arquitecto, a los niños no hay que controlarlos, ni  sobreprotegerlos, para vivir en este mundo tienen que aprender a caerse.

Creemos que este proyecto se constituye como un verdadero paisaje del aprendizaje, por como logra traducir en el espacio físico las ideas del proyecto educativo Montessori, para así promover que los niños al habitar el lugar, a través del acto del juego, aprehendan las ideas Montessori y las pongan en practica.

Acá puedes ver cómo es un día de clases en el Jardín infantil Fuji y  las principales motivaciones del arquitecto para desarrollar este proyecto.

Bibliografía:

Revista Detail

www.tezuka-arch.com

www.ted.com

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