Refugio Animal Cascada: el ambicioso proyecto que busca rescatar fauna nativa y “reasilvestrar” la Región Metropolitana
Los animales nativos de Chile no solo son víctimas de la pérdida de hábitat, sino también de atropellos, caza furtiva, ataques de perros, entre otras amenazas. Los centros de rehabilitación son “la primera línea” en el rescate de la fauna chilena, aunque enfrentan varios obstáculos. Así ocurre en el Refugio Animal Cascada, en el Cajón del Maipo, que impulsa iniciativas para recuperar la vida salvaje en la Región Metropolitana a través del rewilding. De ese modo, rehabilitan y liberan a especies como zorros o aves rapaces, e impulsan la reintroducción de guanacos, luego de la cuasi extinción local del herbívoro terrestre más grande del país. Así, buscan inspirar una nueva forma de coexistencia entre humano y vida silvestre, para ponerle freno a la pérdida de biodiversidad y a la extinción masiva de especies.
Un sistema de engranajes falla cuando pierde una de sus piezas, así como un escenario baja el telón cuando se queda sin actores.
Son distintas las metáforas para representar de forma simple cuán complejo es para un ecosistema perder un animal nativo por acciones humanas. Así sucede cuando un ave rapaz recibe una bala, o cuando un loro choroy se convierte en una “mascota” que terminará arrancándose las plumas. También es lo que ocurre con zorros como Antu, que tenía dos semanas de vida cuando un perro mató a su familia y le fracturó tres extremidades. Y qué decir de Maqui, el puma de tres meses que fue hallado solo y desnutrido a la orilla del río Maipo, por la presumible muerte de su madre en manos de cazadores furtivos.
Sin duda, la fauna nativa enfrenta un variado cóctel de amenazas, en especial en la zona más poblada del país: la Región Metropolitana. Frente a esto, existen recintos que buscan darles una segunda oportunidad, como el Refugio Animal Cascada, un centro de rescate y rehabilitación de fauna silvestre que se ubica en el Santuario de la Naturaleza Cascada de las Ánimas, en el Cajón del Maipo. Allí se impulsan ambiciosas iniciativas para recuperar la naturaleza local a través del rewilding, un método que podría traducirse como “reasilvestramiento” o “renaturalización” que gana cada día más adeptos ante el declive mundial de la biodiversidad.
“Cada ser vivo cumple un rol en un ecosistema. Es como si el planeta fuese un reloj que solo da la hora correctamente si todas sus partes están presentes y en buen estado. Lamentablemente, a Chile central le faltan muchas partes, y las que están presentes corren peligro. En este sentido, cada reforzamiento o ayuda sirve (…) Si protegemos a un depredador o a un gran herbívoro, estaremos protegiendo una cadena trófica completa que permite que el reloj funcione nuevamente”, explica Kendra Ivelic Astorga, bióloga, directora del Refugio Animal Cascada y presidenta de la Fundación Acción Fauna.
Aunque ha tenido varias definiciones, el rewilding se refiere al proceso de “reconstrucción” de un ecosistema natural – después de una gran perturbación humana – a través de la restauración de sus procesos naturales y de la red alimentaria completa o casi completa. De esa forma, se pretende recuperar el ecosistema para que vuelva a ser funcional, autosuficiente y resiliente, utilizando para ello la biodiversidad que habría estado presente si el impacto humano no hubiera ocurrido.
El rewilding ha tomado fuerza en distintos lugares del mundo, en especial porque para muchos ya no basta conservar lo que queda, sino que es necesario restaurar lo que se ha perdido.
Y considerando que el Cajón del Maipo constituye un refugio de biodiversidad en la región más poblada del país, se erige como un escenario idóneo para el “reasilvestramiento” o rewilding.
Así lo asegura Matías Guerrero, biólogo, integrante de Kintu e investigador doctoral del Departamento de Geografía de la Universidad de Chile, quien asegura que “en el momento actual de crisis ambiental global, generar proyectos de este tipo en lugares fuera de áreas protegidas es una necesidad urgente a nivel planetario. El Cajón del Maipo surge entonces como un sitio relevante a escala nacional y sudamericana para desarrollar estos proyectos, tanto por su contacto estrecho con las personas, como por el alto valor de la biodiversidad presente en el lugar”.
Para hacerse una idea, una de las acciones relevantes del rewilding es la reintroducción de especies propias de un lugar, la que “está considerada como una de las herramientas más poderosas para poder recuperar la funcionalidad de los ecosistemas y, por lo tanto, es de los esfuerzos de conservación más importantes en los que debemos enfocarnos en este momento”, precisa Ivelic.
