Complicado encargo, ya que para cada uno de nosotros el invierno puede significar un sinnúmero de cosas. Mucho frío, nieve, oscuridad, o poca luz en el ambiente. Eso es lo que se nos viene a la cabeza cuando hablamos de invierno, tal vez un poco estereotipado con la imagen de las películas. Es bastante lejano a la realidad de la ciudad, donde hay luz, artificial o natural. El frío depende de si estamos afuera o en un espacio calefaccionado, la nieve… recién este año volvimos a algo más parecido a lo que era en los años 80 o 90, cuando desde Mayo ya empezaba a caer nieve en la cordillera.

Pero antes de que llegue el invierno, tiene que irse el otoño, se que suena ridículo, ya que es algo que todos sabemos que debe pasar. Pero hasta no haber recorrido Tierra del Fuego, ese concepto no lo había notado tan bien. Quedó graficado de una forma clara e inconfundible. Un pequeño bosque de lengas dejaba en sombra un parche de lengas de menor altura, pastos y matorrales, que sin los preciados rayos de sol, todavía se mantenían bajo hielo, sabiendo que más tarde recibirían unos tímidos rayos de sol que ya bañaban la estepa patagónica detrás de las lengas de mayor tamaño.

El invierno va poniendo su manto de nieve, de colores enmudecidos por un tono azuloso, haciendo desaparecer el rojo y anaranjado de las hojas de los árboles caducifolios. De a poco todo el territorio se viste de blanco, primero con las heladas y la escarcha, y luego con la nieve que cubre todo hasta la primavera, donde la Patagonia renace. El pasto reaparece, las hojas vuelven a brotar, y todo el paisaje se torna verde una vez más.
Pero por ahora todo se iba a apagando para quedar en el letargo invernal, donde el tiempo se detiene, haciendo que este paisaje se convierta en un escenario atemporal.

Bienvenido invierno!!

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