La travesía de Pocha y Guillermina, dos elefantas que dejan el cautiverio en Argentina y se retiran a un santuario en Brasil
Pocha y Guillermina, dos elefantas madre e hija que habían permanecido casi toda su vida cautiverio en el Zoológico de Mendoza, en Argentina, emprendieron el pasado 13 de mayo una travesía asombrosa de más de 3.600 kilómetros hasta el Santuario de Elefantes en Mato Grosso, Brasil. Este viaje, planificado con un año de antelación, marca también su retiro a un área boscosa, de densa vegetación y extensas áreas de hasta 400 hectáreas para darles mejor vida a estos animales. La iniciativa es parte también de la reconversión del Ex-Zoo de Mendoza en un Ecoparque y la reubicación de decenas de especies salvajes hasta centros y santuarios de fauna silvestre. El acontecimiento ha sido seguido por redes sociales y suscitado interés por Pocha y Guillermina, que ahora estarán más libres a la espera del resto de sus parientes, dos ejemplares machos que serán trasladados en los próximos meses.
Cinco días de viaje por tierra ha tomado a Pocha y Guillermina llegar desde su antiguo hogar, en el ex-Zoo de Mendoza, en Argentina, hasta su nueva morada, en la Reserva de Elefantes de Mato Grosso, en Brasil, separadas por 3.600 kilómetros de carretera. La travesía de estas dos elefantas hembra, que son madre e hija, ha suscitado interés en ambos países, especialmente en Argentina, donde cientos de personas y visitantes del antiguo zoológico les habían visitado durante años. El traslado ha cerrado un ciclo para ambas, que han pasado la mayor parte de su vida —sino toda— en cautiverio.
Pocha llegó de Londres y Guillermina nació en el que fue el Zoológico de Mendoza, donde ha pasado su vida hasta el día de hoy junto a su madre y Tamy, su padre, otro de los elefantes africanos que vive en el Ecoparque y que posteriormente será derivado al mismo santuario junto a Kenia, otra elefante de la familia.
“Pocha es alemana, la trajeron muy chica, con 10 años, y de allí que estuvo en el zoológico de Mendoza, pasó toda su vida en cautiverio. Guillermina también nació en cautiverio. En el caso del elefante Tami, venía de un circo muy reconocido, y lo dejaron en el zoológico porque era un animal indomable, había tenido problemas con varios cuidadores. Y a Kenia la trajeron muy chica desde África, y hoy tiene unos 40 años”, ha detallado al diario La Voz uno de los cuidadores, Samuel López, quien durante 20 años ha estado al cuidado de estos animales.
Ambas elefantes partieron el pasado 13 de mayo desde Mendoza a bordo de un camión y fueron trasladadas, cada una, en una caja especial que pesaba cerca de cinco toneladas y que medía cinco metros de largo por dos metros de ancho y 3,20 metros de altura. El traslado fue preparado durante un año por personal del ex-Zoológico de Mendoza, biólogos y especialistas, así como personal del ahora Ecoparque.
Por tanto, la elección de los contenedores, la ruta, la fecha y toda la logística vinculada al traslado de estos animales no fue hecha al azar, sino que contó con una planificación y aportes de especialistas en paquidermos. El propósito con los contenedores especiales de metal era brindarles las mejores condiciones, con un traslado cómodo y seguro en la travesía, que contó con el respaldo del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) de Argentina.
Todo el traslado en camiones fue monitoreado a través de cámaras en los contenedores, para evaluar a cada una y constatar su estado de manera constante. Las autoridades y cuidadores trabajaron con ambos animales en un proceso de acostumbramiento supervisado por especialistas, que fue fundamental para evitarles inconvenientes. Al mismo tiempo, fueron acompañadas por una comitiva de entrenadores, veterinarios y cuidadores del Ecoparque Mendoza y del Santuario de Elefantes Brasil (SEB), responsables de velar, cuidar y garantizar la seguridad, el bienestar y la integridad de los animales durante todo el viaje, según informaron autoridades del gobierno local en Mendoza.