En ese sentido, el Refugio Animal Cascada ha recibido más de 1.000 animales desde su fundación en 2003, de los cuales ha liberado a más del 60%, ya sea en el Santuario de la Naturaleza Cascada de las Ánimas, o en otras áreas privadas protegidas del sector, dependiendo de cada especie y su lugar de origen, ya que en varias ocasiones reciben individuos de otras regiones.
La mayoría de los animales que arriban al centro han sido víctimas de atropellos, caza furtiva, tráfico y tenencia ilegal, o ataques de perros y gatos, entre otros. En su gran mayoría se trata de aves y mamíferos, y en menor medida de reptiles, anfibios y arácnidos. Allí se dedican a recuperarlos física, psicológica y conductualmente, para luego liberarlos en su ambiente natural (cuando sea factible).
De esa manera, no solo se auxilia a los individuos afectados, sino que también se promueve la restauración de las interacciones tróficas para devolver a la naturaleza su estado salvaje y funcionalidad.
Sin embargo, y tal como recogió un grupo de investigadores en una publicación donde proponen 10 principios del rewilding, el reasilvestramiento del mundo requiere de varios elementos, incluyendo la planificación a escala de paisaje; la participación y apoyo de la comunidad local; y por sobre todo un profundo cambio de paradigma en los humanos y su relación con la vida silvestre.
“Está claro que el rewilding no funciona con pura ciencia ni reintroducciones de especies. El rewilding es una herramienta que solo funciona si se hace de forma holística y multidisciplinar, haciendo educación e incluyendo a las comunidades”, asevera Ivelic.
Balas, accidentes y mascotismo
Zorros, quiques y yacas son algunas de las criaturas que llegan al Refugio Animal Cascada, aunque las aves rapaces encabezan el ranking. Carnívoros nativos como águilas moras, cernícalos, halcones peregrinos, tiuques y chunchos se han visto afectados por disparos, envenenamientos, accidentes o la destrucción de sus guaridas (en caso de polluelos). Cuando se trata de daño físico, el no poder volar se traduce en una sentencia de muerte, por lo que requieren de atención veterinaria y de una ardua rehabilitación para recobrar su musculatura y capacidad de caza.
Ese es el caso de Mila, una halcón peregrino hallada en Santiago, que recibió disparos que fracturaron una de sus alas. Llegó al centro de rehabilitación UFAS, y luego fue derivada al Refugio Animal Cascada, donde comenzó su entrenamiento de vuelo con técnicas de cetrería, para que así vuelva a surcar los cielos en libertad.
Ivelic detalla que “las rapaces son consideradas como indicadores ecosistémicos, pues cumplen un enorme rol en la cadena trófica como depredadores. Sin embargo, son de las especies más sensibles a los cambios, y las amenazas antrópicas tienen un impacto desproporcionado en ellas: pesticidas, envenenamientos, pérdida de hábitat, etc. En esta marcha hacia la sexta extinción masiva, cada individuo rehabilitado importa”.
Otro caso emblemático es el de loros nativos como los choroy y tricahues, provenientes de la tenencia ilegal como animales de compañía. Las consecuencias del mascotismo son severas en estos animales altamente sociables y dependientes de sus grupos, partiendo por los altos niveles de estrés, ansiedad y depresión que los conducen a automutilarse y a sacarse las plumas. Incluso, algunos choroy del refugio ostentan un plumaje rojizo que – lejos de ser normal – se debe a la patología conocida como Red suffusion, asociada al daño hepático que han sufrido por la mala alimentación proporcionada por sus antiguos tutores.
La buena noticia es que el refugio ha logrado la exitosa rehabilitación y reinserción de al menos 5 bandadas de loros, que han sido anillados para su posterior monitoreo. De esa manera, se espera que estas aves fortalezcan sus poblaciones, consumiendo y dispersando – de paso – las semillas de arbustos y árboles a distintos lugares.
Y ya que hablamos de vegetación, Cascada de las Ánimas también es el escenario de un proyecto que busca recuperar al herbívoro terrestre más grande de Chile.
El regreso del jardinero natural
Antaño, el guanaco habitaba en grandes manadas por todo Chile y el sur de Sudamérica. No obstante, con el arribo de los colonos europeos, las poblaciones de este camélido fueron diezmadas por la caza, la fragmentación de su hábitat y la introducción del ganado. De ese modo, su presencia disminuyó con creces en la zona central, en especial en la Región Metropolitana, donde ahora solo se ven algunos individuos entre la alta cordillera chilena y argentina.
Dicho de otra manera, este camélido casi se extinguió localmente, sin que conozcamos a cabalidad los impactos que esto desencadenó.
