Oreganillo. Crédito: © R. Bevilacqua
Oreganillo. Crédito: © R. Bevilacqua

Uno de mis destinos regalones en la capital para acampar es el Santuario de la Naturaleza Yerba Loca. Tras 40-50 minutos en auto —dependiendo del taco y lugar de partida—, llegas a la curva 15 del camino a farellones para perderte en un rincón de paisajes cordilleranos, aire de montaña y singular vegetación. 

Para mí, este lugar reúne un sinfín de características ideales para escapar del ruido y tensión de la ciudad; para regalarse unos días de naturaleza y tranquilidad. Puedes acampar junto al estero Yerba Loca, disfrutar de las noches estrelladas y el silencio, y hacer alguno de los diversos senderos al interior del parque que, en total, suman más de 30 km. 

En esta ocasión nos escapamos unos días de enero durante la semana (los fines de semana en verano, son mucho más concurridos) y realizamos varios paseos: recorrimos el Mirador del Águila (1,2 km), el sendero Cerro del Medio (6,6 km ida y vuelta) y unos cuantos km del sendero que lleva al glaciar La Paloma. Y por supuesto, en cada uno de estos recorridos, fui registrando la flora del sector. 

Alstroemeria. Crédito: © R. Bevilacqua
Alstroemeria. Crédito: © R. Bevilacqua

Flora de Yerba Loca

El Santuario de la Naturaleza Yerba Loca reúne una vegetación singular. Formado por el paso de las glaciaciones en el período pleistoceno, este rincón cordillerano alberga variados paisajes que incluyen terrenos escarpados, quebradas, praderas, vegas y esteros cargados de minerales como el Yerba Loca, que le da su nombre. A esto se suma otro factor: el clima de alta montaña y sus fuertes vientos cordilleranos, marcados cambios de temperatura entre el día y la noche, inviernos nevados y veranos calurosos y con escasas precipitaciones. 

Todas estas condiciones han permitido el desarrollo de una vegetación única y de variada riqueza, tanto así que las dos ecorregiones que lo conforman con formaciones de matorral esclerófilo andino y estepa altoandina de Santiago, generan un alto interés para la ciencia. 

Yerba Loca reúne cerca de 500 especies de plantas que corresponden al 34 % de la flora nativa presente en la Región Metropolitana y más del 17% de la flora mediterránea. Además presenta un 19,6% de las especies de plantas endémicas de las regiones de Valparaíso y Metropolitana en Chile continental, es decir que sólo crecen en este territorio, y 11 de las 91 especies endémicas estrictamente de la Región Metropolitana (que corresponde a un 12,1%). 

Dicho esto, quiero invitarlos a conocer algunas de las especies que durante enero de 2022 estaban en su época de floración. Muchas de las cuales pueden encontrar en mis cerámicas que ilustro a mano inspirándome en la naturaleza chilena y que están disponibles en mi tienda online www.laotraromi.cl

Guía de flores nativas de Yerba Loca

Mariposita. Crédito: © R. Bevilacqua
Mariposita. Crédito: © R. Bevilacqua

La llamada mariposita o pajarito (Schizanthus hookeri) crece en terrenos sueltos y degradados, como cantos de rodados de laderas empinadas a pleno sol en la cordillera, entre las regiones de Coquimbo y La Araucanía. Crece entre los 1.500 y 3.000 msnm formando poblaciones de delicadas y pequeñas flores de tonos violáceos a rosados. 

Entre octubre y febrero florece el berro amarillo o placa (Erytranthe lutea), una herbácea de llamativo color amarillo con dramáticas manchas rojas, que cubren el paisaje con sus abundantes flores. Esta especie se puede encontrar entre las regiones de Atacama y Aysén, donde crece en zonas húmedas o cercanas al agua. Si quieres ver mis cerámicas de berro amarillo, haz clic aquí

Berro amarillo. Crédito: © R. Bevilacqua
Berro amarillo. Crédito: © R. Bevilacqua

La Malesherbia linearifolia, mejor conocida como estrella azul de cordillera, es una especie endémica de Chile, es decir sólo crece naturalmente en nuestro país. Esta planta habita desde la Región de Coquimbo hasta O’Higgins y es muy resistente a la sequía. Sus llamativas flores aparecen entre octubre y enero, y varían mucho su coloración: sus pétalos son de color celeste-azulado hasta granate-púrpura y rosado.