Pero este también es un evento que ha marcado el cambio y la transformación en el manejo de animales en cautiverio en Mendoza y la conversión del antiguo zoológico en un ecoparque que tiene como foco principal dar mejor calidad de vida a las especies salvajes y reacomodar o reubicar a aquellas a las que no sea posible proveer espacios y condiciones óptimas. Atrás quedaron ya los años en la fosa en el Ecoparque mendocino, donde las elefantas estaban hacinadas, rodeadas de muros de concreto y piedras, donde el único panorama que tenían ante sus ojos estaba conformado por paredes rocosas y encierro.
Es por esto que las autoridades locales decidieron enviarlas al Santuario de Elefantes en Brasil, que cuenta con un espacio de más de 1.500 hectáreas de naturaleza y que además es el único santuario de elefantes acreditado en Sudamérica. En Mato Grosso, Pocha y Guillermina podrán andar libres, refugiarse en espacios repletos de vegetación, merodear por praderas y alimentarse de manera autónoma de las ramas de los árboles. Todo este lugar configura un bioma apropiado para la especie: cuenta con recintos completamente naturales disponiendo de matorrales y áreas abiertas cubiertas de vegetación. De acuerdo con las autoridades del Santuario, cada área tiene dimensiones que van desde 40 hasta 400 hectáreas cada una.
Un viaje sereno para llegar a un nuevo hogar
El pasado 13 de mayo, el camión con ambas elefantas partió desde el Ecoparque de Mendoza, acompañado de una caravana conformada con algunos vehículos tripulados por personal, entre cuidadores, además de escoltas y policías. El traslado había sido anunciado con anterioridad y suscitado gran expectativa, admiración e interés entre los habitantes de Mendoza y el público en general.
Varias autoridades, entre ellas el gobernador de Mendoza, habían publicado mensajes celebrando y anunciando la partida de ambas. Rodolfo Suárez, gobernador local, había compartió en su cuenta en Twitter (@rodysuarez) días antes del traslado, el 7 de mayo: «Finalmente Pocha y Guillermina dejan Mendoza rumbo a su nueva vida, en las más de 1.500 hectáreas naturales del Santuario de Elefantes Brasil @GlobalElephants. Antes recorrerán 3.600 km. durante cinco días de viaje«.
Los medios también hicieron coberturas de la travesía, entre ellos el diario La Voz, de esta país que reportó: «Tanto antes de salir de Mendoza como en las distintas ciudades argentinas por las que pasó el camión, hubo gente que se acercó a saludar al camión mientras transitaba o a fotografiarlo con sus teléfonos celulares cuando hacían alguna de las paradas técnicas. Y es que, religiosamente, cada dos horas y media —o tres horas, a lo sumo— se detenían los vehículos para que las elefantas comieran y se hidrataran. La dieta de madre e hija durante la travesía incluyó alfalfa seca, variedad de frutas (como manzanas, melón) y verduras (zanahoria, entre otras) y alimento balanceado».
Justo antes de cruzar la frontera hacia Brasil, el equipo humano que acompañó al operativo (y que incluye a personal y entrenadores del santuario, a los cuidadores que acompañaron a las elefantas en Mendoza y a voluntarios de la Fundación Franz Weber) presentó toda la documentación en la sede de Migraciones de ambos países y continuaron con la travesía por rutas brasileñas. Acá serán ingresadas al Santuario de Elefantes de Brasil (SEB).
El SEB es una organización sin fines de lucro que ayuda a transformar las vidas y el futuro de los elefantes cautivos en América del Sur. Su origen se remonta a 2012, a partir de la alianza internacional entre Elephant Voices y Scott Blais, cofundador de The Elephant Sanctuary en Tennessee, Estados Unidos. Aquella conjunción dio lugar a Global Sanctuary for Elephants que sentó en 2013 las bases de la Asociación SEB en suelo brasileño.