Fue un 13 de mayo de 1959 cuando uno de los parques de mayor importancia en Chile fue creado con el nombre de Parque Nacional de Turismo Lago Grey. Luego de dos años, recibió el nombre por el que se conoce hoy: Parque Nacional Torres del Paine.

Sus paisajes rodeados de una enorme riqueza lo hacen un lugar único e idóneo, digno de admiración. Compitió con más de 50 países y 330 destinos para recibir la distinción de ser la 8° maravilla del mundo, con más de cinco millones de votos; pues cómo no, si sus áreas ofrecen un entramado de ecosistemas que cuenta con lagos, glaciares, ríos, las famosas torres de granito y extensos campos que exhiben una variedad inmensa de flora y fauna.

Hoy, celebramos sus 60 años y es por eso que recopilamos una serie de anécdotas de distintos aficionados y colaboradores de Ladera Sur, quienes han sido los protagonistas de maravillosas experiencias o de recuerdos difíciles de olvidar. ¡Te invitamos a ser parte de ellas y contarnos cuál ha sido tu mejor experiencia en este maravilloso lugar!

La primera travesía en bicicleta

Diciembre de 1989. Recién salidos del colegio, soñábamos con ser ‘los primeros en hacer las Torres del Paine en bicicleta’. Conseguimos el auspicio de Agfa Film y nos fuimos en bus hasta Punta ArenasSin tiendas outdoors, pero con muchas ganas, lejos del Goretex o el capilene usamos esos trajes de PVC amarillos full transpirables o ‘anti respirables’ todos los días y unas parkas reversibles de cotelé que absorbían agua en toneladas. Cuando planteamos la idea en Conaf, en la oficina de la administración, nos negaron el paso. Habíamos salido en la tele de Punta Arenas, en la Prensa Austral y en las radios locales contando nuestra idea, nos estaban esperando y esa presión mediática bastó para que nos autorizaran en dos bicicletas a hacer el circuito, hoy conocido como la O. En esa época no existían refugios ni concesiones. Era tal la poca información, pero tantas las ganas, que al recibir la autorización comenzamos al tiro a pedalear por el sector de Las Carretas hacia Grey. No existía el catamarán. Básicamente hicimos el circuito al revés y con esos trajes incomodísimos durante 6 días. Subimos hacia El Paso por la morrena desde Grey, bajamos hacia Los Perros, de ahí a Dickson y terminamos en Portería Sarmiento. No nos cruzamos con ningún chileno, se nos pincharon las ruedas, básicamente llevamos las bicis, con el peso de esa época, a pasear.

@Felipe Howard
@Felipe Howard

Como digo ahora, hicimos el circuito de Torres del Paine CON bicicletas y no EN bicicletas. Por eso aprovechamos de recorrer Tierra del Fuego en bici hasta lago Blanco, pero esa es otra historia. A la vuelta tuvimos 4 páginas en la revista Caras, toda una exposición mediática para jóvenes de 18 años en la época pre internet y redes sociales.

Felipe Howard, socio fundador de Latitud 90.

@Felipe Howard
@Felipe Howard

Un invierno inolvidable

Fue mi primer invierno en Torres del Paine. Ya había ido hartas veces antes por diferentes motivos al parque, pero el invierno me atraía mucho. La época no era fácil, había muy pocos lugares donde quedarse, pero haciendo algunos arreglos logré ir. El primer día, yendo desde Cerro Castillo hacia el parque, estaba un poco desilusionada porque había muchísima neblina, hacía muchísimo frío, estaba escarchado y con algo de nieve sobre la escarcha.

La neblina era tan densa que no dejaba ver las montañas pero igual le daba un toque de misterio y nostalgia. Luego de avanzar un poco, pensando en que no iba a poder ver mucho, pasé una loma y más abajo estaba totalmente despejado debajo de la neblina. Mi impresión fue increíble, gritaba de felicidad, estaba vuelta loca haciendo fotos, caminando y sintiendo este lugar que parecía de otro planeta. Luego, avanzando por el parque después de infinitas paradas a hacer fotos y encuentros con diferentes animales, decido salir a caminar y me encuentro con esta laguna congelada y ese colorido de la neblina que jamás había visto en ninguna parte. Mientras me instalaba para hacer la foto me doy vuelta y me encuentro a un zorro Chilla mirando. Como siempre digo, la naturaleza siempre te sorprende. Fue un día inolvidable. Era un paisaje de ciencia ficción. Al fondo está el macizo Paine y el Lago Nordenskjold entre la neblina.

