Desde todos los rincones del mundo, aventureros y soñadores se sienten atraídos por el misterio y la promesa latente que ofrece  la Amazonía. Para muchos, el deseo de explorar este paraíso natural es una llamada inexplicable, que trasciende tiempo y distancia. Es un sueño que, una vez en este lugar, se convierte en una búsqueda por conectar con la verdadera esencia de la vida y la naturaleza.

Tere Pérez
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En las profundidades de la Amazonía peruana, donde la vida florece en su forma más primitiva, existe un rincón único y sagrado: la Reserva Nacional Tambopata. En este enorme santuario de biodiversidad, la selva se nos revela como telón de fondo a nuestro viaje. El eco-lodge Posada Amazonas, un enclave de lujo sostenible en medio de la nada, emerge como nuestro refugio. Administrado por la comunidad indígena Ese Eja, en colaboración con la empresa Rainforest Expeditions, este oasis en medio de la jungla, nos permite experimentar la autenticidad de la Amazonía, mientras apoyamos la conservación y el desarrollo local.

Tere Pérez
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Avanzar para llegar

El trayecto hacia la Reserva Tambopata es en sí una travesía fascinante. Nos despedimos de la comodidad de la civilización en la ciudad de Puerto Maldonado, ubicada en la región de Madre de Dios, al sureste de Perú. Vamos dejando atrás todo lo urbano, para internarnos en el espeso manto verde. Las aguas del río Madre de Dios y del Río Tambopata  reciben nuestra canoas, y nos llevan a través de sus serpenteantes aguas. La selva, que resplandece incluso en su estación seca, nos da la bienvenida, mostrándonos el re verdecer que sigue a las lluvias torrenciales.

Tere Pérez
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La Reserva Nacional Tambopata es un área protegida de una extensión de aproximadamente 274,690 hectáreas, lo que equivale a alrededor de 2,746.9 kilómetros cuadrados. Esta área abarca una variedad de hábitats, desde selvas tropicales hasta ríos y humedales, lo que contribuye a su rica  biodiversidad y a su importancia como ecosistema protegido en la Amazonía peruana. Se estima que este santuario alberga alrededor del 10% de la biodiversidad mundial.

En un equilibrio constante entre la vida y la supervivencia del más fuerte, coexisten especies de todo tipo. Los árboles milenarios, gigantes y silenciosos guardianes del pasado, albergan en sus raíces y troncos una comunidad microscópica de hongos, el reino fungi, que conecta todos los rincones de este remoto mundo. 

Tere Pérez
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La fauna, puebla este paraíso como ama y señora. En este lugar, gracias a las políticas estatales de conservación y preservación, nos transformamos en observadoras respetuosas y silenciosas de cómo se desarrolla la vida a nuestro alrededor.  Más de 600 especies de aves llenan el aire con sus cantos y colores. Aquí, guacamayos, tucanes, halcones y loros, entre otras especies, pueden ser apreciados por donde se mire. Su función para el ecosistema es clave, ya que mientras algunas dispersan las semillas que ayudan a conservar la biodiversidad, otras, como las rapaces, actúan como depredadoras, controlando las poblaciones de roedores y especies pequeñas,  ayudando a la mantención del equilibrio en este rico y diverso ecosistema.

Tere Pérez
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Los monos, juguetones y curiosos, se cuelgan de las lianas y nos observan mientras avanzamos por la vegetación, tirándonos pequeños frutos a modo de juego. Existen principalmente ocho especies de primates que habitan esta reserva, entre los que encontramos el mono aullador rojo, famoso por sus potentes vocalizaciones que pueden escucharse a grandes distancias, el mono capuchino de pecho blanco, el mono aullador negro, el mono araña,  reconocido por sus extremidades largas y cola prensil, que les permite moverse con mucha agilidad entre los árboles, el mono tití, el mono lanudo o choro, con su característico y denso pelaje, el mono nocturno, de grandes ojos y el mono ardilla, pequeño y activo. 

Tere Pérez
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Sin embargo el jaguar es quien más asombra en esta reserva. Majestuoso y escurridizo por esencia, invita a los viajeros a seguir su huella a través de los árboles durante largas horas, para dejarse observar, sólo a veces, por un corto período de tiempo.

