“Había una vez una lugar en la que todos los seres vivos parecía vivir en armonía con su entorno. Los árboles exhibían el esplendor de sus colores… los zorros ladraban y los ciervos cruzaban silenciosamente las colinas ocultas por las nieblas de la mañana… Entonces una extraña plaga se extendió por el entorno y todo comenzó a cambiar. Algún maleficio se había adueñado del lugar… Había una extraña quietud. Los pájaros, por ejemplo… ¿Dónde se habían ido? No se percibía un solo rumor, solo el silencio se extendía sobre los bosques y las marismas …era una primavera sin voces…”

Así comienza «Primavera Silenciosa» de Rachel Carson, un libro publicado en 1962 que encendió un movimiento, sentó las bases del activismo ambiental y cambió para siempre nuestra apreciación acerca de las acciones adversas del humano en contra de la naturaleza. 

Primavera Silenciosa 01 ©Libro Verde web
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En 1957, el departamento de agricultura de Estados Unidos decidía pulverizar con dicloro difenil tricloroetano (DDT) una vasta área de cultivos en el estado de Massachusetts. Un año más tarde, Olga Huckins escribía una carta a su amiga, donde explicaba la desaparición y muerte de pájaros en su santuario: “… La pulverización del aire donde no se necesita es inhumano, para aquellos que permanecen indefensos en la Tierra, es intolerable”. 

Rocío de DDT en el suburbio norteamericano. Captura de pantalla de American Experience.
Rocío de DDT. Captura de pantalla de American Experience

La carta de Huckins había calado profundamente en el corazón de Carson, quien desde su trabajo como bióloga marina y zoóloga en el Servicio de Pesca y Vida Silvestre, ya había mostrado preocupación por la contaminación derivada por del uso de químicos, plaguicidas y pesticidas. Pero no fue hasta que denunció los efectos del DDT y sus graves efectos en todos lo seres vivos del ecosistema, que su crítica alcanzó la relevancia que merecía: “No habría paz para mi en el futuro si me callo”.

A. Eisenstaedt, Rachel Carson seaside, examining specimen in jar, 1961. ©Life Magazine
Rachel Carson, 1961. ©Life Magazine

La «Primavera Silenciosa» se convertiría rápidamente en el ícono del incipiente movimiento ecologista de la época (y que perdura hasta hoy). No obstante, Carson recibiría una batería de despiadadas críticas de parte de la industria, con amenazas directas a su persona, demandas  por difamación, así como científicos que acusaban faltas de rigor en la investigación, la intromisión de cuestiones meramente emotivas o relativas a su sola condición de mujer, tratándola de “una soltera histérica que amaba más los animales que a la personas”. 

“Haber arriesgado tanto en nuestros esfuerzos por modelar la naturaleza a nuestra satisfacción y no haber podido alcanzar la meta sería, desde luego, la ironía final. Sin embargo, esa parece ser la situación en la que nos encontramos”, nos cuenta en el capítulo «La Naturaleza se Defiende».

PRIMAVERA SILENCIOSA 2 ©Libro Verde
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Gracias al trabajo de Carson, las personas se empezaron a unir de manera más informada en una sola voz, para exigir mayor y mejores leyes de protección al medio ambiente. Allanó el camino para que cientos de países crearan agencias de protección ambiental y otros formatos de conservación moderna.

También fue clave para que, hace tan solo sesenta años, se proclamara el Día de la Tierra un 22 de abril de 1970, y en el que los manifestantes tan solo pedían limpieza del aire, el agua y la preservación de áreas silvestres. Cuanto más nos exige y cuanta más premura nos pone hoy la crisis ambiental y social que estamos experimentando.

Titular del 22 de julio de 1962 de New York Times.
Titular del 22 de julio de 1962 de New York Times.

Sin el aporte del trabajo de Rachel Carson, sería difícil predecir donde estaríamos hoy en términos de protección ambiental, pero está claro que las ramificaciones y ecos de esta primavera aún no terminan y se siguen propagando. 

PRIMEVERA SILENCIOSA 02 ©Libro Verde web
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Rachel Carson (1907-1964), bióloga marina de la Universidad Johns Hopkins, enseñó Zoología en la Universidad de Maryland y trabajó para el U.S. Fish and Wildlife Service. Además de Primavera silenciosa, ha publicado El mar que nos rodea (1951), que se ha convertido en un clásico indiscutible de la ecología que nos recuerda la imperiosa necesidad de preservar la naturaleza y la vida en todas sus formas. Sus libros han jugado un importante papel en la puesta en marcha de la conciencia ambiental moderna y en el paso de la ecología de ser solo una materia científica a ser también una materia de interés social.

Puedes adquirir un ejemplar de esta obra a través del sitio web de Libro Verde, una librería pequeña e independiente enfocada en ecología, biodiversidad, medioambiente, huertos y patrimonio.