Estrella azul Crédito: © R. Bevilacqua
Estrella azul Crédito: © R. Bevilacqua

El género Leucheria crece exclusivamente en Sudamérica y se puede encontrar predominantemente en los Andes de Perú, Bolivia, Chile y Argentina. La Leucheria rosea es una de las especies que podemos encontrar en nuestro país. Habita entre los 900 y 1.200 msnm en las zonas andinas y cordilleranas de la costa, entre las regiones de Valparaíso y el Maule. 

Conocida como romerillo de cordillera o clavel del campo, la Mutisia acerosa es una enredadera que habita en laderas y planicies asoleadas creciendo sobre otros árboles y arbustos en la precordillera de las zonas central y sur de Chile. Se puede encontrar entre las regiones de Coquimbo y el Maule, y florece entre noviembre y enero. 

El té de burro u oreganillo (Viviania marifolia) es un arbusto que crece entre las piedras en planicies y laderas asoleadas entre las regiones de Atacama y el Biobío. Su época de floración es entre octubre y febrero, donde llama la atención en el paisaje con sus ramos de pequeñas flores rosadas. Esta planta tiene usos medicinales: se utiliza para calmar los dolores de estómago y en el Norte, para los efectos de la puna. 

Leucheria Crédito: © R. Bevilacqua
Leucheria Crédito: © R. Bevilacqua

La Alstroemeria pallida se distribuye entre la región de Coquimbo hasta la Región Metropolitana. Florece entre noviembre y marzo y sus flores son grandes blancas, rosado-pálido e incluso de un rosado intenso. Esta especie se encuentra protegida en el MN El Morado y en el SN Yerba Loca, además de los sitios prioritarios de Farellones y Cajón del río Volcán, en el Cajón del Maipo. Para ver mis cerámicas de astromelias, haz clic aquí.

La Mutisia subulata, popularmente llamada clavel del campo, flor de la granada o hierba del jote, se puede encontrar entre las regiones de Coquimbo y La Araucanía. Se trata de una especie endémica, es decir, sólo crece de forma natural en nuestro país y florece de diciembre a enero, donde llama la atención con sus flores de color rojo intenso o rojo anaranjado. (Ver cerámicas de mutisia)

Mutisia subulata. Crédito: © R. Bevilacqua
Mutisia subulata. Crédito: © R. Bevilacqua
Mutisia acerosa. Crédito: © R. Bevilacqua
Mutisia acerosa. Crédito: © R. Bevilacqua

La monjita (Scyphanthus elegans) es una especie endémica de Chile, es decir sólo se puede encontrar de forma natural en nuestro país. Habita entre la región de Coquimbo y La Araucanía, donde cautiva a los caminantes con sus bellas y solitarias flores de color amarillo. Esta planta crece en zonas cordilleranas bajas y también en la costa, en laderas soleadas. Florece en la primavera tardía, entre octubre y febrero, y sus hojas están cubiertas de pequeños pelitos urticantes.

Monjita. Crédito: © R. Bevilacqua
Monjita. Crédito: © R. Bevilacqua

El Quinchamalí (Quinchamalium chilense) es una pequeña planta de hábitos rastreros que puede encontrarse en prácticamente todo el territorio chileno, desde la región de Antofagasta a Magallanes. Crece en claros de bosque, en la estepa y en la alta montaña y florece de diciembre a marzo. Sus flores, que crecen en pequeños racimos en forma de corona, son de color amarillo y en ocasiones varían en tonos blanquecinos u anaranjados. Sus hojas son verdes y/o rojizas.

Quinchamalí. Crédito: © R. Bevilacqua
Quinchamalí. Crédito: © R. Bevilacqua
Comenta esta nota

Comenta esta nota

Responder...