@Pia Vergara
@Pia Vergara

Nunca, hasta hoy, he vuelto a ver un espectáculo igual de luces colores y formas en el Paine, pero sigo yendo cada invierno para ver qué sorpresa aparece. A pesar de ser tremendamente friolenta me fascina el Paine en invierno, ¡es algo que todos debieran conocer!”.

–Pía Vergara, fotógrafa.

@Pia Vergara
@Pia Vergara

Un encuentro poco usual

Uno de los eventos que me marcó dentro de mis días en el parque ocurrió el año 2017, donde estaba apoyando a las filmaciones de un documental sobre pumas. En esa ocasión estaba con los documentalistas Christian Muñoz-Donoso y Christian Muñoz Salas, como es usual, filmando pumas en el parque. Ese día una hembra había carneado un guanaco hacía muy poco (de hecho nos perdimos la cacería por pocos minutos). Ya se había alimentado del guanaco y esta puma se quedó gran parte de la tarde durmiendo cerca del guanaco muerto.

@Nicolas Lagos
@Nicolas Lagos

En ese momento acompañé al resto del equipo de filmación a buscar algunas cosas al auto, y al regresar luego de poco más de una hora, veo a un total de 7 pumas alrededor del carneo, alimentándose de ese. No entendía nada de lo que estaba sucediendo. A primera vista, parecía una escena de la sabana africana, con un grupo de leones alimentándose. Estos siete pumas estuvieron toda la tarde compartiendo el alimento, con algunos momentos de tensión, gruñidos, arañazos, pero a fin de cuentas tolerándose los unos a los otros. Un comportamiento totalmente inusual de ver en pumas. Para mí, que llevaba tiempo estudiando pumas en otros lados de Chile, donde ver uno es como sacarse la lotería, ver a estos 7 pumas en un espacio tan reducido y comportándose de manera distinta a lo que dicen los libros me dejó totalmente asombrado. Y por otro lado me gusta pensar que, a fin de cuentas, este lugar siempre te trae sorpresas, siempre hay algo nuevo, algo que te hace pensar que, a pesar de todo lo que se sabe de la especie, nunca la conoces por completo”.

–Nicolás Lagos, ingeniero en recursos naturales.

@Nicolas Lagos
@Nicolas Lagos/ Ammonite Films

Un despertar memorable

El 2008 terminé mi carrera de arquitectura y fue ese mismo año que mi abuelo falleció. Quise ir a Torres del Paine como terapia, es un lugar que siempre me ha llamado, que quiero muchísimo. Cada vez que voy lo quiero conocer más. Ese año,  junto a un grupo de amigos que estaban trabajando en el Hotel Explora, queríamos conocer el valle del Bader.

Fue una experiencia increíble, empezando por la comida de “camping” que les habían entregado en el hotel: albacora, carne, pato, entre otras cosas, muy lejos del tallarín con riendas que como yo cuando voy de camping.

El día que subimos al valle llegamos muy cansados. La subida es bien exigente y, sin una ruta marcada, las únicas indicaciones son: después del anfiteatro amarillo, subes, apuntas al errático, y cuando llegas a él, apuntas al otro.

@Sebastian Wilson
@Sebastian Wilson

Llegamos arriba con un rico día de primavera, dormimos siesta y, apenas despertamos, todo estaba cubierto de blanco. El paisaje cambió drásticamente e hizo que todo se viera aún más espectacular. Amanecer al día siguiente con el cerro Fortaleza como telón de fondo y el valle nevado a sus pies, es una vista y sensación que nunca olvidaré”.

–Sebastián Wilson, arquitecto y fotógrafo.

@Sebastian Wilson
@Sebastian Wilson

Un recuerdo familiar

Mi mejor viaje a Torres Del Paine fue en diciembre de 2014 a pasar navidad acampando en el parque con mi familia. Para nosotros fue súper importante hacer un quiebre, por así decirlo, de la navidad comercial o normal llena de estrés en Santiago y quisimos cortar con eso e ir a recorrer la naturaleza con la familia íntima; papá, mamá e hijos.

@Guy Wenborne
@Guy Wenborne

En esta ocasión no llevé el equipo fotográfico profesional. Solamente lo mínimo, que fue una cámara y dos lentes. Aun así, logré mi objetivo de sacar una foto del día más largo del año y la noche más corta, el 21 de diciembre. Estábamos alojados en el camping Pehoé que fue donde pasamos esa semana y donde pude sacar esta linda foto. Fue una semana de relajo natural, ricos días, muy poca conexión y mucha familia. Creo que ha sido la mejor navidad y experiencia en Torres del Paine que he tenido”.

–Guy Wenborne, fotógrafo chileno.

@Guy Wenborne
@Guy Wenborne
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