Conviviendo día a día con sus guardianes

La Amazonía peruana es mucho más que un enjambre de vida animal y vegetal; es también un reflejo de culturas ancestrales. La comunidad indígena Ese Eja, cuidadores por excelencia de esta tierra desde tiempos inmemoriales, comparten su sabiduría sobre plantas medicinales y técnicas de caza sostenible con nosotras, recordándonos que la relación entre la humanidad y la naturaleza puede ser de armonía y respeto. Nuestros guías locales tienen tal compromiso y conexión con su región, que son capaces de imitar los sonidos de numerosas especies de aves, quienes les contestan como si se tratara de uno más de su especie. 

Amaneceres en la selva

El alba en la Amazonía es un espectáculo que se despliega desde las 5 de la mañana. Mientras la niebla matutina se disipa, los rayos del sol se filtran a través de las copas de los árboles, iluminando un escenario cargado de vida. Cada nuevo día es un capítulo distinto en este viaje, donde los sonidos se van intensificando a medida que pasan las horas, mientras el calor y la humedad en el ambiente se van haciendo cada vez más presentes.  A ciertas horas del día, descansar, hidratarse y buscar refugio, se transforman en una necesidad imperiosa.

Tere Pérez
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Cada mañana, cientos de especies entran en acción, estableciendo su presencia en este anfiteatro natural. Capibaras, nutrias gigantes, tapires y monos, se muestran sin temor, ya que saben que el ser humano no es quien domina estas tierras. Lo mismo ocurre con loros, pericos y guacamayos, que bajan a reunirse a las colpas en la ribera del rio, para alimentarse y obtener los minerales necesarios, presentes en la arcilla, otorgando un espectáculo de color y sonidos.

Tere Pérez
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El encanto de las aguas

Los ríos que fluyen a través de la selva son vitales para esta región, conectando y dando sustento a este ecosistema. Navegar por las aguas del río Madre de Dios, Tambopata  y los numerosos lagos, es adentrarse en un mundo acuático donde la vida prospera. Las tortugas Taricaya, en peligro de extinción, encuentran refugio en estos cuerpos de agua, además de caimanes, pirañas y nutrias. 

Tere Pérez
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Las aguas también son testigos de la conexión entre la selva y las culturas locales. La comunidad Ese Eja ha encontrado en los ríos una fuente de alimento y vida desde tiempos inmemoriales. 

La noche en Tambopata

La Amazonía no descansa cuando el sol se oculta. Al contrario, mientras algunos sonidos se desvanecen a medida que cae la noche, otros comienzan a llenar el ambiente, generando un aura de misterio. Las caminatas nocturnas se convierten en viajes a través de un mundo diferente, donde los murmullos y las sombras son protagonistas, cobrando vida con una intensidad que se va desplegando a medida que nuestros sentidos se adaptan a la oscuridad. Los ojos brillantes de cientos de animales nocturnos, nos sirven de compañía en este tremendo desafío.

Un legado de conservación

Debido a su diversidad y relativa inaccesibilidad, Tambopata ha sido objeto de numerosos estudios científicos sobre ecología, biodiversidad y comportamiento animal. Estos estudios contribuyen a una comprensión más profunda de los ecosistemas amazónicos y su conservación.

Las comunidades locales, junto a Rainforest Expeditions, trabajan de la mano para proteger este rincón de la selva amazónica, buscando preservarlo para las generaciones futuras. Para esto, han lanzado programas de desarrollo e investigación científica, como Wired Amazon, donde se realiza ciencia ciudadana y donde llegan voluntarios de todo el mundo para ayudar a conservar esta región de nuestro planeta. 

Tere Pérez
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Un adiós temporal

Finalmente, dejamos atrás esta tierra fértil, donde logramos sincronizar nuestro corazones al latido de la selva. Nuestro regreso a la civilización es inevitable, dejando atrás sus sonidos y las maravillas que encontramos. Sin embargo, llevamos con nosotros más que simples recuerdos. Llevamos una nueva conciencia de nuestra conexión con la naturaleza y la comprensión de la importancia que tiene la conservación, para que lugares como este, puedan seguir existiendo. Este viaje nos hizo reevaluar nuestra relación con nuestro entorno natural y descubrir la belleza que existe en lo simple. 

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