Tierra del Fuego es un lugar único ubicado en el fin del mundo, al sur del estrecho de Magallanes donde la gran característica es la soledad en sus paisajes que están invadidos por el fuerte viento austral.

©María José Pedraza
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Nuestro recorrido comenzó a principios de otoño en Punta Arenas, dónde arrendamos un auto para emprender el viaje rumbo a Tierra del Fuego. Para ello viajamos aproximadamente 180 km hacia Punta Delgada donde cruzamos en un ferry que llega a Bahía Azul.

En el norte de la isla nos podemos encontrar con largos caminos solitarios que atraviesan las enormes pampas estepáricas y paisajes alucinantes tanto por el colorido como por las nubes que los acompañan. La soledad es interrumpida por varios guanacos que se cruzan en el camino y flamencos que se alimentan en un humedal cercano.

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Nuestra primera parada es en Cerro Sombrero, pueblo construido en 1958 como centro residencial y de servicios de la Empresa Nacional del Petróleo. Aquí es recomendable cargar combustible y llevar un bidón extra de 20 litros para recorrer la isla, ya que no hay otro lugar cercano para cargar.

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Luego, continuamos camino hacia Bahía Inútil dónde se encuentra el Parque Pingüino Rey, donde se puede observar la segunda especie de pingüinos más grandes del mundo, que hoy en día está protegida gracias el cuidado que hace el parque al resguardar estos animales.

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Enseguida seguimos rumbo hacia el lago Blanco. En el camino observamos estancias abandonadas como por ejemplo Caleta Josefina, con enormes galpones de esquila que en su minuto refugiaron grandes cantidades de ovejas.

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A medida que nos vamos acercando al extremo sur de la isla comienzan a aparecer tímidos árboles de lengas doblados por el viento que poco a poco se convierten en grandes bosques, la geografía se eleva y comienzan las montañas rodeando increíbles lagos perdidos.

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Al completar 4 horas de viaje llegamos a alojar al Club de Pesca y Caza de Cerro Sombrero, club creado en 1965 por funcionarios de la ENAP que trabajaban en este lugar, el cual se encuentra a orillas del lago Blanco con una vista impresionante.

Desde lago Blanco partimos rumbo a lago Fagnano y lago Deseado, los cuales están completamente solitarios. En nuestro camino nos topamos con muy pocos autos, figuraban solamente la naturaleza salvaje, el clima frío y hostil y nosotros.

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Al haber sido principio de abril se podían observar los mantos de lengas cambiando su colorido de verdes a naranjos y rojos.

En el camino pudimos observar ríos con grandes castoreras construidas con lengas y ñirres; bosque nativo destruido por los castores, los que se han transformado en una plaga al no existir un depredador natural que detenga el avance de este animal introducido.

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Luego de recorrer el lago Fagnano y Deseado empezamos llegar al final de nuestra travesía, hacia Caleta María en el Seno de Almirantazgo.

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Recorriendo Tierra del Fuego nos impresionamos por su variedad de fauna libre y salvaje, cruzándonos con guanacos, ñandues, cóndores, zorros, caballos salvajes, flamencos, canquenes, loros cachaña, entre otros y los paisajes qué decir… uno se siente totalmente solo en el mundo ante la imponente naturaleza y el clima adverso, con fuertes ráfagas de viento austral. Lo alejado que se encuentra y las pocas personas que habitan este lugar hacen que sea un destino ideal para sentirse en un territorio salvaje y virgen.

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