Avanzado el tiempo, algunos investigadores buscaban entender la restauración de los bosques de Chile central y la regeneración de árboles como el espino (Acacia caven), que son pioneros a la hora de establecerse en ecosistemas degradados, ayudando así a su recuperación. El meollo del asunto está en que, para estimular el crecimiento del espino, se recomienda la poda, algo que estaría emulando la acción de un (ausente) herbívoro.
“Al principio, estábamos hablando con el agrónomo Alfredo Olivares sobre por qué un método de gestión de espinales, que había estudiado él, es la poda o corte de ramas de espinos para estimular su crecimiento, empezando una cadena de impactos positivos en el medio ambiente local. ¿Fue una adaptación a un herbívoro? Pensamos que el herbívoro en cuestión puede ser el guanaco, y que entonces la reintroducción de guanacos puede ser una herramienta para restaurar o mejorar espinales”, recuerda Meredith Root-Bernstein, ecóloga e investigadora del laboratorio CESCO, CNRS y del Museo Nacional de Historia Natural de París (Francia).
Root-Bernstein añade que “empezamos a pensar en la relación entre el espinal y el bosque esclerófilo. Mostramos que el espinal se puede convertir en bosque esclerófilo espontáneamente, por facilitación entre espinos y los árboles del bosque esclerófilo. Entonces empezamos a preguntarnos cuál puede ser el rol de guanaco en este proceso”.
Esto no es menor si consideramos que el bosque y matorral esclerófilo son propios del ecosistema mediterráneo de Chile central, un “punto caliente” (hotspot) de biodiversidad a nivel mundial y considerado por muchos como el ecosistema más amenazado del país, al concentrar la población humana y sus actividades socioeconómicas. Por si fuera poco, la misma zona está extremadamente subrepresentada en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Estado (SNASPE), lo que hace pensar en otras medidas para fomentar la recuperación de su naturaleza.
Fue así como nació el proyecto para reintroducir guanacos en la Región Metropolitana, impulsado por Meredith Root-Bernstein y Matías Guerrero, con el fin de desentrañar y recuperar las funciones ecosistémicas que se perdieron por la cuasi extinción local de este herbívoro. Para ello, liberaron en 2017 a un ejemplar macho en el Santuario Cascada de las Ánimas, para hacer lo mismo con otro individuo del mismo sexo en 2018, a modo de experimento. Ambos camélidos se asentaron con éxito, y viven en el área hasta la fecha.
Guerrero detalla que denominan al guanaco como “jardinero natural”, ya que su rol ecológico consistiría en “permitir la regeneración mediante estructuras propias del guanaco, como defecaderos, los que nutren los suelos para que germinen especies de árboles y arbustos; conectar ecosistemas locales mediante migraciones altitudinales; no degradar los suelos como otros rumiantes exóticos (cabras o vacas) por sus almohadillas acolchadas; y porque generan caminos establecidos, lo que permite la regeneración de la vegetación fuera de las áreas por donde se movilizan. Estas propiedades del guanaco creemos que le confieren un rol importante para reestablecer funciones vitales que se perdieron por la extinción local de este camélido nativo”.
Actualmente, en el Refugio Animal Cascada se está creando infraestructura para que los futuros camélidos que lleguen pasen un periodo de pre-adaptación antes de ser liberados en el Cajón del Maipo, además de desarrollar alianzas con diversas instituciones públicas y privadas. Sin embargo, han surgido algunas críticas a la iniciativa, relacionadas con la diversidad genética de los animales reintroducidos o la presencia de perros.
Guerrero sostiene que “con respecto a la genética, se identifican dos grandes subespecies de guanacos, una que en Chile abarca desde Patagonia hasta Chile central, y otra que abarcaría desde Chile central hacia el norte del país y sur de Perú y de Bolivia. Chile central se considera como una zona de contacto, lo que nos da mucha ventaja dado que potencialmente se podrían reintroducir estas dos subespecies. Sin embargo, nuestra prioridad es contar con individuos con genética que provenga de Chile central para realizar las reintroducciones, o en caso contrario, de guanacos con genética del sur de Chile”.
Cabe destacar que las poblaciones de guanaco están fragmentadas y aisladas en gran parte de Chile, siendo más compleja la situación de las poblaciones del norte y centro del país, donde este camélido está catalogado en estado “vulnerable”.
Por lo mismo, Root-Bernstein argumenta que “no veo por qué mantener o reforzar esta falta de circulación genética sea algo bueno. Además, si se supone que la adaptación a distintos ambientes como Chile central, el Chaco o Tierra del Fuego es algo 100% genético, y que entonces la habituación a nuevos hábitats es imposible, se equivocan. Hay montones de datos sobre la adaptabilidad no-genética (fisiológica, de comportamiento, de aprendizaje individual y de aprendizaje social) de guanacos en particular, y de ungulados en general. Es el rol de las instituciones ser increíblemente adversos al riesgo y ser responsables en los proyectos que hacen, pero es nuestro rol investigar y demostrar lo posible”.
En cuanto al ataque de perros, Guerrero remarca que “es muy importante trabajar con las comunidades locales para reducir al mínimo la amenaza de depredación por perros. En el sitio de liberación de Cascada de las Ánimas, no existe presencia de perros asilvestrados. Esto por cámaras trampas que han sido puestas en el lugar. Sin embargo, al ser liberados, los guanacos pueden llegar a zonas donde sí los haya. De ahí la importancia de informar a la gente y de generar campañas como la tenencia responsable, la esterilización y la adopción para reducir al máximo la cantidad de perros en el mediano y largo plazo”.
Por ello el rewilding debe abordar importantes barreras sociales, culturales y políticas, incluida la mitigación o resolución de conflictos de los seres humanos en contra el resto de la vida silvestre, y los modelos socioeconómicos que suelen perpetuar y agudizar la pérdida de biodiversidad.
Centros de rehabilitación: centinelas en abandono
De acuerdo con el registro de la Red de Centros de Rehabilitación de Fauna Silvestre de Chile, existen 19 centros de rescate y rehabilitación de este tipo en territorio nacional, distribuidas en las regiones de Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins, Maule, Ñuble, Biobío, La Araucanía, Los Ríos, Los Lagos y Magallanes. Tal como se desprende de lo anterior, hay múltiples localidades y regiones sin cobertura, como sucede en el norte del país, dejando a la deriva a un sinnúmero de animales nativos que requieren de atención veterinaria y rehabilitación urgente.
Las dificultades no son pocas, pues casi la totalidad de esos recintos dependen de privados que se autofinancian, por lo que se requieren políticas públicas, legislaciones, recursos económicos, entre otros, para apoyar esta indispensable labor. Una de las propuestas que resuenan es la creación de una ley de donaciones ambientales que vaya en beneficio de los centros de rehabilitación.
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Ivelic subraya que “los centros de rehabilitación de Chile son ‘la primera línea’ en el cuidado de la fauna nativa. Llenamos un vacío que el Estado de Chile ha dejado en este ámbito. Es importante que en este país se reconozca la importancia de esta labor y se den beneficios económicos y/o tributarios para permitir que se siga trabajando en esto. Lamentablemente, un animal nativo jamás pagará por sus cuidados, jamás habrá lucro con esto. Si no es el Estado quien toma la responsabilidad de cuidar a todo ser vivo que habita este país, entonces es el mismo Estado quien debe ayudar a los privados que queremos hacerlo”.
Además de mejorar y ampliar el centro, otro de los sueños del Refugio Animal Cascada es la rehabilitación de felinos nativos (tales como güiñas, gatos colocolo, entre otros), los cuales suelen ser destinados a cautiverio permanente por falta de centros especializados en ellos. Y si bien el refugio tiene a los pumas Huilo y Maqui, no pueden recibir más ejemplares de esta especie por ahora debido a la falta de infraestructura adecuada. Las liberaciones blandas (graduales), los monitoreos permanentes post liberaciones y un servicio de rescate de fauna, son otras aristas poco frecuentes (o inexistentes) en Chile que les gustaría fomentar.
Pese a ello, la falta de financiamiento es el gran obstáculo, mientras se busca inspirar a la ciudadanía a coexistir de buena manera con los animales nativos, para ponerle freno a la pérdida de biodiversidad y a la extinción masiva de especies.
Tal como destaca Root-Bernstein, el rewilding o reasilvestramiento del planeta requiere de un nuevo paradigma, que variará según cada contexto. “En Chile es un momento propicio para pensar otras relaciones y trayectorias futuras para nuestra relación con el paisaje, la naturaleza y el territorio rural. Yo personalmente no quiero ver un futuro donde el guanaco reemplace al campesino, pero sí un futuro en que todos y todas podamos reforzar los valores bioculturales y ser jardineros naturales juntos”, expresa la investigadora de CNRS.
Para Ivelic, en tanto, “se hace imprescindible una colaboración pública y privada para poder renaturalizar este ecosistema tan dañado, pero para lograr esto es también necesario tomar el sentido de urgencia que la situación requiere. Estamos contra el tiempo, ya no hay años para estudiar si el rewilding tiene sentido o no. Tenemos que empezar hoy a devolverle la mano a la naturaleza”.
¡El Refugio Animal Cascada necesita de tu ayuda! Si deseas colaborar con la rehabilitación y mantención de la fauna nativa, puedes apadrinar a un animal rescatado o realizar donaciones aquí.